jueves, 15 de agosto de 2019

EL TRABAJADOR

Hace un par de días escuché a unos adolescentes diciendo a una señora que solo se debe mantener la casa propia limpia, porque de limpiar la calle se encargar personas a las que se las paga por ello. No son palabras literales, pero el significado de lo escuchado era exactamente este. 
A uno le vino a la mente, de manera inmediata, que aquella interpretación de la realidad daba para una entrada. Esta.
Uno de los mayores problemas, algo buscado y conseguido, es que una parte de los ciudadanos consideren a cualquier trabajador como un subordinado, no respetando ni valorando el trabajo, ni a la persona que lo realiza. Sin embargo, el sistema neoliberal ha puesto especial empeño en valorar, sobrevalorar, el papel de los emprendedores. Incluso en el sistema educativo se ha incidido en ello, incluyendo una competencia clave, son siete, que se denomina "Sentido de la iniciativa y espíritu emprendedor". Si alguien tiene interés aquí puede saber un poco más sobre ella:

https://www.educacionyfp.gob.es/dam/jcr:6bdd0c58-62e5-4c22-99bf-cf69c943a16a/iniciativa-y-espiritu-emprendedor-log.png

Sin embargo, ni en las leyes educativas ni en los medios de comunicación, que no de información, ni en las teóricos económicos imperantes se ensalza la labor del trabajador, salvo algunas excepciones de trabajadores muy cualificados o, en el caso de periodistas y economistas, también se da el caso de que se ensalzan a sí mismos. Pero a nadie se le ocurre hablar de la función necesaria e imprescindible del barrendero, de dependiente, del trabajador de una cadena de montaje, de la persona que cuida ancianos... Y mucho menos del respeto que se debe a todos los trabajadores en el ejercicio de su profesión. Este es el gran triunfo del neoliberalismo: reducir a los trabajadores a cifras y estadísticas.
Basta ver cómo se trata esta noticia:

https://elpais.com/economia/2019/08/14/actualidad/1565786490_542317.amp.html?id_externo_rsoc=TW_CM&__twitter_impression=true

Por contra ensalzan la cultura del emprendedor, que no es otra cosa que alabar a los que triunfan, enmascarando el gran porcentaje de fracasos que se producen en los negocios de gente que se pone a "emprender". De hecho insisten en que un fracaso es una nueva oportunidad. El objetivo es blanquear a los totems del sistema, obviando algo tan lógico como que sin los trabajadores nada saldría adelante. Porque, querido lector, incluso el autónomo que gestiona su propio negocio, trabajando duro, realizando un trabajo que podría realizar un asalariado si las cosas le fuesen mejor, no deja de ser un trabajador.
Tal vez, solo tal vez, uno de los primeros pasos que debemos dar para acabar con este sistema deshumanizador y destructor de todo aquello que toca, incluido el medio ambiente, sea recuperar la conciencia de la importancia del trabajo y del trabajador, imprescindible para que todo funcione. Si, lo importante es recuperar la conciencia de clase. El aumento del bienestar durante décadas no ha sido un regalo, ni nos ha alejado de lo que somos. Simplemente, hasta hace poco, los que manejaban las finanzas decidieron repartir más parte del pastel (en las tres últimas décadas ni eso). Los trabajadores seguimos dependiendo de nuestra capacidad de  trabajo y debemos seguir trabajando día a día para poder comer y permitirnos algún "capricho" y los trabajadores siguen, seguimos, siendo los que hacemos coche, enseñamos a los niños, venden pantalones, recogen la basura...  Eso no lo hace nadie encorbatado desde un despacho. 
Si alguien no se  cree  lo anteriormente expuesto piense en las huelgas que los trabajadores de los transportes hacen, ningún tipo de despacho es capaz de sacar adelante el trabajo que ellos hacen cuando paran para reivindicar una mejora de sus derechos. Y eso es lo que les da miedo, que nos organicemos.
Un saludo.

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