martes, 1 de octubre de 2013

MARIANO Y YO. HABLANDO SE ENTIENDE LA GENTE

Mariano Rajoy Brey me dirijo a usted con la intención de intentar limar las diferencias que tanto nos han separado en los últimos tiempos. 
Sé que este humilde ciudadano no puede permitirse el lujo de hacerle perder su valioso tiempo, que es el de todos, pero en mi osadía sin fin me he atrevido a juntar estas palabras, con la esperanza, deseo que no vana, de acercar posturas. Por ello es mi deseo comenzar por aquellas que nos unen, para crear un vínculo fuerte que nos permite hablar a calzón quitado de aquello que nos distancia.
Usted, como yo, es hombre de provincias, por lo que intuyo el vértigo que ha debido sentir cuando tuvo consciencia de que el peso de todo un país descansaba sobre sus hombros. Sólo las personas sencillas somos capaces de comprender tan magna labor, tomada como un sacrificio y no como un acto de ambición sin fin. 
Puede que debido a todo lo anterior, comprenda mejor que nadie la necesidad imperiosa de abandonar todo para asistir en vivo, yo lo hice a través de la televisión, al primer partido que jugó la selección de España en la Eurocopa. Seguro que sintió un alivio momentáneo, que le sirvió de impulso para abordar con decisión los siguientes pasos a dar. Yo también sentí esa sensación, aunque en mi caso el paso que di fue salir a la calle como parte del 15-M y de la Marea Verde.
Sé, don Mariano, que usted y yo profesamos nula simpatía por ciertos elementos que han hecho de la mentira y la descalificación su forma de trabajo. En el fondo a ambos nos gusta ir con la verdad por delante y personajes como Losantos o Pedro J. no se caracterizan por ello. Entiendo, y comparto, Señor Presidente, su falta de sintonía con elementos como los anteriormente citados. En el fondo uno, en su cortedad, detesta a los fulanos que utilizan la prensa para hacer publicidad de sus ideales. Creo que en este asunto no podrá evitar darme La Razón, porque supone el ABC, aunque muchos intenten seguir en sus 13TV o manipular a su antojo los medios públicos para arrimar el ascua a su sardina.
De igual manera comparto su afición por el ciclismo; incluso lo practico, yo no soy de fumar puros mientras veo deporte. Tal vez porque vengo de familia humilde y en mi casa mi padre fumaba Farias y el olor no me resultaba en exceso atractivo. Cosas de la clase trabajadora que se levantaba antes de las seis de la mañana para repartir el pan. Sin embargo, sí, me encanta el ciclismo y entiendo que valore el esfuerzo descomunal de esos deportistas que, dopados o no, se dejan la piel en la carretera. En el fondo, uno piensa que debe resultar muy atractivo fumarse un puro mientras los trabajadores se dejan la piel para ganarse el sustento. ¡Quién fumase puros!
Como puede comprobar no guardo ningún tipo de rencor hacia usted. Mi intención inicial ha sido, y seguirá siendo durante toda esta misiva, buscar puntos comunes para conseguir un mejor entendimiento. Pero, a pesar de todo, debemos abordar aquellas cuestiones que generan fricciones entre usted y yo, con la finalidad de buscar el mayor, y mejor, entendimiento posible. Podría restregarle, así de sopetón, sus mentiras en la campaña electoral, pero no me parece un buen inicio para esta parte de la misiva. Por ello, y realizando un esfuerzo por comprender su situación, no le afearé que haya mentido a los ciudadanos e intentaré ponerme en su piel, y en su barba. Reconozco que se vio sorprendido por unos datos que desconocía, no es igual ostentar el cargo de líder de la oposición durante ocho años que manejar el cotarro. Comprendo que le sorprendieran los números, incluídos los de CC.AA. controladas por su partido desde tiempos inmemoriales. Demasiado tuvo con no sufrir un patatús cuando comprobó la realidad (y espero que no lo sufra nunca, porque tal como está la sanidad pública le atenderían dentro de siete u ocho meses). Las cajas hechas unos zorros, el paro desbocado, el déficit disparado... ¡Menudo panorama! Y usted, alma cándida, que creía heredar una tierra en barbecho se encontró con un erial. Puso a sus mejores capataces para desbrozar el terreno con la finalidad de construir un mejor hogar para todos.  Pero parece que en vez de conseguir un hogar para todos, echó a muchos ciudadanos de los suyos, y ésto sí que constituye un reproche. Entiendo que usted piense que estos conciudadanos suyos hayan vivido por encima de sus posibilidades, aún sin llevarse su dinero a Suiza, y merecen tan cruel castigo por haber pedido dinero prestado que de manera tan graciosa concedían cajas y bancos. No hace falta hurgar mucho para darse cuenta de que una parte significativa de los ciudadanos han abusado de la bondad de las entidades de crédito, tan magnánimas ellas. 
Reconozco que tampoco comparto con usted los, aproximadamente, cincuenta mil millones que hemos regalado a la banca (la suma del dinero adelantado por el FROB antes del rescate y los treinta y tantos mil millones que no van a devolver del "rescate" suman aproximadamente esa cantidad) y que hemos añadido a la Deuda Pública. Tengo la seguridad de que usted y los suyos verán este pequeño donativo como el peaje que todos debemos pagar por pedir a bancos y cajas dinero para comprarnos casas, coches y demás objetos que crearon, en su momento, lo que se llamó el Milagro Económico Español. Sin embargo, uno considera que no deben ser los ciudadanos, al menos los de menor poder adquisitivo, los que apoqunen por ello. Pero usted tiene a su lado a gente de reconocido prestigio que con el apoyo de amigos y familiares, que trabajan codo con codo en la Administración con ellos, luchan por sacar a este país, no sé si a los ciudadanos, adelante.
Tampoco comparto con ustede la fijación por apoyar todas y cada una de las tesis de la patronal. Intuyo que usted ve en ellos el reflejo de todo aquello que podría haber sido y no fue: emprendedor, hombre de jornadas sin fin y de responsabilidades varias para que su negocio no quiebre. En cambio usted aprobó unas oposiciones para ser registrador de la propiedad y con celeridad se dedicó al mundo de la política, donde parece querer quedarse unos cuantos años más, aún a costa de renunciar a ser un emprendedor más, de esos que tanto elogia. Pero usted, ipertérrito, se afana en permanecer en el mundo desprestigiado de la política. Espacio de trabajo siempre bajo sospecha por sus relaciones y corruptelas, que como es bien sabido, usted ha combatido a capa y espada. Y eso lo ha hecho ayer, hoy y lo hará mañana, aunque sea en diferido. Huelga comentarlo.
De igual manera diferimos sobre el camino que ha emprendido el ministro del ramo en lo que respecta a las energías limpias. Reconozco que no poseo los conocimientos de su primo, el científico, en el que usted se basaba para negar el cambio climático, pero uno intuye que premiar la producción eléctrica a través del carbón y castigar con impuestos la electricidad producida a través de fuentes limpias no debe agradar ni a su primo, el científico. Hágase mirar, o quede con su primo para comer y fumarse un puro, y comente el tema con a relaxing cup... Es posible que en esa conversación su familiar le transmita que sí que existe un cambio climático, especialmente en este país, donde cada día miles de familias se ven abocadas al calor que desprende el infierno donde les ha tocado vivir.
Podría hablarle de la represión que ha ejercido, o ha intentado ejercer, sobre todo aquel individuo o colectivo que difiera de sus planteamientos, pero no considero oportuno hacerlo, pues aún desconocemos el resultado final de la obra del otrora alcalde del despilfarro, hoy Ministro de ¿Justicia? por obra y gracia de la lealtad que le guardó incluso en los primeros momentos. Leo incluso que España es una isla en lo que respecta al respeto de los derechos a los ciudadanos y a la posibilidad de que ciertos observadores internacionales den fe de ello. No dudo que se trate de una confusión, como el de la entrevista en Bloomberg, que rápidamente intentó ser rectificada por su Gobierno, para no transmitir una imagen errónea del país. Lástima que estos yanquis sean tan cabezotas y no hagan caso.
Sobre el copago, repago, sanitario no nos pondremos de acuerdo nunca. Entiendo que resulta difícil, pues hasta miembros de su propio partido no acatan esta imposición. Por tanto, no ahondemos en lo que nos separa y vayamos a otros asuntos más calmos.
Entiendo, don Mariano, que con las reformas en sanidad, que muchos llaman pérdidas de derechos, la esperanza media de vida acabe disminuyendo, por lo que no creo necesario perder tiempo en hablar sobre la bajada de las pensiones. Total, si la mitad de nosotros vamos a cobrarlas cuatro días. No merece la pena que nos enzarcemos por un quítame allá esas pajas.
Sin embargo, y en esto sí que voy a insistir, me parece indigno la diferencia de trato que reciben las diferentes religiones. Uno, con perplejidad, asiste a la financiación de la Iglesia Católica, que no ha visto disminuir sus ingresos en los últimos años de recortes, y, con aflición, contempla como su religión, el ateismo, o en su defecto la ciencia, no reciben lo suficiente para que sus seguidores puedan profesar su fe, extendiéndola por todo el orbe. Considero que esta forma de proceder va contra los derechos fundamentales y las libertades de culto de los individuos. Aunque intuyo, no soy tonto, aunque lo parezca, que muchos de ustedes se han ganado el cielo con esta forma de actuar. Espero recen sus oraciones por mí, pues mi cerrazón me impide comprender que se dedique más dinero a adorar esculturas de escayola que a combatir el cáncer. Pido perdón por tal desfachatez.
No pretendo concluir esta epístola abierta con cuestiones que pudiesen socavar el buen rollo que creo ya tenemos, querido don Mariano, por lo que no haré mención a la pérdidad de derechos de los parados, de los trabajadores, tanto de la empresa privada como de la pública, de los alumnos,de los enfermos, de los ancianos, de los dependientes, de los autónomos, de los más pobres que sufren como nadie las subidas de impuestos, de la electricidad, de... No, no es forma de acabar por lo que le conmino a que la próxima vez que entremos en contacto usted me pase un puro, que yo me fumaré a su salud, y ascienda en bicicleta el Angliru, a ser posible con sus colegas, esos que se quitaron un peso de encima cuando declararon todo el dinero que habían ocultado al fisco con anterioridad y que usted, y los suyos, ayudaron a aliviar con su amnistía. No dude que yo les animaré, especialmente en las partes en las que el porcentaje supera el 20% de desnivel. Allí estaré yo, y otros muchos como yo, que le jalearán y sentirán lo que es ver sufrir a alguien que tanto habla de sufrimiento ajeno y, por consiguiente, tanto debe conocerlo.
Un sincero abrazo.

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