Hace tiempo tenía la firme creencia de que el programa, o lo que sea, de Jiménez Losantos era la mejor muestra de estulticia. Me resultaba abracadabrante el hecho de que los enciclopédicos conocimientos del aragonés fueran retorcidos por el locutor hasta perder su veracidad para ponerlos al servicio de su espuria causa. Pero he descubierto otro programa radiofónico que supera al del tal Federico. Uno que se emite los fines de semana, a primera hora de la mañana en la cadena SER. Lo confieso, lo escucho de ciento en viento, algo más de lo que lo hacía con el del turolense, pero es una mina de oro. Cada mañana una perla. Y la última sirve para ilustrar el ideario vacuo y absurdo del personal que pulula por ciertos medios, diciendo sandeces, que, por supuesto, no molesten a la facción política que defiende en ese momento la empresa que les permite pagarse los caprichos. Pero mejor, vamos a ello y no hago perder más tiempo al amable lector.
Ese día se celebra el Día Internacional (uno más) del Zurdo. En el programa había uno o dos expertos, no lo recuerdo bien, hablando sobre la zurdera. Datos basados en estudios, sin ningún componente de opinión. Pero un programa que se precie no puede prescindir de los colaboradores habituales, encargados de rellenar programa, disertando sobre lo divino y humano, y aquí llegó lo... estrambótico: un fulano, no sé el nombre, ni falta que hace, de la cohorte del programa dijo, ni más ni menos, que su hijo, de pequeño, era ambidiestro, pero que, tal vez, al ver que él, su padre, manejaba la diestra, el niño se había hecho diestro con cinco años por su influencia. ¡Con dos cojones!
Tal vez conviene explicar, por si el lector no recuerda, que el proceso de lateralización, ocurre en todos lo niños de todas las culturas a medida que el sistema nervioso central va madurando. Una de las consecuencias que se derivan de la dominancia lateral es la mayor facilidad para resolver muchas de las tareas de la vida diaria. Esto no implica que no existan personas ambidiestras, aproximadamente un 1% de las personas (lo bueno de la reproducción sexual es la combinación de genes y la diversidad que ello genera).
Volviendo al tema de la lateralización, no parece necesario comentar que este proceso forma parte de la maduración de las personas, como andar o hablar y nada tiene que ver con lo social. Si las habilidades motrices se pudiesen aprender observando, aprendizaje vicario, yo me arrepiento mucho de no haber mirado como jugaba al fútbol Maradona.
Esto, que pudiera parecer un hecho anecdótico, esconde una forma de entender el mundo que caracteriza a los progres (gente de derechas, que se niegan a reconocerlo), que, por desgracia para los que creen en los beneficios de la Ilustración, se está imponiendo, llevándonos a una nueva época oscura de las ideas de la que saldremos.
Pero vamos a centrarnos en el meollo del asunto y no divagar más, que tiempo habrá en otra ocasión.
El fulano en cuestión, como todos los progres (como los millonarios de la Ilustración) consideran que lo raro mola mucho, pero a diferencia de los decimonónicos, no lo quieren comprar para exhibirlo. Su idea es defender lo raro como algo puro. Si además, como en el caso de los zurdos, forma parte de un colectivo marginal o que ha estado perseguido con anterioridad sube varios escalafones en la lista. Y ya es el no va más si el franquismo hizo blanco en ese tipo de personas. En ese caso sólo se sitúan en la pirámide solo por debajo de los jefes de la empresa que les da para pagarse el chabolo.
Sí, querido lector, no se trata de personas, son colectivos en las que todos los seres humanos parecen ser poseedores de unas mismas características y circunstancias vitales. Por supuesto, en esta uniformidad todo es bueno que te cagas. En eso se diferencias de los racistas y xenófobos varios, mientras estos últimos apuestan por denigrar a seres humanos por una característica, que puede venir impuesta, como el color de la piel, los progres (al menos de puertas afuera), solo ven cosas chachis.
Uno, que lleva un tiempo trabajando con personas de etnia gitana se pregunta como pueden defender una cultura donde las chicas y los chicos se casan con quince años. Pero lo exótico, y desconocido porque jamás profundizan en lo que defiende, mola. Son los nuevos ricos de siglos pasados.
Además de resultarles muy atractivo lo "distinto" (todas las personas necesitamos comer, cagar, reír, relacionarnos...), presentan otra característica que les define: mediante la educación se consigue todo. Sí, igual sirve para escribir con ambas manos, que para acabar con los crímenes del mundo. Eso sí, todas esos requerimientos se deben dar en la Escuela, porque los padres tienen que producir. La Escuela debe servir para enseñar a comer, a ser solidarios, a jacer buenos trabajadores, emprendedores, también debe servir para que los niños sepan que no deben matar, que aprendan a hacer la declaración de Hacienda, que lo diferente es guay, cosa que no hace falta que sea dicha, porque la mayoría de estos niños conviven con niños de otras culturas o con necesidades educativas especiales todos los días. Los únicos que no lo hacen son los que van a colegios de la "élite", intuyo que muchos de los hijos de estos intelectuales han pasado por esa otra red escolar, porque de otra forma no desconocerían con quién está escolarizado su hijo. También se debe enseñar en la Escula a adorar el buen rollo y, por supuesto, no se puede obviar que en el tiempo que quede libre debe servir para situar a nuestros alumnos en los primeros lugares del informe PISA. Sin olvidar que los niños son unos seres angelicales que aprenden solos y que los adultos sólo les castramos la imaginación (ya hablé hace tiempo que lo que denominan imaginación en realidad se debe a que su desarrollo cognitivo no le permite ver la vida como lo vemos nosotros. Es su forma de ver la vida y si alguien piensa que es guay, que deje a su hijo conducir un coche automático por una autopista con él de copiloto. En el fondo, según esta teoría, no habría mucho problema, porque supliría todas las dificultades con su imaginación.
La absurda influencia de ciertas corrientes pedagógicas, les lleva a obviar que en el desarrollo de todas las personas hay una parte que forma parte de nuestros genes, que generan también un orden en el desarrollo de los seres humanos, además de otras características. Por supuesto el ambiente influye en el desarrollo de los seres humanos. Todos nosotros somos fruto de como nuestros genes han interaccionado con el entorno. Pero, ¡ojo!, hay cosas que están programadas y que el medio ambiente tiene poco que ver.
Ser ambientalista, pensar que sólo influyen el medio en que se desarrolle el individuo, es tan absurdo como considerar que los genes predeterminan al ser humano sin posibilidad de cambio (eugenesia), teoría usada por racistas y supremacistas varios. Imagino que el lector ya habrá llegado a la conclusión de que estos progres son ambientalistas (al menos de puertas para afuera), porque la Educación todo lo puede. Y, si además, hablamos de teorías nuevas sobre cómo educar (teorías que se suceden unas a otras cada poco y que, por supuesto, no han pasado por un proceso de evaluación seria, la que hacen los propulsores suele tener tanta credibilidad como Santiago Abascal dando una conferencia sobre la Historia de España), ahí ya se les hace el culo Coca-Cola, o cómo se escriba.
Resulta evidente que esta estulticia, muy cómoda por otra parte, evita analizar los problemas en profundidad, encontrar soluciones reales a cuestiones que merecen ser tratadas con un análisis certero para encontrar una solución real a las diferentes problemáticas. Sin embargo, que nadie lo olvide, resulta muy útil para azuzar a los de enfrente. Los que también generalizan, pero para denigrar a colectivos y los que, a pesar de presentar el ascenso social como algo deseable, destacan por su clasismo.
En el fondo, querido lector, se trata de perpetuar un sistema basado en el maniqueismo, pero, y esto resulta lo más importante, siempre dentro de unas reglas de juego que no se deben cambiar en exceso, porque a unos y a otros les va bien así.
Un saludo.
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