domingo, 4 de noviembre de 2012

FORMACIÓN, ¿LA VUESTRA? ¿PARA QUÉ Y POR QUÉ? (II)


Recordará el amable lector que en la entrada anterior lo dejamos en el significado, o pretendído significado, de formación necesaria e imprescindible para el común de los mortales. De igual manera, recordara el sufrido seguidor que abordarmos, de maenra somera, uno de los significados. Esta entrada comenzará donde lo dejamos, con un segundo significado, o una segunda consecuencia de esta formulación por parte de los fulanos que dicen saber cuales son nuestra necesidades.
Si usted, amable lector, le preguntase a uno de estos teóricos de la economía patológica sobre que significa estar formado para pertenecer al mundo laboral, le respondería cualquier cosa que se pueda imaginar (uno intuye que dependería del día y de si había tenido ya alguna comida de "trabajo" o no). El abanico de respuestas podría comprender cuestiones que irían desde una formación general, hasta una formación específica, sin obviar situaciones intermedias, muchas de ellas contradictorias. No nos olvidaremos del inglés, la informática, el Tantra Yoga y un cursillo acelerado sobre como hacer cursillos acelerados. Todo eso, y mucho más, le resulta necesario a cualquier persona que quiera tener trabajo, por ejemplo recogiendo fruta de los árboles sin estar asegurado. ¡Vale, esto último es una caricatura! O no. Toda esta panda de inoperantes ideólogos de la economía patológica, desconocedores de todo aquello que no sea imponer condiciones a los demás para que ellos, unos auténticos ineptos,  y sus cuatro amiguitos, puedan seguir viviendo a cuerpo de rey, desconocen algunos aspectos básicos referidos a la educación, aunque no se amilanen a la hora de escupir estupideces, que intentan convertir en dogmas de fe.


Desde hace bastantes años, todos los sistemas educativos occidentales apuestan por algo que se llama formación continua de las personas. Esa formación continua se basa en un supuesto recogido en todas las leyes educativas españolas habidas en los últimos tiempos. Dicho supuesto apareció con el esclarecedor nombre de aprender a aprender (curiosamente ese concepto apareció en España con una ley que responde a las siglas LOGSE; va a ser que todo lo que proponía dicha ley era malo, como dicen muchos de los que la critican y no la han leído- algún día contaré lo que le escuché a Carlos Herrera y nos reiremos todos un rato). Pero no nos pongamos medallas, la UNESCO, y otra serie de entidades que se preocupación por esto de la educación, vienen proponiendo este tipo de idea basada en que las pesonas pueden adquirir, completar y  ampliar su formación durante toda su vida desde hace décadas. Por tanto, los defensores de la economía patológica lo único que hacen es adaptar lo que ya existe a sus intereses. ¿Sus intereses? Sí, porque sólo se preocupan de un aspecto de lo que se propone: busar que esta formación continua sólo se aplique al ámbito laboral. El concepto de formación continua propuesta por todo tipo de organización internacionales, por supuesto, excede a esa simplificación interesada de esta panda de mangantes indignnos que pretenden regir nuestros destinos. Lo que realmente se persigue es formar personas, ciudadanos, que contribuyan a mejorar su vida y la de su comunidad. Entre los aspectos contemplados para que se produzca esa mejora se insiste en la necesidad de formar ciudadanos responsables, implicados en todo lo referido a la gestión de la sociedad en la que vive, con la finalidad de mejorar dicha sociedad. Casualmente este aspecto parece importar poco a esta panda profetas de la catástrofe, cuyo único mensaje es siempre el mismo: vosotros no hacéis los suficiente. Nunca tenéis la formación suficiente, nunca hacéis los suficientes sacrificios, nunca sois los suficientemente compentitivos, nunca...,  que el lector añada lo que desee, siempre negativo, a este adverbio para completar la frase y tendrá una de las monsergas de estos neoliberales de mierda. A cambio ellos nos ofrecen sus "sabios" consejos y su senda dogmática, que no hace falta ser muy listo, para comprender que se trata de un camino sin fin y jalonado siempre de problemas, que debemos sortear nosotros con su ayuda. Si alguien debe mojarse o tener ampollas, fruto de esos obstáculo o del discurrir por esa senda que nos marcan, siempre hemos de ser nosotros, los ciudadanos; la gran mayoría.


Volviendo al tema que nos ocupa,  la teórica falta de formación sólo es una excusa más para desviar responsabilidades y culpar a la mayoría de la avaricia y la ineptitud de unos pocos. ¿Alguien se cree que un país que exporta ingenieros, médicos, enfermeras, arquitectos se caracteriza por la falta de formación de sus ciudadanos (por cierto, todos ellos estudiaron toda, o casi todo su período de educación formal bajo la LOGSE)? ¿Alguien puede dar crédito al pábulo que defiende que en España no hay personas formadas profesionalmente, cuando la Formación Profesional de Grado Superior en España es de las mejores y porcentualmente es la que más alumnos tiene de la UE?
En el fondo, y en la superficie, se trata de lo de siempre: responsabilizar al ciudadano de la inmundicia que ellos generan. Nuestro problema, el de este país, como el de otros muchos, no reside en la falta de formación laboral del personal, que en muchos casos se adquiere rápidamente en la propia empresa (cosa que olvidan de comentar) debido a la especificidad de la tarea a desempeñar. Nada más lejos de la realidad. Nuestro auténtico problema reside en una minoría avarienta y de escasas capacidades mentales y éticas, que se empeñan en negar lo evidente, el fracaso de un sistema, él que ellos han pretendido crear. ¿Por qué se empeñan en negar lo evidente? Por una cuestión de supervivencia. Mientras ellos protejan los intereses de la minoría que ostenta el poder económico tendrán un magnífico trabajo, que consiste en utilizar expresiones huecas y en buscar fórmulas para favorecer a los que deben favorecer para, de esta manera, seguir medrando. 
Tampoco me gustaría desdeñar otro aspecto que empuja a estas personas a negar lo evidente: reconocer este fracaso significaría reconocer que toda su vida han optado por una opción equivocada, lo cual, desde un punto de vista intelectual, les dejaría en muy mal lugar. Ya no serían los elegidos.
Todo ello conlleva también un mensaje implícito, que nos retrotrae al tema de la formación. Resulta curioso que unos tipos, que blanden la presunta incpacidad de los ciudadanos para adaptarse a los requerimientos laborales de los tiempos modernos, todo ello debido a su falta de formación,y que presumen generalmente de tener una formación en instituciones educativas de élite, sean intelectualmente unos indigentes que todo lo que toca, desde una perspectiva profesional, lo conducen al desastre. ¿A nadie le escandaliza que tipos como de Guindos, o el tal Feito, elaboren un informe económico en 2007 donde no se acertaron ni una y hoy en día sigan alardeando de conocimientos?


Lo único que demuestra todo ello es que, en ocasiones, mucho más importante que la formación es tener los contactos adecuados o sostener las tesis que interesan a los que mandan. En el fondo, aunque pueda parecer algo muy distinto, se trata de lo de siempre: si tienes los contactos adecuados o defiendes los intereses de tu amo tendrás mucho más fácil encontrar trabajo, aunque seas un auténtico inepto. Por mucho que defiendan la formación y la valoración de la capacidad, estos tipos funcionan como se ha funcionado siempre: mediante el nepotismos, la amistad y el peloteo.
Desde aquí mi mensaje respecto a la formación es el siguiente: fórmense para su vida laboral, sí, pero, ante todo, fórmense para ser personas con capacidad de pensar, con capacidad de equivocarse, y de ser conscientes de que se equivocan. Sólo así podremos crecer como personas. El resto, bobadas de una minoría de incapaces sin escrúpulos.
Un saludo.

2 comentarios:

Piedra dijo...

Creo que te equivocas cuando separas a esas organizaciones internacionales que mencionas,de estos impresentables.

La "educación" estatal siempre ha perseguido formar obreros y últimamente sobre todo, consumidores.
Educación, no es sinónimo de inteligencia ni de cultura, el tener una carrera o varias, no implica dejar de ser un borrego acrítico e incapacitado para pensar, de hecho solo hay que ver como con más titulaciones que nunca en nuestra historia, tenemos unos políticos incluso peores que en otras épocas y la gente se implica menos en la vida política... mientras haya un buen partido, por supuesto.

PACO dijo...

Efectivamente, la educación masiva se concibió como una forma de cualificar a los ciudadanos para dotar al sistema de mayores especialistas. Aunque este axioma encontró oposición entre los de siempre: clero y afines, entre ellos muchos ricos. Sin embargo, como escribo, la formación consiste en formar a ciudadanos críticos (creo que aparece por algún sitio en la entrada), es más, existen personas como Paulo Freire que ya marcaron el camino desanalfabetizando a cientos de miles de personas, mediante un sistema que pretendía que estas personas fueran conscientes de sus derechos.
En la entrada critico, o esa era mi intención, la manipulación que del concepto educación hacen cuatro monos, buscando siempre su interés o el de su amo.
Un saludo.