viernes, 12 de julio de 2013

BECAS, UN EJEMPLO DE MANIPULACIÓN Y MISERIA MORAL (II)

Como el amable lector recordará dejamos para esta segunda entrada el final de la disección del asunto de las becas universitarias, por considerar que la extensión del mismo superaba lo que este pobre diablo  que suscribe consideraba como acertado para una entrada. Por ello abordaremos lo restante de la cuestión sin mayor demora.
Uno de los aspectos más "divertidos" del tema que nos ocupa lo encontramos en la prensa, o como demonios deba llamarse ese lugar donde infames y desinformados mentirosos vuelcan sus insidias. Descartando a personajes como Marhuenda, Terstch y demás patulea, llama la atención la reacción de una "periodista" del diario ABC, a través de Twitter, afirmando que algunas chicas utilizaban el dinero de las becas para conseguir, mediante una cara operación de cirugía, que sus pechos aumentasen de tamaño. Con independencia de que retirara dicho comentario, resalta la labor "periodística", típica de una parte de la prensa derechuna y cerril, que inventa, sin rubor alguno, bulos, y los lanza por doquier, sin que se estremezca un sólo pelo de su cuerpo como resultado de la mentira creada ad hoc, para justificar la imbecilidad e incapacidad de los suyos. De nuevo los mamporreros mediáticos al servicio del poder, y de su propia nómina.


Otro de los aspectos que merece la pena revisar con detenimiento es el de las palabras que sirven para justificar las mayores atrocidades. En el caso que nos ocupa el vocablo elegido resulta ser, ni más ni menos, que excelencia.
Uno, que lleva en esto de la deseducación bastante tiempo, asistió a la irrupción de este concepto hace, de manera aproximada, una década y media, durante unas Jornadas sobre discapacidad. Le contaré al amable lector un secreto respecto a mí: durante estos quince años nadie me ha explicado, o yo no he sido capaz de comprenderlo, en que consiste la excelencia en ese campo. Nadie ha sido capaz de explicarme que debe hacer un docente para identificar la excelencia en su labor diaria. En resumidas cuentas, de nuevo utilizamos conceptos biensonantes y grandilocuentes, que sirven para amparar desmanes y tropelías varias.
Lo que resulta evidente es que un sistema educativo es bueno, eficaz, excelente, o como se quiera llamar, cuando consigue que sus alumnos, con la ayuda de los docentes y los medios didácticos apropiados adquieran los aprendizajes necesarios que les permitan ir superando los diferentes niveles educativos, por lo que largar del sistema educativo a alumnos, sólo por el nivel económico de su familia, no tiene nada que ver con la excelencia, ni con zarandajas similares. En este último caso hablamos de clasismo y falta de humanidad de un responsable político.


Otra de las facetas, la penúltima, que me parece oportuno tratar no puede ser otra que la de la manipulación del concepto inicial, el de beca, como una ayuda que la sociedad proporciona al individuo para participar, con igualdad de oportunidades, de las posibilidades del sistema educativo. El ínclito y taurino Wert concibe las becas como un premio por ser listos, por esforzarte mucho o por vete tú a saber qué. Sin embargo, las becas, universitarias o no, se concibieron para ayudar a los más desfavorecidos (no resulta imprescindible ser un desarrapado para acceder a ellas). Para ayudarles a que se beneficien de las posibilidades del sistema educativo. En otras palabras, las becas permiten que personas como mi pareja o yo tengamos estudios universitarios (ninguno de los dos lo hubiésemos conseguido sin esas becas; es lo que tiene proceder familias muy humildes). Sin embargo, para personajes como el marido de la contertulia o para la Líder Esa, las becas deben premiar a los que mejores notas obtienen, que no necesariamente han de ser los más cualificados en un futuro para desarrollar su trabajo (no es menester aburrir al lector con cuestiones como la conceptualización o la procedimentalización, basta con recordar como tipos con grandes notas tienen muchas dificultades para poner en práctica sus "grandes" conocimientos o como tipos más mediocres en sus estudios tienen una gran capacidad de funcionar desde el primer momento en su trabajo diario). De nuevo el desconocimiento más absoluto de aspectos básicos de la educación y de la realidad, marcan las decisiones sectarias y carentes de toda lógica de unos tipos absurdos hasta el extremo. Aunque, tal vez, lo que busquen premiar sea la dedicación, la gran dedicación, al trabajo de una parte de esos alumnos. Dedicación que le vendrá muy bien al empresario que les contrate, bien en España o, lo más probable, en el extranjero. Entonces sí, su barbaridad tiene un sentido: seleccionar a los más aptos para acatar los requerimientos empresariales, sean éstos cuales sean. Una vez más intentan convencernos de que la mercantilización de todo, y el trabajo, es lo único válido en esta vida que nos ha tocado. Mentira, una más, de una pandilla de sectarios e incapaces. Es más, la Universidad se debe caracterizar por constituir el lugar del que brotan las nuevas ideas, las ideas de cambio para hacer una sociedad mejor. Evidentemente esto no interesa a unos tipos que fruto de su abyección moral sólo valoran como útil adorar a su becerro de oro: el dinero y las ganancias que puede generar.


Por último, y no menos importante, llama la atención que, de nuevo, tipos como el sujeto que alardeaba de que le "iba la marcha" (aunque luego entrase corriendo a los actos cuando le ofrecían "marcha", para intentar evitar esa marcha que tanto le hacía disfrutar) se dediquen a presentar sus acciones de tal forma que inducen al engaño y a la desinformación. Cuando el gachó taurino se vio obligado a rectificar, incluso desde su partido, la atrocidad que tenía en mente poner en práctica, presentó el hecho como una derrota total, pero, en realidad, lo que hizo fue seguir castigando a los más desfavorecidos que no lleguen al 6,5, que verán como sus becas complementarias vuelan, fruto del empozoñamiento intelectual y moral de un tipo que jamás debió pisar un ministerio y mucho menos el de Educación. Si, querido lector, la rectificación sólo afecta a aquellos alumnos cuya beca sólo paga la matrícula. Al resto de alumnos, a los más necesitados, se les castiga con esa medida digna del tardofranquismo. De nuevo se utiliza la estrategia de contar verdades a medias, o grandes mentiras, para intentar convencer a los ciudadanos de lo acertado de las arbitrarias y clasistas decisiones de una élite que actúa movidos, sobre todo, por sus prejuicios.
Clasismo, teorías montaraces, mentira, manipulación, coro de mamporreros, infundias, calumnias... todo un ejemplo de como unos tipos, caciques del siglo XXI, actúan cuando se trata de limitar los derechos de los ciudadanos.
Un saludo.

4 comentarios:

Piedra dijo...

Vuelvo con mis comentarios incómodos (al menos para un maestro).

Sigo pensando que tienes una idea idealizada de la universidad. La universidad no está ahí para conseguir que la gente piense, sino todo lo contrario, para crear personas sumisas y mediocres.
El que se haya subido la media de corte, probablemente es para que sean las mujeres (entre otras muchas razones), las que accedan a ella mayoritariamente y así, destruir aun más la sociedad.

Como ya dije, esta es la generación con mayor número de universitarios y a la vez la peor preparada, la más sumisa, la más infaltilizada, la más incapacitada, la menos creativa, Yo no teorizo, mira la realidad, es también la que cuenta con más paro, Sigues pensando que la universidad sirve para lo que tu dices? ¿Y las pruebas que tienes delante de los ojos no te dicen nada? (lo contrario).

PACO dijo...

Hola Piedra.
Creo que en tu discurso y el mío existen dos diferencias significativas, que generan dos ideas distintas, pero no incompatibles.
Por un lado yo defiendo que ciertos servicios, como la educación, sean universales.
Por otra parte, yo no defiende que lo que tengamos sea lo mejor y sea inamovible, al contrario. La calidad, la falta de criterio, el conformismo, no deberían ser la base de la sociedad. Pero, como tú dices, somos muchos los que tenemos estudios universitarios y renegamos de esta sociedad, a las pruebas me remito.
La universidad, o la educación, no van a acabar con el paro, pero una educación basada en la responsabilidad del individuo y en su papel activo en la sociedad, no sólo en la producción económica y en el consumo, debería ser el objetivo que nos moviese a todos, o a casi todos.
Un saludo.
P.D.: No me molesta que critiques la educación. Al contrario, yo soy el primer crítico con lo que se cuece alrededor y dentro de ella.

Piedra dijo...


http://pedrogarciaolivo.wordpress.com/2012/12/30/todas-las-obras-de-pedro-garcia-olivo-liberadas/

PACO dijo...

Hola Piedra.
Gracias por el enlace. He visto la página y, como es obvio, no he tenido ocasión de leer los libros. Te prometo que leeré alguno. Ya te contaré.
Un saludo.