martes, 16 de julio de 2013

UNO DE LOS NUESTROS, LUIS EL CABRÓN

Creo llegado el momento de dedicar unas líneas al asunto, presunto asunto, para cubrirnos las espaldas, de corrupción gestionado por el ex tesorero del Partido Popular Luis Barcenas y que afecta, o presuntamente afecta, a toda la cúpula nacional de dicho partido, así como, según declaraciones del propio Bárcenas, a la organización autonómica del mismo. 
Me gustaría aclarar que mi intención consiste en realizar un análisis de aquellos hechos, o presuntos hechos, que más me llaman la atención y, de paso,llevar a cabo un análisis sobre asuntos más relacionados con la percepción de sí mismos y de la realidad de los personajes que nos gobiernen, o pretenden hacerlo.
El primer dato de los aportados por Luis Bárcenas que llama la atención no puede ser otro que la implantación, desde hace dos décadas, de un sistema de retribuciones, legales o no, a miembros dirigentes del parteido, financiadas con donaciones ilegales de empresas privadas. Empresas privadas mencionadas, alguna de ellas, por el antiguo gestor económico del partido mayoritario de la derecha española. 


A uno, que tiene alguna noticia de la generosidad del Secretario General del Partido Popular por aquellos entonces, José María Aznar López, no le resulta extraño este tipo de funcionamiento, pues el madrileño parece ser muy desprendido con sus colaboradores, especialmente cuando se trata de tirar con pólvora del rey. Pero aparquemos aquí, por un momento, al marido de Ana Botella, y las consideraciones que me merece, y ya volveremos con él cuando hablemos de los intereses espurios que subyacen tras todo este festival de noticias y desvergüenza que tanto nos "alegra" el estío.
De las declaraciones citadas co n anterioridad se extrae una segunda conclusión: las empresas, privadas, por supuesto, han soltado parné a espuertas para permitir este sistema, o presunto sistema, de funcionamiento dentro del partido que gobierna en la actualidad España. Uno intuye que si Bárcenas ha conseguido una fortuna, ilegal a todas luces, que, al menos, ronda los cincuenta millones de euros, el reparto de dinero para el resto de compañeros de viaje tiene que haber sido jugoso, y las cantidades aportadas, de manera opaca, por empresarios, de mayor o menor fuste, han debido ser colosales. Cuestión ésta última que los mamporreros mediáticos de extrema derecha callan, mostrando una exquisita hipocresía y, en algún caso, un cómplice silencio, pues su nombre aparece en los papeles, como es el caso del director del diario La Razón.
Resulta obvio que el interés de cualquier empresario o gestor de empresa es ganar dinero y si alguien realiza una "donación" a un partido la finalidad de tal acción es "recoger", con intereses a ser posible, otra "dádiva" por parte de los ¿políticos? beneficiados por dicha donación. Este pago de favores se puede realizar bien mediante una concesión de gestión de cualquier servicio público, mediante una ley ajustada a los intereses de una, o unas, determinadas empresas o, el más conocido, mediante una recalificación ad hoc. En todo caso se trata de utilizar los recursos públicos para agradecer ese dinerillo "tan bien invertido" en el partido de turno (los dirigentes del PSOE andaluz y los de CiU parecen seguir este mismo patrón). De nuevo la pólvora del rey de la que hablábamos hace breves momentos.


No resulta difícil llegar a la conclusión, tras leer los párrafos anteriores, de que todos estos tipos no conciben la política como una forma de ayudar al ciudadano. Al contrario, la actitud que subyace bajo todas sus actuaciones no es otra que la de medrar, a costa de lo que sea, a costa de la cosa pública, no mostrando escrúpulo alguno a la hora de disponer de unos recursos limitados para que ellos, y los amigos que les apoyan de manera "desinteresada", se lucren a costa de todos.
Cuestión aparte constituye el análisis sobre como Bárcenas acaba en la cárcel. A nadie se le escapa que el Partido Popular, o su cúpula directiva, han intentado, de todas las formas posibles, que el asunto se diluya como un azucarillo en la mar. Sus mamporreros mediáticos han vapuleado a jueces, fiscales y demás funcionarios que intentaban que la ley se impusiera sobre los ladrones. Miembros del propio partido en el poder han realizado declaraciones públicas carentes de un mínimo de moral, llegando a extremos tan estúpidos que, como en el caso de Floriano, el hombre que no ganaba una eleccion en Extremadura ni por error, o de la Cospedal, reconocían que habían realizado un fraude a la Seguridad Social. Incluso la acusación particular ha ejercido, al menos de manera supuesta, contra su ex tesorero, ha conllevado que el juez aparte al Partido Popular de la instrucción, por considerar que más que acusación se trataba de una defensa del encausado.


Y, entonces, ¿cómo no han sido capaces desde el partido del Gobierno este proceso contra alguien que puede hacer temblar el partido, descubriendo el momio? Pues, ni más, ni menos, que porque una parte de ese partido, la más ultramontana, si eso es posible, ha declarado la guerra a aquellos que copan el poder. Nada hay de casual en el hecho de que el periódico de Pedro J., El Mundo, haya sacado a la luz informaciones varias sobre el, asunto. A nadie se le escapa que el director de prensa citado, tan aficionado a las conspiraciones políticas y a practicar la desinformación interesada, apoya a Esperanza Aguirre, la Líder Esa, a la que el caballo de la presidencia de este país se le escapa de manera irremediable, a no ser que las condiciones políticas den un giro inesperado. Las ambiciones de unos y otros, no olvidemos incluir entre estos últimos  a fenómenos intelectuales y morales de la envergadura de Losantos, de nuevo se superponen a las necesidades de los ciudadanos. Por añadir un dato para completar esta información podemos decir que el actual abogado de Bárcenas, Gómez de Liaño, mantiene una fuerte amistad con Pedro J. La cuadratura se va cerrando. 
Esta lucha cainita, que tuvo su punto de inflexión en la anterior legislatura, donde Rajoy y sus huestes se separaron de las tesis de Pedro J., Losantos y demás infantería conspiranoica (tesis que defendían que los autores del 11 M habían sido los etarras) ha existido siempre en la derecha patria, incluso durante el franquismo. Por tanto no ha de extrañarnos que a fecha de hoy asistamos a actos virulentos, al más puro estilo mafioso, para intentar descabalgar de la poltrona a uno de los "suyos", para poner a aquel candidato que más interese a una porción de la derecha.


De nuevo la ambición. La ambición desmedida de unos pocos que utilizan la información que tienen como y cuando quieren para intentar derribar a uno de los que hasta hace bien poco era uno de los suyos. 
Sin embargo, llama la atención que en este cruenta guerra total, todos intenten salvar la figura de José María Aznar, volvemos a hablar de él. A pesar de haber puesto, de manera presunta, este sistema de gratificación y recaudación y haberlo mantenido en el tiempo, todos intentan salvar al hombre que se afeitó el bigote. Nadie, ni troyanos, apuntan hacia él. Todos parecen deberle algo, o mucho y nadie parece olvidarlo. ¿Qué le deben? ¿Fidelidad? ¿Haber llegado a lo más alto? ¿Prebendas? o, simplemente, le deben respeto por lo que sabe. No lo sé a ciencia cierta, pero resulta obvio que, por el momento, todos se cuidan, muy mucho, de poner a dicho personaje en la picota. De nuevo las medias verdades y las mentiras completas, tan del gusto de Pedro J., Losantos y demás recua.
Obviamente, Mariano Rajoy y su tropa no han "sabido manejar" el asunto dentro de los "cauces ordinarios", echando tierra sobre el asunto, para que todo se disuelva en el olvido. Obviamente, la otra facción que quiere el poder para sí, ha procurado que el asunto no acabe sumergido en un lugar ignoto de la memoria. Obviamente, todos estos tipos, sin duda alguna, forman parte del problema de este país, España. Unos tipos que buscan el beneficio propio, y el de sus colegas, por encima de cualquier otra cuestión, conforman la gangrena que está destrozando todo lo que toca: la convivencia, la economía, la dignidad, la moral...
Un saludo.

4 comentarios:

Piedra dijo...

Todo eso no es más que una maniobra para aparentar que lo corrupto es determinada persona o grupo de personas, pero la realidad es que es el sistema en si, y sucederá igual (ya se ha demostrado, aquí e incluso en el resto de países y momentos), con cualquier otro político y con cualquier otro partido.
El poder corrompe y el sistema capitalista es corrupto por necesidad, así que no culpemos a personas concretas, todo el sistema es culpable y debe ser eliminado. (mientra se pueda)

PACO dijo...

Hola Piedra.
No puedo estar más en desacuerdo con lo dices. El sistema ni es ni deja de ser corrupto. Las corruptas son las personas y a ellas son a las que debemos pedir responsabilidades.
Decir que el sistema es corrupto es aceptar no hacer nada, lo que me parece una buena forma de no movilizarse para cambiar las cosas.
Sobre lo de eliminar el sistema por completo, pues no. Quiero una educación que, partiendo de lo que hay sea mejor. Quiero una sanidad, que partiendo de lo que hay, sea mejor. Quiero...
Un saludo.

Piedra dijo...

Por supuesto cada individuo es responsable de sus actos y no queda eximido de ellos desde mi planteamiento, pero si no aceptas que el sistema es corrupto entonces que explicación das a que todos lo sean ¿puntería, suerte? o me hablarás del mito del político honrado.

No entiendo porque asumir que el sistema es corrupto implica el no hacer nada y más aun cuando añado que hay que erradicarlo (por que no tienen solución a base de parches).

Y lo que dices, lo que quieres, es el problema, que quieres lo que hay, pero "arreglado". Eliminar lo malo del sistema no es posible, no podemos cribarlo ni separar el grano de la paja, hay mucho más malo que bueno y para aprovechar las "ventajas" nos tenemos que comer todo lo demás. Desde mi punto de vista no compensa.


Y por supuesto... Saludos. :)
Que el no estar de acuerdo o no ver las cosas igual no implica nada más.

PACO dijo...

Hola Piedra.
Son puntos de vista distintos, basados en la propia experiencia y en la concepción de la vida.
Sólo alegar que crear algo nuevo es imposible, precisamente por las experiencias acumuladas, que sirven para construir lo nuevo.
Un saludo.