jueves, 12 de abril de 2012

NOTICIAS ABSURDAS, O NO (ESPECIAL LITERATURA)

La Tía Tula, protagonista del libro homónimo de Miguel Unamuno, ha cambiado de vida, iniciando una nueva andadura caracterizada por el disfrute de la vida. "Estaba hasta las narices de velar por los demás y de rechazar a todo aquel hombre que aparecía en mi vida", declaró Gertrudis, que ése es su verdadero nombre; a la que se ha visto en diferentes bingos, discotecas de Torremolinos e incluso, según afirman ciertas fuentes, en manifestaciones de los Yayoflautas.

Tras el éxito de su obra teatral "Muerte accidental de un anarquista", Dario Fo sintió la tentación de escribir una segunda parte, cuyo título sería: "Orgía accidentada de una vellina". El argumento, siguiendo el modelo tragicómico de la primera obra, narraría la historia de una mujer muy bella, menor de edad, que participa en orgías organizadas por el primer ministro italiano. De manera progresiva el argumento se va complicando y la prensa, de nuevo un periodista, como en Muerte accidental, descubre los hechos, haciéndolos públicos. La trama da lugar a situaciones surrealistas, como ruedas de prensa bochornosas por parte del primer ministro o la aparición en portadas de revistas y diarios de la menor. Aunque no pretendo destripar el argumento del libro me gustaría añadir que todo acaba con la muerte política del primer ministro, cuestión que no parece suscitar demasiado pesar entre sus pares, que prefieren echar tierra al asunto.

Yerma y su marido Juan se han sometido a un tratamiento de fecundidad con éxito. Yerma, madre frustrada durante décadas, está encinta de, aproximadamente, 22 semanas y, según las ecografías, dará a luz a un niño cuyo nombre será Luis, como Buñuel, "para joder al poeta, que me hizo la vida imposible durante casi un siglo", declaró Yerma, que ahora se ha cambiado de nombre y ha adoptado el de Fructuosa. Por otra parte, gracias a este feliz acontecimiento en su vida, ha evitado la desgracia que parecía inevitable como consecuencia de la falta de fertilidad de su marido.

Todo lo expuesto en el libro "Retrato de Dorian Gray", de Oscar Wilde, es falso. El protagonista no conservaba su belleza juvenil debido a que el retrato del protagonista, pintado por Basil Hallward, recibía todos los embates del paso del tiempo y de los excesos. La realidad es bien distinta. El joven libertino abusaba de las operaciones del cirugía estética, el bótox y de cremas antiedad, lo que le confería ese aspecto juvenil continuo. El deterioro del cuadro, según investigaciones recientes, se debe a las malas condiciones de la casa donde estaba. Humedades, ventanas mal ajustadas que dejaban pasar el frío y el calor y demás adversidades contribuyeron la deterioro rápido de dicho retrato. Los expertos coinciden: "si hubiese dedicado más tiempo a rehabilitar su casa y menos a juergas a día de hoy el cuadro habría llegado a nuestras manos".

Lázaro de Tormes, tras reconocer que su mujer le ponía los cuernos con el clérigo del último capítulo de libro, ha abandonado a ésta. Actualmente forma parte de la cúpula directiva de la S.G.E.T.S. (Sociedad General de Escritores, Trovadores y Saltimbanquis), antecesor de la S.G.A.E. "La vida me ha tratado muy mal y necesitaba un lugar donde vivir tranquilo y sin sobresaltos. Llevo diez años aquí y todo va como la seda, de hecho nadie me ha llamado para que escriba la segunda parte de Lazarillo de Tormes. Aquí todo son facilidades: nadie pregunta, nadie quiere saber nada y todos vivimos mejor que un obispo", declaró el pícaro más universal de todos los pícaros.

Nuevos datos generan dudas sobre la autoría  real de los crímenes descritos en "A sangre fría", la genial obra de Truman Capote. En una libreta encontrada en un granero de Arkansas aparece, escrito a mano, una declaración donde se asegura que los autores de los asesinatos no fueron Dick Hickock y Perry Smith, si no un primo lejano de Truman Capote. En dicha libreta,cuya letra, según diversos expertos, puede ser la del autor del libro, se asegura que el autor del relato tuvo que montar toda la película para salvar el pellejo de su primo Perry, el preferido de su abuela. La salud de la abuela era bastante precaria y un disgusto podía acabar con ella, por lo que Truman se puso manos a la obra y, de paso, ganó un pastón con la historia.

Luis Martín Santos tras finalizar "Tiempo de silencio" y leerlo con calma había decidido titular a su libro "Tiempo de dormir", pero su editor consideró que ese título no tenía tirón entre el público y le sugirió el título definitivo. Tras conocerse dicha noticia se ha presentado una querella colectiva por parte de una buena parte de los lectores de la obra contra el editor por considerar que el primer título se correspondía más con la realidad de lo escrito por el fallecido escritor. "El título lleva a confusión. y Tiempo de dormir describe a la perfección lo que encuentras en dicho libro. ¿Quién no se ha quedado dormido alguna vez leyendo dicha obra?", declaró uno de los demandantes.

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