martes, 9 de octubre de 2012

EDUCACIÓN, EL MINISTRO, LA OCDE Y UNA DE TÓPICOS (II)

Andábamos enfrascados al final de la anterior entrada en el proceloso mundo de las estadísticas universitarias, el porcentaje de personas con estudios de dicho nivel y como la estadística demostraba, una vez más, la falsedad de ciertos datos, que solemos dar por sentados. Pero, tal vez, sea conveniente bajar algunos niveles en el escalafón del sistema educativo para comprender uno de los datos que aporté en la entrada anterior y que creo importante volver a utilizar.
El lector recordará que las estadísticas certifican que el número de alumnos que obtienen la titulación en secundaria en España actualmente es similar, un pelín inferior, al de la media de la U.E., y, aunque se puedan dar muchas explicaciones a este fenómeno (ratios bajas, mayor inversión en educación, especialmente durante la época de Zapatero...) el informe habla de un factor que también puede explicar parte de ese éxito: la escolarización masiva que se produce en España, cercana, muy cercana, al 100% de los niños en el período de Educación Infantil de 2º ciclo (de 3 a 5 años). Los estudios parecen establecer una relación (no sabemos si causal o correlacional) entre la pronta escolarización y mejores resultados académicos. Si tenemos en cuenta que en este país fue con la LOGSE de 3 de octubre del 1990, donde por primera vez se intenta que la enseñanza de 3 a 6 sea gratuita y con la Ley Orgánica de Calidad de la Educación, de 2002, la impulsada y no implantada por el gobierno de Aznar, se asegura que también será gratuita para aquellos padres que lleven a sus hijos a colegios privados concertados. Aspecto aceptado, sin mencionarlo, por la reforma, la enésima del gobierno de Zapatero. 
Por tanto, parece importante reseñar que la paulatina gratuidad ha podido contribuir a un mejor rendimiento del alumnado en general, lo que, junto con otros aspectos, ha ayudado a que las cifras de fracaso no sean  las que nos intentan vender.

En este mismo aspecto podemos incluir la demonización perpetua de la Formación Profesional en nuestro país. A la más que evidente falta de oferta en este sector, cuya responsabilidad es de las CC.AA. se une un dato que se puede contemplar en el informe de la OCDE: la Formación Profesional de Grado Superior, de una calidad muy buena, es utilizada por un 10% de los estudiantes españoles que siguen en el sistema educativo. Curiosamente este recurso es usado, de media, por un 3% de los estudiantes de la OCDE y de la UE que siguen estudios en esas mismas edades. 
Se vuelve a caer un mito: no todos los estudiantes estudian carreras universitarias y sí que existe un porcentaje alto de estudiantes, al menos comparado con la media de la OCDE, que ven en la Formación Profesional, una salida laboral, que es más fácil cuanto mayor sea el nivel de esa Formación Profesional.
Creo que merece la pena resaltar dos puntos bien distintos antes de dar por concluir estas dos entradas: la autonomía de los centros y el mundo laboral y la cualificación.
En este país, donde un verdulero (con perdón de las personas que se ganan la vida vendiendo verduras) es capaz de arrastrar a cientos de miles o millones de personas detrás de él bajo consignas tan vacías como su cabeza, se tiende a confundir un aspecto crucial la autonomía educativa con las competencias autonómicas en educación.
Para explicarlo me pondré un pelín técnico, esperando no aburrir al personal.

Al qué, cómo y cuando enseñar y evaluar se le llama en educación currículum. Da igual que se denominen contenidos, competencias o tequila con limón. 
El currículum puede ser abierto, cerrado o una mezcla de ambos (lo más normal). 
En algunos países como el Reino Unido, por ejemplo, el currículum es totalmente abierto: cada centro tiene autonomía para enseñar lo que le dé la gana. Esto es un currículum abierto puro. 
Un currículum cerrado sería cuando la administración, o las editoriales, te dicen, o dan, todo lo que tienes que hacer en el aula.
En nuestro país ha existido un currículum mixto (aunque otros lo consideran un currículum abierto, yo lo estudié como mixto, y así lo expongo): las autoridades te daban un porcentaje de contenidos, entre el 65% y el 55% (depende de si había lengua cooficial o no), la nueva reforma de Wert lo quiere elevar, creo, que al 70%,  y el resto quedaba a discreción de los centros y de los docentes que, en teoría, intentaban adaptar el mismo al contexto y a las necesidades del alumno. Las CC.AA., además, afinaban esta parte del currículum prescriptivo, no habiendo excesivas variaciones entre lo que demandaba el estado y lo que concretaban las respectivas CC.AA. 
Sin embargo, contrariamente a lo que la gente suele creer, la autonomía educativa real es la mayor o menor capacidad de los centros y de los docentes para adaptar, modificando a la medida y/o ampliando o añadiendo nuevos contenidos a la realidad de su centro. Es más, la autonomía educativa real incluiría la gestión de los propios recursos humanos y aquellos referidos a todo lo relativo a las instalaciones, incluida la construcción de nuevos espacios, por los propios centros educativos. Nada más lejos este concepto que el que tienen muchas personas sobre la autonomía educativa y sus implicaciones políticas. Personas entre las que podemos incluir a líderes políticos independentistas o ministros de Educación bastante incapaces.
Tras esta aclaración, parece pertinente reseñar que aquellos países con un cierto grado de desarrollo que aplican la doctrina que defiende la autonomía de los centros obtienen mejores resultados académicos, comparados con aquellos otros países, que en igualdad de condiciones, no ponen en práctica dicha autonomía. Parece que incluso funciona mejor si dicha autonomía se supervisa anualmente por parte de agentes externos, que a uno le parece que pueden ser las propias autoridades educativas, aunque sigo pensando lo mismo: unas pruebas, por muy objetivas que pretendan ser, no darán una medida real y ajustada de los alumnos y de los centros. Aunque con el nuevo concepto de competencias todo puede resultar mucho más fácil, pues no se trata tanto de memorizar como de saber aplicar lo nuevo a otros contextos (generalizar).


Por tanto, resulta oportuno no confundir autonomía de funcionamiento con cuestiones de politiqueo, que todo lo ensucia y altera.
Como dije con anterioridad resta por analizar un segundo punto, relacionado con la educación, pero también con la concepción económica de los países que me gustaría analizar.
Comenté en la entrada anterior que era mi deseo puntualizar un aspecto relacionado con la universidad o con los estudios universitarios, aunque sea relacionándolo con los estudios no universitarios, pues de otra menara no tiene sentido.
Si el amable lector ha ojeado las diferentes estadísticas comprobará como una de ellas trata sobre la diferencia de salarios, mayor cuanto mayores son los estudios del sujeto, entre personas con y sin estudios. No descubre nada nuevo este apartado, a simple vista. Si se dispone del tiempo necesario para escudriñar la citada tabla se observará que en países como Finlandia y España la diferencia de salario entre un ciudadano sin estudios y uno con estudios universitarios es menor que en la gran mayoría de países. Lo que a simple vista puede parecer igualitario y equipararnos con países tan supuestamente idílicos como Finlandia oculta una realidad brutal: los salarios más bajos en Filando son muy altos, causa de que no exista tanta diferencia entre personas con estudios y sin estudios. Los salarios en España, tanto los más bajos, como los altos, son muy bajos comparados con el resto de países. O lo que es lo mismo, hablando en plata, los titulados universitarios cobran una mierda en este país, España. Resulta preocupante que los mismos que defienden la movilidad laboral, captar a los mejores y demás milongas, ahuyenten a estas personas con unos salarios ridículos y unas condiciones laborales leoninas. Creo que el problema no está en la formación del ciudadano, sino en la forma de entender el concepto de empresa y de ganancia.
En el informe se escribe sobre los beneficios que para la sociedad, el país, genera, de media, un ciudadano con estudios. Merece la pena considerar este aspecto y, ¡ojo! como no puede ser menos por parte de la OCDE, se habla exclusivamente de beneficios económicos.
Concluyo, excediéndome en mi pretensión inicial, corrigiendo un dato de dicho informe. A fecha de 2012, tras las subidas de tasas, la universidad en España no es de las más baratas de Europa. Comparada con Inglaterra, con Chile o con EE.UU. sí que lo es, pero no comparándolas con las universidades alemanas, con las de País de Gales, gratuita, o con las de alguno de los países escandinavos, por poner varios ejemplos.
Aquí termino este par de entradas, que espero se hayan caracterizado por ser digeribles y didácticas.
Un saludo.

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