lunes, 20 de mayo de 2013

DINERO PÚBLICO, GERMEN DEL BIENESTAR DE LOS CIUDADANOS

Tras escuchar las palabras de José Manuel García-Margallo, ministro de Asunto Exteriores y de ¿Cooperación?, reconociendo lo evidente: no tienen ni idea de como salir del atolladero en el que nos han metido, no me cabe duda alguna de que la gran mayoría de las medidas que toman, tal vez todas, sólo intentan estirar el chicle, para favorecer a los suyos el mayor tiempo posible. Por ello me irrita profundamente que el dinero público no se destine a crear empleo en sanidad, educación, servicios sociales, dependencia... y, sin embargo, se regale a empesarios y emprendedores, sea lo que sea éso. El dinero público debe destinarse al bienestar público y no a unos tipos, con todos mis respetos, que deciden montar un negocio que les puede salir bien o mal, que pueden ser honrados o no, que pueden... Uno tiene la imprensión de que, de nuevo, las ideas etéreas e indemostrables que rigen el pensamiento neoliberal (la mano invisible, el orden natural...) se utilizan para justificar el robo sistemático de los derechos y el dinero de los ciudadanos de a pie. 


Escuchaba en una emisora de radio hace aproximadamente una semana a un tipo que había escrito un libro hace en el que trataba de aportar claves para montar un negocio, empresa, y no fracasar.  El autor de la obra dijo algo que muestra bien a las claras la estafa que supone el modelo que nos quieren vender. Un mensaje que resumido sería el siguiente: me alegro cuando alguien, tras leer el libro, decide no emprender un negocio. No todo el mundo debe embarcarse en esa aventura. Cada uno debe aspirar a buscar un trabajo que se acomode a sus gustos y necesidades. Además, CERCA DEL 90% DE LOS NUEVOS NEGOCIOS FRACASAN ANTES DE ALCANZAR LOS TRES AÑOS DE VIDA. 
Si señores, aún no pudiendo constatar que tal dato sea exacto, deberíamos ser conscientes de que una parte significativa de los negocios que se inician en esta fechas deben echar el cierre definitivo tras un corto período de funcionamiento. Ese "pequeño" detalle se suele obviar, así como que parte de las exenciones y subvenciones recibidas por estos emprendedores acaban no sirviendo para nada (especialmente si la vida del negocio ha sido la suficiente como para que cuando se cierre no deban devolver todas o parte de las subvenciones). Además, cuestión contradictoria donde las haya, no se incentiva ese pretendido laissez-faire, que tan cachondos pone a los economistas patológicos, pues un tipo que tenga un negocio desde hace diez años, por ejemplo, no competiría en el mercado en igualdad de oportunidades con otro que acabe de montar uno, y reciba más "ayudas" que el primero.


En otras palabras, destinar dinero público, de todos, para que la empresa privada cree empleo, o lo intente (a las pruebas me remito), mientras se recortan empleos en la administración, necesarios por la función social y de redistribución de la riqueza que cumplen,  me parece de una desvergüenza y una estupidez supina, digna de estúpidos supinos, que vegetan en despachos en las últimas plantas de grandes edificios o en medios de comunicación, que intentan hacerse pasar por medios independientes y veraces.
Analizando friamente esta cuestión, no hay duda de que no nos encontramos ante una crisis, al menos tal como nos la quieren vender. Más bien, sin lugar a duda ninguna, estamos ante una estafa basada en intentar imponernos un sistema económico, y social, el suyo, que no funciona y que lo intentan sostener robando nuestro dinero, para seguir repartiéndoselo ellos, los mismos que han generado este desaguisado. Debemos exigir que el dinero público no se destine a fines extraños e inciertos. El capital que cada uno aportamos debe revertir en la creación de empleo estable y útil para los ciudadanos. Todo lo demás, por mucho que nos lo presenten como la panacea, forma parte de la gran estafa que estamos sufriendo.
Un saludo.

P.D.: Posiblemente algún seguidor de la economía patológica diga que los empleados públicos no rinden. Tal vez por eso teníamos una sanidad, pública, mucho más barata y eficiente que la estadounidense, básicamente privada.

2 comentarios:

M.A.S dijo...

Totalmente cierto de que el 90% de los pequeños negocios no duran ni 3 años. Enfrente de mi casa hay un local que en 3 años ha sido, tienda de muebles, de reparación de bicicletas, pollería y ahora un locutorio.

PACO dijo...

Hola M.A.S.
Una vez más los personajes que intentan dirigir nuestros destinos presentan la información que les interesa, obviando o falsificando la que no les viene bien.
Un saludo.