lunes, 12 de agosto de 2013

REFLEXIONES

De nuevo vuelvo a oír la manida coletilla que reza más o menos así: "Los políticos están muy mal pagados y privarles de sobresueldos aleja a los mejores de la política". La frase no tiene desperdicio, por la hipocresía que supone. En un país con el 25% de paro y con unos salarios de miseria resulta sorprendente que unos tipos por "hacer su trabajo" reciban extras, con el dinero de todos. Por cierto, ¿quién dice que la casta política que padecemos sean buenos políticos, gestores o lo que fuere? A uno no le importaría que gente que "pierde" dinero con la política como Rajoy o Durán i Lleida volviesen a sus puestos de trabajo. Tal vez, sólo tal vez, si utilizasen las mismas prácticas que utilizan para financiar sus partidos en la vida privada alguno de ellos estaría en la cárcel.


Las personas siguen naciendo, amando, haciendo el amor, riendo, soñando... Sin embargo, una minoría de personas sin alma, espacio que ha sido ocupado por la avaricia, intentan que dejemos desde nuestro nacimiento odiemos, lloremos, tengamos pesadillas y troquemos hacer el amor por jodernos los unos a los otros. No hay duda, todos ellos deberían ser juzgados por crímenes contra la humanidad. 


El asunto de Gibraltar sirve para ilustrar lo que los ciudadanos les importamos a unos y a otros: bloques de hormigón, controles eternos a ciudadanos, posibles impuestos abusivos y el ejército británico para alegrar la fiesta, todo un compendio de insensateces para alegrar a los más exaltados de uno y otro bando. Los unos, los otros y los de más allá parecen actuar de cara a la galería, sin importarles el día a día de las personas relacionadas con el Peñón y los territorios españoles adyacentes. En el fondo la mentalidad de nuestros dirigentes políticos no varía en exceso de las que en el siglo XVIII pactaron para asegurarse la corona de Españau, un par de puntos estratégicos en el Mediterráneo y demás consecuencias derivadas de la paz firmada para acabar con la Guerra de Sucesión que asolaba en esos momentos los territorios españoles.


Una de las grandes excusas que se utilizan para justificar el gasto armamentístico se fundamenta en los grandes "descubrimientos" realizados por dicha industria, descubrimientos que se han aplicado a nuestra vida diaria, por ejemplo el horno microondas. Sin embargo, esta afirmación oculta una parte, importantísima, de la realidad: una gran parte de los "descubrimientos" realizados por la industria armamentística sólo sirven para matar o mutilar con más precisión. Por otra parte, e igualmente trascendente, ¿cuánto dinero se invierte en este tipo de "investigación"? Uno no puede evitar pensar que si se hubiese dedicado ese dinero a investigación "civil" a fecha de hoy tendríamos mucha mayor calidad de vida, gracias a unos inventos y descubrimientos que se ceñirían en exclusiva a las necesidades del día a día de los seres humanos. 


Trescientas toneladas de agua altamente contaminada con materiales radiactivos son arroja dos diariamente al mar desde la central de Fukushima, a pesar del último intento de crear un muro de contención que lo evite. La empresa dueña de la planta nuclear, TEPCO (esa que ya tuvo problemas antes del accidente con otra central nuclear), no encuentra la forma de parar el vertido altamente contaminante. De nuevo se demuestra que lo "seguro" no resulta tan seguro, que cuando existen accidentes graves nadie sabe realmente como actuar y que las empresas privadas, tan eficientes ellas, necesitan ayuda , generalmente de los estados o de organismos públicos internacionales, cuando se trata paliar los efectos de su desastres. ¿Alguien de TEPCO y/o del gobierno nipón se sentará en un banquillo acusado de crímenes contra el medio ambiente y, por extensión, contra la humanidad?


Una y otra vez aparecen noticias sobre el uso de sustancias dopantes por parte de deportistas de élite. En esta carrera contra el uso de sustancias para aumentar el rendimiento de los deportistas de manera ilegal merece la pena detenerse en varios aspectos:

  • En algunos casos las sustancias aún se encuentran en fase de experimentación en los laboratorios, no habiéndose comercializado. ¿Cómo llegan hasta los deportistas? ¿Resulta más importante ganar dinero que los efectos secundarios que puedan producir dichos productos en los atletas?
  • Hace unos días se supo que la antigua R.F.A. también usaba de manera sistemática, o casi, este tipo de técnicas, y sustancias, para aumentar el rendimiento de sus deportistas de élite. Parece que la publicidad de la Guerra Fría también tenía su influencia en el campo del deporte. No sólo los atletas de la R.D.A. se ponían hasta los topes de anabolizantes y demás estimulantes del rendimiento.
  • Siguen saliendo casos de doping en el Tour, los últimos de hace 25 años. Resulta absurda esta cacería de brujas centrada en la supuesta limpieza e integridad de los profesionales del ciclismo. A uno le parece que analizar las muestra de Olano, Ulrich o las de Merkx o Copi , si fuera el caso, poco aportan al ciclismo del siglo XXI. Los responsables deberían luchar contra las prácticas dopantes hoy y facilitar la vida a los ciclistas, por ejemplo mediante recorridos más suaves y/o cortos o realizando desplazamientos entre etapas más llevaderos. La noticia a cinco columnas debería dejar paso al presente.

Una de las pretensiones de los neoliberales, tal vez la que abra la puerta a las demás, es que los estados sean cada vez "más débiles". Esta pretensión, tan grandilocuente, oculta una realidad: lo que desean en realidad es que el dinero de los impuestos sirva para financiar a las grandes empresas, véase el caso de la industria armamentística, en vez de servir para cubrir de las necesidades básicas (salud, educación, servicios sociales ) del ciudadano. Lo que no queda claro en ninguno de los estúpidos y fariseos discursos de estos defensores del esclavismo es el tipo de estado minúsculo que desean: ¿cómo el de Somalia? ¿Cómo el de Afganistán? ¿Tal vez el modelo sea Irak? O mejor aún, Yemen. Todos resultan claros ejemplos de países con un estado débil o, directamente, inexistente. 

4 comentarios:

Piedra dijo...

A los políticos hay que pagarles muy bien para tener su lealtad asegurada (por el sistema). NO es cierto que lo hagan mal, es que no entendéis cual es su auténtico trabajo, es absurdo pensar que son unos incompetentes u olvidarse que detrás de cualquiera de estos que ponen la imagen, hay cientos y a veces miles de funcionarios MUY bien preparados para hacer SU labor.

Esa minoría siempre ha estado ahí, es el estado y efectivamente esa es una de sus principales metas, destruirnos como personas, para hacernos aun más sumisos y obedientes; La masa se controla mejor que el pueblo, hay que transformar al pueblo en populacho.

Lo que la industria de la muerte pueda haber aportado es irrelevante, cuando no falso, solo se pretende rentabilizar su residuos y a veces como en el caso de los mencionados microondas de forma muy peligrosa, aunque por supuesto no reconocida( las microondas son muy perjudiciales), otro ejemplo podrían ser los reactores nucleares civiles, que realmente solo sirven para proveer al ejercito de materia prima, Uranio y Plutonio, principalmente. pero es que el resto de industria está igualmente pensado para la guerra y esto lo ignora el pueblo, mejor dicho, el populacho anteriormente mencionado que en estos casos evidencia su utilidad.

De Fukusima apenas se habla, el desastre era ya hace tiempo mucho mayor que el de Chernobil, pero muy poca gente es consciente, la mayor diferencia es que mientras Chernobil quedó "controlado" los Japos no tienen ni idea de que hacer en su caso, y si hay un terremoto fuerte, Fukusima volverá a los telediarios, porque será el mayor desastre ocurrido en el planeta en la historia del hombre.

TODOS los atletas profesionales se dopan, todos, si no ninguno podría competir con el resto, (que lo hace). El que no se encuentren sustancias en algunos, es porque no se buscan, porque no se conoce lo que se está buscando o porque los buscadores están sobornados. ;)

Terrible error de conceptos compañero ¿que crees que es el estado? como se puede decir que cada vez hay más ejercito y menos estado. Pero tampoco entiendes que el estado en nuestro caso es cada vez más fuerte, no como cuenta la tele, que destine menos al "estado del bienestar" es por motivos estratégicos, y porque ya han conseguido lo que se pretendía con él, destruir al pueblo, hacerle perder sus derechos y su capacidad de recuperarlos o entender lo que le han (nos han) hecho.
En los casos de estados "débiles" que citas, tampoco es correcto, ahí el problema es que se tratada de estados invadidos o con gobiernos títeres de otros estados

PACO dijo...

Hola Piedra.
Veo que la entrada te ha parecido interesante.
¿Funcionarios para hacer su labor? Desgraciadamente, al menos en este país, no hay funcionarios para hacer su labor. Ese es el problema, ellos hacen y deshacen a su voluntad, sin tener en cuenta las decisiones profesionales. ¿La razón? Puede que tengas razón, o puede que sólo se trate de unos fulanos ambiciosos y que creen tener la razón siempre de su parte.
Sobre pueblo y populacho, no creo que haya mucha diferencia. El pueblo, como tú lo denominas, es un ente abstracto que esos políticos, y otros fulanos, utilizan para justificar sus barrabasadas. Hablemos de ciudadanos, cada cual distinto al de al lado.
Sobre el concepto de estado y éste como un ente opresor, pues sí, puede que limite las libertades de la gente, o ciertas libertades, pero, a cambio, permite, o debería hacerlo, que los más débiles no mueran en un rincón abandonados, que haya unas normas, o debiera haberlas, iguales para todos...
Esta historia del estado es como tener hijos: tienes unas serie de obligaciones hacia él, pero a cambio tienes otras compensaciones mayores.
Un saludo.

Piedra dijo...

Todas suelen ser interesantes, pero no me coges con tiempo (suerte que tienes) :D o nada que decir que no haya dicho.

Tu eres funcionario y supongo que conoces los grados que existen, y que para entrar en un ministerio, (a parte de un enchufe) hace falta una oposición más dura que para entrar en correos de cartero, por ejemplo.
Cuanto más importante sea el cargo, más complicada la oposición y más nivel se pide, ¿No crees que esa gente debe hacer algo durante todas las horas que está en su puesto de trabajo?


¿De verdad crees que es el estado el que nos cuida o el que nos tiene que cuidar, No sería mejor no delegar en él y ocuparnos de nuestros semejantes nosotros mismos, no por dinero sino por amor y por solidaridad?

¿Y además, de verdad me estás diciendo que en un país del primer mundo con más de seis millones de desempleados, en que la gente no tiene paro después de haberlo cotizado durante años, no tiene acceso a una sanidad digna, y es lanzada a la calle con toda su familia, sin garantía de un sustento mínimo o forma de conseguirlo, el estado nos cuida? Si es así, debo haberme perdido algo. O Dime que en la URSS estaban peor, o en Somalia, y te diré que allí también tenían estado.

PACO dijo...

Hola Piedra.
Lo primero disculparme por no haber contestado antes, pero necesitaba desconectar un poquito y la imposibilidad de acceder de manera regular a Internet me lo facilitó.
Sobre lo de trabajar o no trabajar por parte de funcionarios, personal laboral y demás trabajadores de la Administración, creo que tienes un error de concepción. Habrá, hay, gente que se toca el higo, pero una gran parte de la gente trabaja y en ocasiones mucho, pero eso no se nota porque se limitan a hacer su trabajo, a veces algo más de lo que debieran. Creo que generalizar, con intenciones de desprestigiar al colectivo no es un acierto. Es más, estoy un poquito harto de este tipo Rede generalizaciones, sobre nosotros. Creo que demuestra cierto desconocimiento y mala fe.
Sobre lo del buen rollo entre personas para ayudarnos, muy loable y es el ideal, pero, querido Piedra, para que funcione un hospital, un centro universitario, un colegio... se necesita algo más que buena voluntad, se necesitan recursos y organización.
Tus palabras a este respecto son bastante voluntaristas y suenan a las de otra persona muy voluntarista, admirable en muchos aspectos y profundamente conservadora: Gandhi, que olvidaba que la gente tenemos un punto de avaricia, desapego hacia el otro y demás defectos de la condición humana.
Sobre la bondad o maldad de los estados, ninguno es bueno o malo en su totalidad, predominan unos componentes u otros, y en muchos casos con respecto a parte de los ciudadanos de ese país. Sin embargo, considero que no debemos centrarnos en los errores para acabar con todo, sino para construir algo mejor.
Un saludo.