lunes, 22 de octubre de 2012

EL BIEN COLECTIVO

Tal vez la causa de todo resida en este catarro mal curado que llevo arrastrando durante casi dos semanas, que me provoca un malhumor considerable. Tal vez la causa de todo se deba a mi personalidad ciclotímica, que en estos momentos se encuentra en un pequeño agujero, nada preocupante, aún soy capaz de atisbar la luz. O, tal vez, todo se deba a la constatación de que la estupidez deambule a sus anchas por este mundo que nos empeñamos en destrozar de manera sistemática y, casi casi, ordenada. Sea como fuere, mi fe en el ser humano ha bajado unos enteros, no sé a ciencia cierta cuantos, desde hace un par de semanas a la fecha de hoy. 
Dicha fe, querido lector, no ha menguado por acontecimientos como las campañas electorales, pretéritas y que han de venir, y las posteriores victorias de fuerzas de derechas (PNV y CiU, representan a la derecha de toda la vida en sus respectivos territorios). Tampoco me ha influido comprobar como la proliferación de medios de comunicación, que no de información, de extrema derecha es una realidad. Ni tan siquiera creo que resulte influyente en mi percepción la incapacidad manifiesta de los tipos que dirigen nuestros destinos (escribo dirigen nuestros destinos porque, como es evidente, no nos representan, ni nada que se le parezca). Esta crisis relacionada con la especie humana, sería mucho más adecuado escribir con una parte significativa de ella, sienta sus bases en la incapacidad de una parte sustancial del personal para analizar aquellas cuestiones básicas que afectan a su vida y que la perjudican o, en ciertos casos, la benefician. No hablo de tomar medidas para intentar cambiar las cosas, esto constituye un paso posterior, no. Me refiero a la falta de recursos intelectuales, bien por carecer de ese espíritu analítico, bien por no meterse en berenjenales, o por ambas cosas a la vez, de una cierta parte de los ciudadanos para escarbar bajo lo que nos venden como verdad, o como única verdad. 
Posiblemente el amable lector considere que me empieza a afectar el síndrome Wert, cuya sintomatología se puede resumir en: todo el mundo es gilipollas menos yo y los míos, sean estos quienes sean, nada más lejos de la realidad. O eso creo yo. 
Tal vez proceda ahondar un poco más en lo que me subleva en estos momentos, si es que soy capaz, para que el lector tenga conocimiento exacto de aquello a lo que me refiero. 
Debo reconocer que bien poco me interesan las elecciones autonómicas de uno y otro lado, ni la madre que los parió. Se trata de más carne para la picadora, que diría el título de aquel disco, de la que se aprovechan los cleptócratas (cleptócratas, porque han robado la democracia y, en muchos casos, el dinero de todos, y no me refiero sólo a los políticos) que conforman las oligarquías de los partidos políticos, el poder económico y sus mamporreros mediáticos (algunos de una capacidad intelectual y moral más que discutibles). Me preocupa más la estulticia diaria de un montón de personas incapaces de comprender que vivimos en una sociedad donde el bien colectivo constituye la única riqueza que tenemos los ciudadanos. 
Esta formulación resulta genérica e incluso, si no se matiza, contradictoria. Los ineptos del Desgobierno del Reino de España dicen buscar el bien de los españoles, aunque dicha formulación resulta más falsa que una moneda de tres euros con quince céntimos, pues lo que realmente persiguen es que beneficiando a una minoría, estos tengan a bien repartir su riqueza (en este caso ni eso, pues pretenden que seamos un caladero de obra barata que atraiga industria. Crasa estupidez, pues pasará mucho tiempo antes de que seamos más baratos que los países asiáticos y, además, en el camino perderemos un montón de derechos, que son los que hacen grandes a un país). 
Entonces, ¿a que me refiero con el bien colectivo? 
El bien colectivo es aquello que contribuye a mejorar el nivel de vida de las personas que formamos parte de esta sociedad. No se trata de actos heroicos ni zarandajas por el estilo. Voy a poner un ejemplo cercano que espero sirva para ilustrar lo que quiero explicar.
Imaginemos que un alumno tiene problemas para seguir el ritmo de la clase. Todos somos capaces de diagnosticar que el citado niño, o adolescente, tiene problemas (ese sería un análisis que se quedaría en lo superficial). No sólo esto; cierta gente podría decir que dicho chaval es "muy cortito" y que todos los problemas que tiene son y serán así. Volvemos a lo mismo, a la incapacidad para escarbar, para pensar que si indago en los procesos más íntimos, en los mecanismos de funcionamiento, puede que no todo sea estático e inmanente. Pero, evidentemente, resulta mucho más práctico no raspar, no profundizar, trasladando la solución de lo que nos rodea al exterior. De esta manera parece claro que podemos llegar a la conclusión de que la solución no reside en lo que podamos hacer nosotros, pues nada puede cambiarse de lo que ocurre. 
Este ejemplo, que espero haya sido lo suficientemente esclarecedor, intenta exponer como funciona el mecanismo de una parte significativa de los ciudadanos. Sustituyamos al niño "muy cortito" por lo que acontece en nuestra vidas a fecha de hoy y veremos como los mecanismos de fuga de una parte de la sociedad funcionan exactamente igual que los del ejemplo anterior. 
Existe un mecanismo de fuga que consiste en no hacer, alegando que a él le gustaría pero que nadie o casi nadie se implica. Pero éste no es tema para hoy y, tal vez, otro día lo abordaré.
Volviendo al asunto que me traigo entre manos, la incapacidad para buscar en la esencia, la única posibilidad que permitirá cambiar realmente lo que acontece (el resto es un lavado de imagen), constituye uno de los grandes problemas para que ese bien colectivo constituya el motor de funcionamiento de esta sociedad.
Desconozco si he sido capaz de transmitir lo que intentaba, pero, a fecha de hoy, y con este resfriado que me impide, más que de costumbre, pensar, no soy capaz de hacer otra cosa.
Un saludo.

2 comentarios:

Piedra dijo...

Estoy espeso, siento decirte que no me he enterado de casi nada, ¿que hacemos entonces con el niño tonto?

En fin, que si el problema (tuyo) es el resfriado, toma nota:
(Lo mio no tiene arreglo)

http://www.muscleblog.es/2011/12/terapias-alternativas-para-prevenir-y-combatir-el-resfriado-y-la-gripe-y-fortalecer-el-sistema-inmune/

http://www.muscleblog.es/2011/11/un-estudio-cientifico-demuestra-que-el-te-verde-es-mas-eficaz-que-las-vacunas-para-prevenir-la-gripe/

PACO dijo...

Hola Piedra.
Creo que soy yo y mi puñetero resfriado. Lo siento.
Un saludo.