jueves, 4 de octubre de 2012

NEOLIBERALES, PENSAMIENTO CONVERGERTE

No entraba en mis planes realizar durante esta semana ninguna otra entrada dedicada a la ideología predominante. Aunque en mi descargo ante el lector, puedo alegar que en esta ocasión lo que intento puede considerarse algo bien distinto a lo hecho hasta el momento durante la semana y creo que durante toda la vida de ese blog. Pretendo, ni más ni menos, realizar una radiografía de lo que pasa por la cabeza del personal que, de una u otra forma, defiende que las tesis neoliberales conforman algo fetén que no funcionan porque no se han aplicado bien. Como el lector podrá suponer este ejercicio, tendente a la generalización, se quedará corto por algunos sitios y le sobrará tela por otros, pero me parece interesante exponer estas tesis, ideas o como se quieran llamar, para intentar desmitificar algunos de los tópicos y, especialmente, la supuesta inteligencia de algunos de los ídolos sagrados del neoliberalismo.
Si pudiéramos destacar algo que caracterizara a un neoliberal es la sensación de que ellos son los elegidos. Elegidos por quien sea, pero elegidos al fin al cabo. Según la mentalidad de estas personas su posición social es la que es por su esfuerzo, por sus capacidades, por su ambición, por su lucha, por su... En el fondo, su posición social es un premio que un ente (la sociedad, un dios, Manolita Chen) le dan por ser lo que es y como es; porque no todo el mundo puede presumir de reunir esas características personales con las que ha nacido (aquí se incluirían cuestiones como el tesón, que constituye una virtud con la que se nace). Ser así es un regalo. De hecho, la posición social es fruto de esas características, y los que se encuentran por debajo  en la escala social no poseen esas virtudes. Los inferiores, socialmente hablando, son vagos, se dedican a medrar, no tiene normas ni valores... En el fondo de este pensamiento subyace una teoría implícita, la del ser elegido para "triunfar", frente a los de abajo. Los de abajo, una panda de gañanes carentes de todo lo indispensable para aportar algo a esta sociedad.


El lector podrá considerar que este análisis se caracteriza por su simplismo o, si me apuran, por una caricaturización de la realidad. Creo que no puede haber nada más lejos de la realidad. Declaraciones como las del fulano que preside la CEOE, justificando que la educación sea para los ricos e inteligentes, los elegidos, dejan bien a las claras el verdadero pensamiento de ciertos tipos que copan parcelas de poder, sea éste cual sea. Pero esta misma forma de pensar se puede extrapolar a cualquier persona que considere que la doctrina del triunfo es la base de la sociedad. ¿No conoce el amable lector a personas que, aún no declarándose de esa derecha rancia, neoliberal/católica, defiende de una u otra forma que los que están por debajo en la escala social se encuentran allí por algo inherente exclusivamente a ellos? Se lo puedo plantear de otra manera. No ha escuchado el amable lector eso de, "estoy aquí porque le he luchado, por mi dedicación, atributos...". En el fondo esta declaración enmascara la presunta incapacidad de los demás, que no han sido los elegidos. Este pensamiento calvinista es la base del funcionamiento del sistema social que nos intentan trasladar. En el fondo es lo que subyace en el discurso de la caridad: yo, el elegido, entrego lo que me sobra, o parte, al necesitado que no ha sido elegido y está ahí por sus propios méritos, o deméritos.
Resulta curioso que muchos de los que se consideran elegidos los sean por una cuestión de azar. El azar de nacer en la familia adecuada, que le proporcionará un muy buen futuro, aunque sea un zote. Tal vez el caso más significativo de lo que cuento sea el de Geroge W. Bush que, como aparece en el documntal de M. Moore, todo lo que dirige lo lleva a la quiebra, incluido su país, como se vio a posteriori. Pero tuvo la suerte de que su abuelo se hiciese rico y eso le convirtió en el elegido.
De igual manera los economistas patológicos que han regido y rigen los destinos del planeta no vieron venir la crisis y el sufrimiento ciudadano posterior por la sencilla razón de que se consideraban  infalibles, los elegidos, y, de igual manera, pensaban que sus chorradas intelectuales estaban dotadas de la misma infalibilidad.


Otra de las características de las personas que defienden un pensamiento neoliberal es la presunta defensa del individualismo. Escribo presunta porque el individualismo sólo se aplica al dinero. "Lo mío es mío y de nadie más. El estado me roba con los impuestos. No tengo que repartir mi dinero con nadie, por mucho que le necesite, por lo que los impuestos son innecesarios. Sin embargo, en lo relativo a las normas relacionadas con la sexualidad o con aspectos como la libertad de expresión cuando afecta a las creencias religiosas y/o políticas, no tienen ningún problema en legislar y legislar, cohibiendo la libertad individual de las personas, incluso hasta para formar parejas.
Este presunto individualismo es lo mismo que el derecho que estos tipos demandan a ejercer la libertad, su libertad. Libertad que, casualmente, coincide con el aspecto económico, pero que se saltan a la torera cuando se refiere a aspectos como los citados en el párrafo anterior. En el fondo todo se reduce al vil metal y la conservación del mismo.
Esta idea del individualismo y la libertad llevada al paroximo sirve para justificar las privatizaciones de los servicios sociales, mucho más caros y, en no pocos casos, más ineficientes que los públicos (las estadísticas pueden servir para justificar una guerra o una campaña de planificación familiar)
Un tercer aspecto que me gustaría reseñar sobre los esquemas mentales de estos tipos y tipas (hay que acordarse de todo el mundo y toda la munda) se basa en la importancia de la apariencia. No sólo del aspecto físico (ya puedes haber inventado la vacuna contra el SIDA, que como vayas vestido de hippie serás, por definición, un perroflauta pordiosero), que eso nos puede ocurrir a todos, también importa lo material, lo que se posee. Ya puedes ser un asesino en serie que si vas con un Rolex y un traje de 3.000 euros te verán mejor que al inventor anterior de la vacuna.


Vale, el ejemplo es una vaina, que dirían por ahí, pero creo que el lector ha entendido lo que quería decir. Un tipo que tenga una gran casa, un coche de lujo y vete tú a saber cuantas cosas más, por definición, para estos tipos neoliberales, es buena gente; digno de todo crédito y envidable, si llega el caso. Es buena gente por el mero hecho de tener esas cosas. Como dice la canción: "tanto tienes, tanto vales...". La validez moral y social (desconozco si en este caso esta palabra esta bien usada, pero me parece la más ajustada para lo que intento transmitir) de un individuo se mide en lo que posee, o parece poseer, que esa es otra y a uno le recuerda al hidalgo del Lazarillo.
Un cuarto pilar de estos tipos lo constituye la familia, o eso creen ellos. La familia, generalmente la nuclear, constituyen la base de la sociedad según alegan. Nada más alejado de la realidad. El concepto de familia que pretenden defender está subyugado al dinero, a ganar dinero a costa de lo que sea, incluso de la familia que dicen efender.
Uno tiene la impresión de que para esta gente la familia constituye, exagerando un poco, algo así como lo que sigue: liarse con una persona del otro sexo (aspecto éste del sexo contrario nada baladí en este caso), casarse, tener hijos, darles una educación, a ser posible en colegios privados o concertados, pagar los gastos derivados de sus estudios universitarios (especialmente si tienen que estudiar fuera de su localidad) y esperar que encuentren un buen trabajo y que se líen con una persona del otro sexo para... Todo ello mediatizado por un aspecto, que es inherente a la ideología, se debe trabajar lo máximo posible para conseguir cosas, muchas cosas. Cosas materiales como un colegio privado, una universidad, a ser posible privada, un master del universo y... Pero...¿dónde queda el dedicar tiempo a los hijos, que son los miembros más vulnerables de la familia? Sí, en la teoría del conciliación laboral y familiar, que en realidad se reduce, especialmente para los menos pudientes, en llevar a los niños desde primera hora de la mañana a una guardería y no verlos en todo el día. ¡Buena forma de creer en la familia! Pero entre realizarse trabajando y pasar más tiempo con los hijos no hay color. El neoliberal preferirá el del dinero.
Intuyo que existen aún una multitud de rasgos de pensamiento que ayudarían a definir mejor a este tipo de gente, pero creo que, como el avispado lector habrá colegido, todos confluirán en un punto común: el culto al dinero, a la posesión material, a la acumulación. La mentalidad neoliberal eleva al rango de deidad a todo lo relacionado con el dinero, envolviéndolo con distintos ropajes, que intentan disimular su única idea: el dinero lo es todo.
Un saludo.


6 comentarios:

Anónimo dijo...

Deja de hacer spam de tu blog hijo de perra

Anónimo dijo...

Y ademas eres un populista de segunda fila

PACO dijo...

Hola, querido anónimo.
Difícil contestarte sin insultarte, pero creo que demasiado tienes con ser como eres.
Por cierto, la publicidad funciona, porque incluso gente como tú se molesta en leerlo.
Un saludo.

PACO dijo...

Por cierto, he suprimido uno de los dos comentarios que me tildan de hijo de perra, por ser idénticos. Parece que el autor y contar no se llevan bien.

isabel lagar dijo...

En fin, lo que hay que leer... Alabar tu artículo, como siempre, y decirte que para mí el neoliberalismo no es más que una forma moderna de denominar al clasismo rancio y eugenésico de toda la vida. Ahora se enmascara bajo el nombre moderno de neoliberalismo, pero en realidad, la historia está llena de estas cosas. ¿Qué era sino el nacismo? ¿O las monarquías absolutas? Estos habrán utilizado otras herramientas para conseguir el mismo propósito de siempre: perpetuarse en el poder machacando a la población hasta la extenuación.

PACO dijo...

Hola Isa.
Lo del anónimo tiene su cosa. Vi una noticia sobre Oreja, del que pienso, por los datos que tengo que es un vago que vive a cuerpo de rey a costa del dinero público, condenando el aborto en general. En el posterior comentario, además de reseñar su falta de actitud hacia el trabajo que realiza añadí algo así como que si tanto le interesaba la familia podía predicar con el ejemplo y dar una parte significativa de su dinero a las familias que lo necesitan.
El que escribió el comentario del blog sería un provida o algún tipo por el estilo, por eso no me molestó en exceso el comentario.
Sobre los neoliberales, estoy contigo, son los clasistas de siempre, los del "viva las caenas" y demás tropa de toda la vida de Dios, nunca mejor dicho.
Un saludo.