viernes, 4 de noviembre de 2011

GRECIA, EL COMPENDIO DE TODOS LOS MALES (II)

La entrada de hoy, como su título indica, completa y termina la de ayer, en la que se intentó demostrar que en lo que sucede en Grecia se pueden identificar todos los males que nos ha llevado y nos hacen permanecer en esta terrible y detestable crisis. Si ayer acabamos con la distorsión interesada que de la realidad hacían los culpables de este desastre, hoy comenzaremos explicando como han asumido, o no asumido, sus responsabilidades los culpables de esta crisis.
No hacen falta cinco Masters del Universo en Economía o Justicia para extraer otra consecuencia de la crisis del país de Platón: los culpables se han ido de rositas. Nadie ha juzgado, ni tan siquiera lo insinúa,a los políticos, economistas y demás troupe que falsificaron las cuentas. En Grecia, como en el resto del mundo, los causantes de esta crisis siguen ocupando cargos políticos y económicos, mientras los ciudadanos sufrimos las consecuencias de sus desaguisados y su criminal gestión. No sólo siguen ocupando cargos, además, en el colmo de la desvergüenza, se atreven a decirnos, imponernos sería más exacto, lo que debemos hacer para acabar con la desastrosa situación que ellos han creadocuando un gran banco fracasa el Estado corre a socorrerle con dinero público, con nuestro dinero.


De la misma forma que estos fulanos crearon la crisis, sus soluciones no sólo no han conseguido acabar con ella, más bien la han agudizado. El ejemplo griego es palmario, cada medida tomada por los presuntos expertos para paliar la situación, lo que ha conseguido en realidad es empeorarla. Así llevamos casi cuatro años escuchando y aceptando las imbecilidades neoliberales que se le ocurre a cualquier tarado, muy bien pagado y con un presunto gran saber y conocimiento, para acabar con esta crisis. Resultados: peor que nulos, pues lo que aconsejan crea más paro, miseria, muerte y destrucción. Los culpables de todo siguen, tanto en lo público como en lo privado, propiciando la puesta en práctica de soluciones absurdas y dolorosas para los ciudadanos.
También es reseñable la "endogamia" entre la empresa privada y los organismos públicos. Los mismos tipos que trabajan para bancos, fondos de inversión, multinacionales... no tienen ningún problema en desempeñar, la día siguiente, un cargo en un gobierno o en un organismo internacional. Y viceversa. El ejemplo prototípico lo encontramos en Mario Draghi, el tipo que dirige desde hace poco el B.C.E., que dirigía el banco de inversión en Europa mientras éste ayudaba a los políticos griegos a trucar las cuentas de su país.


El caso del país mediterráneo también se presenta como paradigma de la manipulación informativa por parte de los medios de comunicación, que no de comunicación. Parece ser, al menos según los medios españoles, que las continuas huelgas generales y sectoriales se pueden reducir a la imagen de un fulano ardiendo y la de varios policías agredidos. Centenares de miles de manifestantes, huelgas generales continuas con la consiguiente paralización del país, reivindicaciones permanentes y actos reivindicativos permanentes se reducen a dos imágenes y, en ciertos medios de derechas, a considerar a todo los griegos poco menos que como descendientes directos de José María "El Tempranillo". Parece que en ese país nadie trabaja y todo el mundo vive de pufar al estado. Resulta evidente que se olvidan de que multinacionales alemanas, francesas, belgas... se han aprovechado de los ciudadanos de este país, robando su dinero a cambio de cuestiones inútiles o inflando la factura final a pagar por los servicios contratados. En el fondo se trata de transmitir la idea de que los culpables de todo lo que pasa son ellos. ¿Por qué? Porque es más fácil culpar a los ciudadanos que a los que culpables reales, que, casualmente, defienden las mismas teorías que esos medios de comunicación.
Papel aparte merece la Unión Europea, el B.C.E., el F.M.I. y demás organizaciones, más empeñadas en ceñirse, al menos en teoría, a las tesis económicas neoliberales que en solucionar los problemas de los ciudadanos, como hemos podido comprobar con las medidas impuestas al país de Pericles y Fidias. Las políticas de reducción del déficit público han contribuido decisivamente a que dicho país entrara en una espiral que ha empobrecido, aún más, a los ciudadanos y ha generado más déficit, pero la ortodoxia era la ortodoxia y los ciudadanos, y los resultados, por qué no decirlo, importan poco o nada.



La última conclusión que podemos extraer de todo el lío griego es que a los políticos, a los economistas y a los que dirigen el cotarro entre bambalinas les gusta poco, tal vez nada, que los ciudadanos decidan. Es decir, a los poderes fácticos no les gusta la democracia, el gobierno del pueblo. El ejemplo lo encontramos en la oposición que ha generado la iniciativa, posiblemente interesada, de Papandreu de realizar un referéndum para someter al criterio ciudadano la idoneidad de las medidas económicas a tomar para "sacar al país de la crisis" (curioso, esta entrada la terminé ayer a primera hora de la mañana y debo retocarla para ceñirme a la actualidad: las presiones de los infames Sarkozy y Merkel han conseguido que Papandreu retire su proyecto y además formará un nuevo gobierno ¡con los culpables de que la contabilidad griega fuera más falsa que la dentadura del Cuñado! ¡Viva la democracia!). Como he comentado un poco más arriba, lo más posible es que todo fuera una medida propagandística del dirigente socialista (por qué no lo hizo antes, cuando se tomaron las primeras medidas y la calle ardía), pero los dirigentes europeos, Sarkozy y Merkel especialmente, han echado espuma por la boca ante el intento de consultar a los directamente afectados por las medidas: los ciudadanos. Mientras tanto, los mercados, los especuladores, han aprovechado para sacar tajada, ante la posibilidad de que los ciudadanos decidan sobre algo tan sencillo como sobre su futuro económico; al menos esa ha sido la excusa utilizada esta vez. La democracia está reñida con el poder económico y con el poder de los que han llegado al poder a través de las urnas. Curiosa contradicción. La teoría de todos estos poderes es que ellos actúan porque saben lo que nos conviene y nosotros, los ciudadanos, que debemos ser un poco lerdos, no tenemos ni idea. Al menos según ellos. En el fondo, se trata de infantilizarnos para quitarnos lo que es nuestro: el poder de decisión sobre los asuntos que nos conciernen. Hemos pasado de la dictadura del proletariado de Marx, a la dictadura de los especuladores, de Friedman.
En definitiva, todo se puede resumir de la siguiente manera: Grecia se ha convertido en el espejo perfecto, donde se puede comprobar que todos los cambios, medidas lo llaman ellos, que están tomando los sinvergüenzas, cuando no genocidas, que dicen regir nuestros destinos, se basan en intentar perpetuar un sistema obsoleto y agotado, apretando para ello las clavijas, estrujando en todos los sentidos, al ciudadano, al que encima le intentan asustar y culpar del fracaso de un sistema creado por las élites dirigentes, no olvidemos que la desregulación económica se ha ido construyendo poco a poco con la complicidad de los gobiernos y el impulso decidido de una parte de los llamados expertos en economía.
Un saludo.

2 comentarios:

Claudia Baelo dijo...

Hola Paco: Pues así es.Y lo peor de todo,lo más terrible es que el ciudadano de a pie griego,honrado,trabajador y demócrata se lo está pasando muy,muy mal.Y son la mayoría.¿Cómo tendrán que sentirse al escuchar esas sucias palabras de incluir a toda Grecia en corrupción?,es como si a todos los españoles,y valga la comparación, nos metieran en el mismo saco del Gúrtel,gritaríamos ¡¡es mentira!! y eso hacen,pero la prensa cuenta la historia como le sale del plumón.
Fíjate bien en la carita del Barroso en este vídeo...bueno, el vídeo no tiene desperdicio.
Un saludo!

http://youtu.be/nqno8H-mjeY

PACO dijo...

Hola, Claudia.
El poder de la prensa es descomunal. Los mass media arrojan, generalmente, bazofia, medias verdades, cuando no mentiras interesadas, siempre para favoreciendo los intereses del amo del medio.
Un saludo.