martes, 1 de noviembre de 2011

POCOYÓ Y LA MADRE QUE LO PARIÓ

El domingo el tipo que dirige Zinkia, un noble, la productora de Pocoyó, fue entrevistado por el Follonero sobre el asunto de la subida de impuestos a los más ricos, con la finalidad de contribuir a mejorar la sociedad en la cual viven y de la cual, no lo olvidemos, sacan sus beneficios. Con ciertas salvedades el fulano vino a decir que las personas más acaudaladas ya crean mucha riqueza y que no se les debe atosigar con el asunto de la contribución al fisco. Más bien al contrario, casi casi habría que rendirles pleitesía por su buen hacer, que pudiera parecer casi casi desinteresado, al menos según lo presentaba el Grande de España en cuestión.


Si bien esto me indignó en cierto modo, no puedo considerar que fuera lo que más me llamó la atención de las declaraciones del magnate de los dibujos animados. Cuando realmente saltaron todas mis alarmas fue en el momento que el tipo largó que la única forma de producción valorable, la única producción que crea riqueza, en este país es la de la empresa privada que en la que trabaja un tercio de la población. En definitiva, que ellos se han constituido en los únicos creadores de riqueza. Fue entonces cuando comprendí porqué se había arruinado dos veces, al menos eso decía (aunque uno cree que el colega tenía la pasta por castigo): su interpretación de la economía, digna de un zote, no envidiaba en nada a su limitada, nula, visión de la redistribución económica y de la verdadera creación de riqueza. Veamos porqué.
Lo más fácil consistiría en argumentar que todo el dinero que las administraciones gastan en infraestructuras, que realizan empresas privadas, facilitan que éstas funcionen, que sus obreros no están en paro y, por si fuera poco, que esas carreteras, obras ferroviarias, pantanos, aeropuertos, puertos, conducciones de aguas para regadíos, campañas de las administraciones para fomentar el turismo en nuestro país... fomentan el comercio, el turismo o la agricultura. A nadie se le escapa que ese dinero, de todos, fomenta la riqueza, y en algún caso como el denunciado por Competencia, la avaricia de cuarenta y siete constructoras que pactaron los precios. Pero no, este argumento sería muy manido y no vamos a usarlo.
También podríamos utilizar la famosa cuestión de que las personas que cobran de las administraciones, por desarrollar su trabajo para ellas, son las personas que tiran del carro en períodos de crisis, pues, poco o mucho, tienen un sueldo mensual asegurado y siguen consumiendo, fundamento del tipo de economía que defiende el noble de barbas tan convencido de las estulticias que arroja como verdades absolutas. A este respecto basta ver al respecto los datos de la crisis del 29 que corroboran tal teoría. Pero no, tampoco iremos por tal camino, pues es la senda fácil y hoy me apetece torturarme un poquito.



Otro argumento que podría desmontar las sandeces del empresario de éxito es bastante más jocundo. Este tipo considera que lo privado es lo único que crea beneficio y riqueza, ante lo que surge una pregunta: ¿a gestión, pública, por ejemplo, de las aguas de Madrid produce beneficios? Por supuesto. ¿Es una losa para los ciudadanos? Por supuesto que no. ¿Sería mejor la gestión si fuera privada? Yo sólo puedo aportar la experiencia de mi ciudad de origen. Tras privatizarse, hace bastantes años, el servicio de aguas se ha producido un incremento bestial en el precio y el agua es de peor calidad, al menos de peor sabor. Imagino que podíamos seguir por la privatización de Telefónica, Argentaria, Campsa y demás empresas de electricidad y similares. Además de recibir una mierda por esas empresas, la privatización de las mismas no ha redundado en beneficio de los consumidores, pues las prácticas oligopólicas, con alteraciones pactadas de precios incluidas, son la forma de actuar de dichas empresas. Las empresas públicas como Loterías del Estado crean más riqueza  para los ciudadanos en un sólo año que la que el marqués, duque y demás patulea que se le quiera añadir va a crear en toda su vida. Por tanto, al menos el orondo empresario debería reconocer que parte de las empresas creadas con el dinero de todos ha ido a parar, por un precio a veces irrisorio, a manos privadas.
Tal vez merezca la pena reseñar lo que ayer decía alguien a mi pareja a través de Facebook: en las empresas públicas hay mucho golfo, enchufado y similares, lo cual es verdad. Pero lo que debemos hacer es mejorar. A nadie se le ocurriría desmontar el cuerpo de la Guardia Civil porque se pille a unos cuantos integrantes de la misma traficando por droga, lo que se hace es perseguir a los delincuentes. 
Pero no, el argumento crucial para rebatir las sandeces del individuo en cuestión no va a ser ninguno de los anteriormente expuestos. A uno le hace mucha gracia la tan alta estima en que se tienen los empresarios, que defienden que son los únicos capaces de crear riqueza. No vamos a entrar en que entienden por crear riqueza, que en general supone ganar lo máximo posible para si mismo. Más bien vamos a profundizar en lo de los únicos de capaz de crear riqueza. 
Tipos como el hijo de nobles consideran que la única riqueza posible es aquella que se puede vender y comprar. Para que nos entendamos: crear riqueza es hacer un coche, plantar lechugas o hacer una serie de dibujos animados. En definitiva para estos fulanos crear riqueza es producir cualquier cosa, por absurda e innecesaria que pueda ser,  para ser consumida y de esta manera llenarse los bolsillos.


Evidentemente el médico que cura al enfermo, el docente que enseña al niño o la adolescente, el policía que evita una accidente, el fisioterapueta o el terapeuta que rehabilitan a una persona para que hagan una vida normal, el basurero que con su acción evita que las ratas campen a sus anchas... esos no producen nada, al menos si trabajan en lo público. Esta visión de la economía, meramente mercantilista, es la que interesa a estos tipos, los empresarios, pues de esta manera ellos se erigen en los protagonistas del tinglado, especialmente si obvian que el trabajador es fundamental para que ellos ganen ese dinero, lo que denominan eufemísticamente con el término riqueza. Pero, le pese a pese a quien le pese, la riqueza es todo aquello que redunda en la sociedad de manera positiva. Riqueza es aumentar la esperanza de vida de los ciudadano; riqueza es erradicar enfermedades; riqueza es alfabetizar a todos los miembros de una sociedad; riqueza es invertir en carreteras para mejorarlas, evitando accidentes, comunicando a poblaciones; riqueza es invertir en energías renovables, aunque sean menos productivas; riqueza es proporcionar unas condiciones de vida digna las personas con discapacidad severa y/o dependendientes; riqueza es, en fin, cualquier cuestión que mejore la calidad de vida de los ciudadanos que conforman la sociedad. La visión que transmiten los empresarios, sus mamporreros mediáticos y los economistas a sueldo es la que interesa a una minoría: los que tienen el dinero, o mejor dicho: los que tienen mucho dinero. Dicha visión se caracteriza por el menosprecio hacia el trabajador (parece que sólo son los empresarios los que con su trabajo e inteligencia crean lo que llaman riqueza). Igualmente defienden que sólo se puede considerar economía productiva aquella que se destina a la creación de bienes o a la acaparación de dinero, invirtiendo dicho dinero en actividades especulativas con la finalidad de conseguir más dinero. Por último, estos tipos menosprecian todo aquello que se construye con el dinero de todos, excepto cuando les endilgamos un pastizal en forma de subvenciones, dinero de todos, que entonces sí que está bien invertido (al menos eso dicen ellos).
Tal vez cuando todos comprendamos que la economía es una actividad humana, cuya finalidad es el bienestar de todos los ciudadanos, tal vez ese día, gente como el fulano del vídeo serán un rara avis. Tal vez, si llega ese día, la gran mayoría de los  ciudadanos seamos conscientes de que nos han intentado vender una mentira con la única finalidad de beneficiarse ellos.
Por si alguien no vio el programa lo dejo completo. Hay fragmentos muy jugosos, como la entrevista a partir del minuto 3.30 o la entrevista al técnico de Hacienda.



Un saludo.

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