lunes, 16 de enero de 2012

TRABAJADORES AL FIN Y AL CABO (II)

Como el lector recordará el tema que ocupa las entradas de ayer y hoy es la minusvaloración del trabajador, mediante una campaña mediática contundente y falaz.
Cuando lo dejamos habíamos desmontado alguna falsedad, como la de la necesidad imperiosa de bajar salario para ser competitivo. La entrada de hoy la retomaremos analizando otra estupidez de los opinadores neoliberales: la pérdida de derechos y de poder adquisitivo de los trabajadores no sirve para crear empleo. Vamos a ello.
Un  día sin avisar, al menos los que se dicen economistas neoliberales no supieron ver los avisos, la realidad volvió a mostrarse implacable; se calzó sus botas con puntera reforzada y dio una patada en los huevos a aquellos defensores de la bajada de sueldos, de la pérdida de derechos y demás tropelías. Muchos de ellos, los que no han acabado en la puta calle, han visto como sus salarios se han visto congelados, reducidos, deben trabajar más horas y demás cuestiones archiconocidas que, para sorpresa de ellos, no han contribuido a mejorar la situación individual  y colectiva de los ciudadanos de este país.
¿Para que ha servido que los trabajadores españoles pierdan en los diez últimos años pierdan trece puntos de poder adquisitivo según las cifras oficiales (según cálculos de asociaciones de consumidores esta pérdida, desde que entramos en el euro es de cerca de treinta puntos)? ¿Para crear empleo? ¿Para ser más competitivos? Me abstengo de responder, pues el lector conoce de sobra las cifras de paro de nuestro país.
Retomemos el tema de la degradación que ha sufrido la imagen del trabajador, gracias a los seguidores de las opiniones, que no teorías, neoliberales.
Resulta harto sorprendente que los dictados de estos personajes se olviden de algo tan obvio como los siguiente: si el trabajador desempeña su cometido de manera correcta ¿por qué se le debe bajar o congelar el sueldo? Máxime cuando las empresas no tienen déficit. O lo que es lo mismo: ¿por qué no se valora el trabajo que realiza la persona en su puesto de trabajo? Las opiniones de estos personajes que rigen, o lo intentan, nuestros destinos económicos se basan en supuestos etéreos, en el que el presunto bien común se encuentra por encima de la realidad.
Seguro que algún lector habrá asociado dichos postulados con los de una religión. Existe un ente superior, en este caso la Economía, que obliga a sacrificios en vida, en este caso laboral, en pos de un bien mayor que, por cierto, parece que nunca se puede alcanzar, pues siempre hay algún nuevo precepto que cumplir para alcanzar el Nirvana económico. Pero hay una diferencia crucial con las religiones, especialmente con las ramas más light de las religiones: la nueva religión impone sacrificios no elegidos por el ciudadano. Si un tipo se fustiga voluntariamente porque su religión "así lo dice", allá él, pero la gran mayoría de nosotros no hemos elegido la religión neoliberal. Es más, muchos gobiernos, como el de Z.P. o el de Schroeder, engañaron a sus electores, o a parte de ellos, para comulgar con la nueva fe.


Siento que me estoy dispersando y estoy perdiendo de vista el motivo que me ha llevado a realizar estas entradas, por lo que vuelvo al tema.
El que suscribe que el trabajador debe ser valorado por la labor que realiza y la eficacia con la que la lleva a cabo. Aunque pueda levantar ampollas el ejemplo de los controladores es el más indicado. Estos trabajadores han conseguido que el número de accidentes aéreos en este país, al menos en la parte que a ellos corresponde, sean cero (el último, por ejemplo, tenía bastante más que ver con la compañía aérea que no realizó los arreglos necesarios en el aparto correspondiente). O lo que es lo mismo: cumplen su desempeño, huelgas aparte, con una eficacia extraordinaria. ¿Cuál es el motivo para bajar sus sueldos (que por cierto no eran los que el infame Pepiño decía en público)? ¿Qué son muy altos? Más costoso es perder una vida, o muchas, por la ineficacia de un controlador. De hecho su trabajo no debía ser tan fácil cuando los controladores aéreos militares no les pudieron sustituir (hace años se hizo ésto en Francia con resultados catastróficos). Por cierto ¿qué legitimidad tienen para pedir que se baje el sueldo de alguien aquella persona que defiende a corruptos por el mero hecho de ser de su partido? Puestos a elegir no tengo ninguna duda: páguese un pastón a aquel que hace bien su trabajo, del que, por cierto, nos beneficiamos todos. Detalle este último nada baladí.
Este ejemplo me servirá igualmente para demostrar lo siguiente. El, presuntamente corrupto, Pepiño Blanco (el mismo que mintió en la Noria sobre los sueldos de los funcionarios), con el apoyo inestimables de diferentes medios de comunicación, se encargaron de realizar una muy efectiva campaña de desprestigio contra este colectivo, igual que está ocurriendo desde hace años con el colectivo funcionarial, o que ocurría, y ocurre, con los parados (para cierta gente unos vagos que prefieren cobrar una mierda, o no cobrar nada, antes que trabajar). Sí, todo se trata de desprestigiar a colectivos, mediante campañas debidamente orquestadas, para que una parte de la ciudadanía arremeta contra ellos, acusándoles en muchos casos de todos los desastres, colectivos y personales, habidos y por haber. Item más, parece que una parte de los ciudadanos disfrutan cuando a estos colectivos les quitan derechos adquiridos, para que todos estemos "igual". Evidentemente esta política lleva a la distracción y, por supuesto, a no señalar a los auténticos culpables del desaguisado en que nos vemos inmersos.


Si algo parece evidente es que el razonamiento de trabajadores que arremeten contra otros trabajadores es tan absurdo, ni tan siquiera egoísta como veremos más adelante, que conduce a la miseria más absoluta de todos los trabajadores. Igualar a diferentes colectivos, restándoles derechos, conduce a una pérdida generalizada de derechos. Recuerda el lector ese dicho atribuido erróneamente a Brecht: "primero vinieron a por...", el religioso que lo escribió lo define mejor de lo que yo podría hacer en cien líneas. El mal de los iguales, acabará cavando la tumba de todos.
Ciertas personas, muchas, han olvidado que lo único que poseemos, a nivel individual, es nuestra capacidad de ofrecer un trabajo y, a nivel colectivo, nuestra capacidad de asociarnos para presionar para que todos nos igualemos, en la medida de lo posible, por arriba, no por abajo.
El trabajador debe recibir un salario y tener unas condiciones de trabajo en función de la eficacia en el mismo y a lo que deberíamos aspirar es a igualarnos por arriba, no a regodearnos en el mal ajena, que como dije se convertirá, en no mucho tiempo, en el mal propio. Debemos luchar porque se valore de manera adecuada nuestro trabajo, cuando ésto ocurra habremos dado un paso adelante muy importante.
No vivo en los mundos de Yupi y sé que este país tiene un número escandalosamente alto de parados, algunos no tanto, pero todo el mundo debe buscarse la vida. Pero también sé que si entre todos, parados incluidos, caminamos hacia la misma dirección, personajes como Juan Rosell tendrán muchos problemas para gestionar una patronal basada en la idealización del empresario y la degradación del trabajador hasta una categoría cuasi delictiva.


Voy a concluir con dos reflexiones, que no sé si van a ayudar a mejorar la  calidad de la entrada, pero que creo necesarias.
Todos los trabajos son necesarios, aunque pudieran parecer secundarios o no apropiados para cierta gente. ¿Se imagina el lector lo que ocurriría si los servicios de recogida de basura de su localidad hicieran una huelga de dos semanas?
En segundo lugar es muy difícil cuantificar cuanto deben cobrar muchos profesionales. ¿Un guardia civil debe cobrar en función de las multas que pone, de la gente que ayuda en la carretera o del accidente que evita? ¿Un médico debe cobrar en función de lo que ahorra, que también, o de la pronta identificación de enfermedades, especialmente aquellas que son graves, lo que generará un ahorro posterior y una mayor calidad de vida del paciente? ¿Cuánto ha de cobrar el tipo que dirige y organizó el sistema de transplantes español, el mejor del mundo? A mi, personalmente, no me importaría que su sueldo mensual tuviera cinco cifras, o seis, pues este tipo ha hecho más por su conciudadanos, nosotros, que lo que harán el 90% de los políticos en toda su "carrera política".
Tras estas dos entradas si algo parece claro es que la solución de los problemas no es denigrar al trabajador y restarle derechos, al menos por parte de otros curritos. Al contrario. La solución es luchar para que las rentas del trabajo, y por ende sus derechos, aumenten y, a lo mejor, el sistema agónico (ese que está llevando a muchas mujeres en el Reino Unido a prostituirse para pagar la cada vez más cara y menos becada universidad) aguanta un poco más, tanto como los recursos disponibles lo permitan.
Un saludo.
P.D.: Si toda alguien cree que la solución es enfrentarse con otros colectivos de trabajadores le invitaría a leer el siguiente artículo:
http://www.attac.es/2012/01/16/las-verdaderas-intenciones-del-banco-central-europeo-y-las-elites-financieras-2/


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