miércoles, 18 de enero de 2012

UN MUNDO MEJOR ¿SEGURO?

Lo que el lector va a leer hoy podrá desconcertar en un principio al mismo,  especialmente porque voy a arremeter contra una de los grandes divulgadores científicos de este país, tal vez el mejor. No, no me estoy refiriendo a Flipy, el citado divulgador es Eduard Punset.
El ex militante comunista durante el franquismo, viró en su ideología, aspecto nada reprochable, pues él, como otros muchos, con el paso del tiempo atemperaron su vehemencia revolucionaria para adaptarse a las circunstancias, tanto las vitales propias como las del contexto. Durante los primeros años del sistema generado por la Constitución del 78 le encontramos en el centro político, con algún flirteo incluido con CiU. Posicionamiento que no tiene, al menos desde mi punto de vista, nada criticable. Cada cual hace lo que quiere y lo que puede. 
Tal vez un aspecto más determinante para entender al personaje, al menos desde mi punto de vista, sea su trayectoria profesional antes de los coqueteos políticos. Punset trabajó para algunos de los periódicos económicos más importantes del mundo, por ejemplo para The Economist, llegando a ostentar cargos de responsabilidad en dicho tipo de prensa. Su etapa de periodista culmina cuando llega al F.M.I., trabajando como economista al servicio de dicha entidad supranacional. Parece evidente que su ideología no difiere en exceso de la que en estos momentos podemos denominar oficial. Basta leer lo publicado por él mismo hace un par de domingos en un suplemento dominical. Pero aunque dichas teorías, opiniones, me parecen execrables, nada voy a alegar contra él por ésto. No es el objetivo de la entrada de hoy.
En fechas recientes el protagonista de nuestra entrada ha publicado un libro, del que hace publicidad muy sabiamente, en él que defiende que vivimos en un mundo mejor, menos violento, que hace siglos; cuestión que no me parece tan diáfana como a él y como al psicólogo social que entrevistó el domingo.
Debo reconocer que no he leído el libro (hubo un breve tiempo en el que adquiría sus publicaciones, pero cuando descubrí que me dejaban un regusto de insuficiencia decidí gastarme el dinero en otras cosas), sin embargo tuve ocasión de ver, no de manera completa, su programa el domingo y asistí perplejo a la entrevista con el psicólogo social cuyas teorías sirven de fundamento, al menos así se lo he escuchado al autor repetidas veces, para el libro en cuestión.

 

Tal vez mi disensión se base en lo que entendemos cada uno por violencia. Resulta evidente que las guerras , esas en las que mueren jóvenes defendiendo a su "patria", en el continente europeo los últimos años han disminuido de manera significativa. Los europeos ahora nos dedicamos a ir a países de Asia, África y, en algún caso, a América Latina, ha "interponernos" entre unos y otros con suerte dispar y, salvo raras excepciones, cuando los que se estaban matando han decidido no matarse durante un tiempo o para siempre.  
Sin embargo, resulta obvio que si los europeos, los africanos o Rita la Cantaora mandamos soldados a algún lugar es porque otros se están dando de lo lindo. En África encontramos países, o simulacros de países, donde la guerra, bien por cuestiones religiosas, étnicas, económicas (resulta sorprendente que el mayor país exportador de coltán no produzca ni un gramo de la citada sustancia y la cosa no parezca que vaya a variar en demasía) o por la conjunción de varias de ellas a la vez, lo más frecuente. Países como Etiopía, Somalia, Nigeria, son un claro ejemplo. Es más, en algunos casos llevan décadas dándose para el pelo. Pero la situación no se circunscribe al continente africano y como no deseo enrollarme aquí os dejo un enlace sobre los puntos calientes que hay que seguir, de manera acertada,  este año:


Pudiera parecer que, a pesar de todo, las guerras son menores que hace diez siglos o que hace dos siglos y tal vez sea verdad, no poseo el dato concreto y reconozco que no me he molestado en buscarlo. Pero esta única forma de entender la violencia me parece burda y simplona. La violencia no sólo viene generada por guerras al uso. La prevalencia de los intereses de multinacionales y de la propia China, que no está dudando en expoliar los recursos de países africanos a cambio de bien poco para los ciudadanos (en algún caso a cambio de contaminación casi letal), también es una forma de violencia. Aprovecharse de los recursos naturales de ciertos países con la milonga de que estos países, no sólo africanos, el caso de Perú es otro gran ejemplo (mientras Repsol YPF exportaba el gas de dicho país, en determinadas zonas del país los ciudadanos se manifestaban por no poder disponer de dicha fuente energética), no poseen la tecnología suficiente para explotarlos es otra forma de violencia. Aunque podíamos extendernos en el asunto, y no lo haremos, no debemos olvidarnos que esta forma de violencia suele ir acompañada de gobiernos cleptocráticos que esquilman a sus ciudadanos, cuando no les encarcelan, torturan o matan. Un ejemplo claro lo encontramos en Guinea Ecuatorial. Todos estos supuestos están respaldados por los gobiernos occidentales donde se encuentran radicadas las sedes de las multinacionales que se están lucrando con la explotación de los recursos. Sería interesante no olvidar el dato de que Sarkozy condenó en un principio la revolución ocurrida en Tunez. Virando de posición ante el desarrollo de los hechos.


¿A cuantas personas afecta ese tipo de violencia? No lo sé con precisión, pero hablamos de centenares de millones de individuos anónimos. Entre los que no debemos incluir a los refugiados, que, a pesar de la buena nueva de Punset, en muchos casos tienen muchísimos problemas para volver a sus hogares, o lo que quede de ellos, y reemprender su vida.
Caso aparte, más sangrante aún si cabe, es el las grande hambrunas, y el de la miseria permanente, que en diferentes lugares de nuestro planeta tiñe de muerte e indignidad a eso que conocemos con el nombre de Humanidad. Sería absurdo ocultar que una parte de ese denigración del ser humano por parte de otros seres humnanos coincide con guerras, guerrillas y demás formas de violencia, pero no siempre ocurre así. Actualmente la cifra estimada de personas que se encuentran en situación de pobreza extrema se cifra en torno a 1.000 millones de personas.
Existe otra forma de violencia que vamos a denominar de los particulares, que es la ejercida por poderosas bandas criminales que consiguen poner en jaque a zonas de países y, en algún caso, a países enteros. Las maras centroamericanas, los cárteles de la droga en México, los problemas en las fabelas brasileñas... Aunque no pueden ser consideradas como guerras al uso, si se caracterizan por un uso de la violencia extrema hacia los ciudadanos.
Si a todo ésto sumamos el cada vez más desigual reparto de la riqueza (choca ver como Punset defiende el modelo neoliberal, incluso en India, donde no tiene ningún problema en reconocer que no se está produciendo un reparto de la riqueza generada, según él mismo admite), que afecta a los países del 1º Mundo. Situación que está abocando a la pobreza a cada vez mayor número de ciudadanos -o lo que es lo mismo: el sistema propicia que cada vez más ciudadanos vivan peor- tenemos una perspectiva nada halagüeña sobre la situación en nuestro planeta.
No sólo eso. Esta crisis, o lo que sea, está exacerbando el racismo, el odio hacia el diferente, especialmente hacia aquél que puede quitarnos el trabajo, generalmente el inmigrante que pugna por un puesto laboral de baja cualificación (aunque dicho inmigrante tenga una carrera universitaria).



Si a eso le sumamos otro tipo de violencia, la que ejercemos contra el Medio Ambiente, que está provocando de manera visible que el nivel de vida de los habitantes de muchos países esté descendiendo significativamente (basta mirar el número de alergias, el de personas afectados por enfermedades pulmonares debido a la contaminación o, en casos extremos, el de  muertes por la contaminación) o la cantidad de patologías mentales generadas por el estilo de vida tan saludable al que nos están abocando, la cosa no pinta nada bien.
Es posible que mueran menos personas en conflictos armados, cosa que no tengo tan clara, pues al haber mucha más población, aunque porcentualmente muera menos gente, el número total será superior. Puede que haya menos conflictos declarados, no lo sé, y que las guerras de expansión puras y duras sean menos frecuentes, aunque ahora otros medios, económicos, para hacerlo. Puede que... Pero si algo parece claro es que la situación no es precisamente un lecho de rosas para una buena parte de las personas que conformamos la humanidad. Al menos yo lo veo así.
Tal vez definir el concepto de violencia sea el primer paso para saber a que nos enfrentamos y luchar por erradicarla, pero ocultar que este planeta que nos estamos cargando tiene problemas serios, alegando que cada vez somos un poco mejores, y que en un futuro lo seremos aún más, me parece cuanto menos osado.
Un saludo.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Amigo Paco, la capacidad de hacer un análisis tan completo como el que tú apuntas, no entra en las limitaciones de un economista como Punset, por mucho pensamiento marxista que tenga aprendido (y olvidado). Por otra parte, continúan con su visión etnocentrista del mundo, lo que les justifica internamente su posición ante el neo-colonialismo, la existencia de guerras fuera del llamado primer mundo, o las muertes por hambre y la destrucción del planeta. Son unos cafres y unos amorales sin remedio, y no atienden a razones, por muy bien argumentadas que estén. Dinero, dinero, y dinero.
Saludos y un abrazo.

Piedra dijo...

Como bien dices, la violencia no solo es la guerra. La violencia es la miseria, y a la miseria es a lo que está condenada la mayor parte de la humanidad hoy en día.
Quizás siempre haya sido así, pero ahora somos más luchando por cada vez menos recursos, así que aunque solo sea por esa mayor cantidad de personas maltratadas por el sistema, ya hay que entender que la violencia es mayor en la actualidad.

P.D: Si poco tragaba a Punset, después de su patético intento de liderar la estafa del 15M, no puedo ni verlo.

PACO dijo...

Hola a ambos.
Carlos, no tengo nada que añadir. Es más, eres infintamente más preciso que yo al poner nombres a las cosas.
Y, al igual que hice con Spasky, sólo me queda agradecerte tu fidelidad. Gracias.
Piedra,respecto a lo del 15-M, movimiento que apoyo, no comparto tu opinión sobre lo de que es una estafa. Es posible que surgiera demasiado pronto, tal vez dentro de unos meses tuviera aún más adhesiones y en vez de ser 500.000 en Madrid hubiéramos sido 1.000.000, pero creo que ha sido necesario para hacernos sentir a muchos que no estamos solos en nuestra forma de pensar. Desde hace unos meses, como ya he dicho, pienso que todo surgió demasiado pronto, pero no dudo de que es el germen de algo más potente que, tarde o temprano, tomará una forma más potente. De hecho en algún lugar se han constituido en partido político y los actos de protesta, contra desahucios o contra la creación de puestos a dedo para los colegas se están sucediendo en los últimos meses. Aunque los medios de comunicación apenas hagan referencia a ellos.
Aunque difiera contigo en la percepción sobre dicho movimiento me alegro de que podamos intercambiar nuestra forma de entender el asunto. Ese es uno de los cometidos de este blog, o al menos así lo concibo yo.
Un saludo.

Piedra dijo...

Sobre el 15M que nadie se sienta ofendido, creo en la mayor parte de la gente (de a pié) que lo forma, porque lo hacen de forma honrada y desinteresada, apoyándose en unos ideales o forzados a ellos.
Pero en la cúpula, como por ejemplo el propio Punset, (porque hay una cúpula y eso es lo malo) hay mucho pro-neoliberal dirigiendo y esto es lo que supuestamente se pretende combatir.

Personalmente creo que ya se han encargado de que no sea, lo que pudo haber sido.
Había demasiada gente descontenta y concienciada a la vez y había que "encauzarla" por un camino que no supusiera una amenaza real para el sistema, a día de hoy lo están consiguiendo.

PACO dijo...

Hola Piedra.
No sé si existe una cúpula en el 15 M, no lo creo, pero en cambio sí que estoy seguro de que mucha gente conocida se ha apuntado al carro, aprovechando dicho movimiento para mostrar su careto en los medios.
En Madrid pude comprobar como gente conocida participó en la manifestación de manera perfectamente anónima con su familia o amigos, por ejemplo Carmelo Gómez o Juan Diego Botto, a los que pude ver como uno más en la calle.
Tal vez todo se deba a que algunos aprovechen cualquier ocasión para hacerse notar y otros,como los citados anteriormente, se consideren una más dentro de un movimiento.
Un saludo.