martes, 31 de mayo de 2011

MERKEL, LO NUCLEAR Y EL COCO DE LAS URNAS

De Alemania nos llega ayer una de las grandes noticias del año: el cierre en 2022 de todas las centrales nucleares de dicho país, adelantando en varios años, más de una década las previsiones de hace unos meses al respecto. Dicha decisión se encuentra condicionada por la necesidad acuciante de la Merkel de conseguir votos para próximas elecciones (el panorama se le presenta muy negro, electoralmente hablando, a la neoliberal alemana). Esta medida, que para muchos no deja de ser eso que se denomina electoralista, si se sopesa con calma en el fondo no deja de ser la respuesta, real o fingida, de un político a las demandas de los ciudadanos de su país. Podemos considerar que la Merkel, interesadamente, ha escuchado las demandas de los ciudadanos alemanes respecto al cierre de las nucleares y las sustitución de dicho tipo de energía por otras, que no ha precisado, pues todo tiene un tufo a improvisación que apesta. Es evidente que este cambio no se ha producido en la germana por convicciones morales, no olvidemos que hasta hace menos de seis meses pretendía alargar la vida útil de los ingenios nucleares más longevos del país teutón, y que si cambió fue por el accidente de la central japonesa de Fukushima. Dicho cambio se debe, intuyo, a que sus asesores , tras otear el horizonte alemán al respecto, han decidido que lo mejor es ponerse al frente de lo antinuclear, de perdidos al río, que diría el otro. Pero repito, de esto trata la democracia, de escuchar a los ciudadanos y sus demandas.
Como dije anteriormente, la medida parece ser una improvisación del gobierno encabezado por la Merkel para ganar votos aquí y allá. Sin embargo, algo de lo escuchado me ha llamado la atención: consideran posible ahorrar de aquí a 2022 un 10% en el gasto de energía, sin que por ello el crecimiento del país mengüe. Es decir, que el gobierno alemán no tiene ningún empacho en decir que en su país se está desperdiciando energía, bien por que directamente se está abusando de su consumo o bien por que existen métodos de ahorro no puestos hasta el momento en práctica. Automáticamente surge una pregunta: ¿a quién beneficia ese mal uso de la energía? Al consumidor no, al medio ambiente tampoco. Que cada cual saque sus propias conclusiones.
Por cierto, para los neoliberales que están despotricando contra la medida de la teutona: Alemania, junto con España, genera el mayor número de energía eléctrica de origen fotovoltaico en Europa. Item más, las placas fotovoltaicas, contrariamente a lo que pudiera parecer, alcanzan su rendimiento óptimo a veintipocos grados centígrados, con lo cual, por las características climáticas del país, el rendimiento de dichas placas en el país centroeuropeo es mucho mayor que el que se puede obtener en un país mediterráneo como el nuestro.
Aún queda una cuestión por dilucidar, al menos desde mi punto de visto, respecto a la noticia surgida ayer y que considero fundamental, imagino que el lector ya sabrá cual es, por tanto no se sorprenderá cuando lea lo que a continuación lea sea lo siguiente: ¿cómo es posible que hasta menos de un año no se pudiera crecer en este mundo si no se usaba la energía nuclear,  no sólo si no se usaba, además había que incrementar su utilización para poder sostener el ritmo de crecimiento teóricamente necesario, y ahora se pueda prescindir de toda o parte de esta energía en países como Alemania o Japón? 
La respuesta parece clara: nos quisieron vender una milonga a mayor beneficio de los de siempre, las grandes corporaciones, en este caso de la energía. Pero el desastre nuclear japonés, el más reciente, ha dejado ver con total claridad que el supuesto que vinculaba crecimiento (que uno se pregunta crecer cómo y para qué) y energía nuclear carecía de fundamento y no era más que un invento interesado de los de siempre.
Por cierto, para intelectuales de la talla del Herrera, el de la radio, que defendían que la electricidad se la acabarán comprando a Francia. Mucho debe aumentar la producción nuclear de Francia en los próximos años, pues a fecha de 2010, por primera vez en la historia, el saldo de energía eléctrica comprada y vendida entre el país galo y nuestro país, fue favorable (nosotros vendimos más que compramos) en un 2% a España. En cristiano, Francia nos debió comprar electricidad, pues con la que producía no tenía suficiente, al menos para abastecer a la parte de su país más cercano al nuestro. Una mentira más, la inagotable capacidad exportadora eléctrica de Francia, que sale a relucir en cualquier foro por parte de los pronucleares.

La búsqueda y uso de energías que no generen residuos, especialmente
residuos que dañen o puedan dañar el medio ambiente, debe ser la
premisa  fundamental que ha de guíar a políticos, científicos y ciudadanos,
que mediante nuestro voto podemos dejar claro lo que deseamos.
No voy a adentrarme en el proceloso mundo de los residuos, tanto de los combustibles fósiles como de los nucleares, pues considero que lo importante es sustituir, de manera progresiva, la energía nuclear por otras limpias y, creo, que dicho proceso debe hacerse de manera ordenada y concienzuda, evitando destrozar más nuestra Naturaleza. Por cierto, por si alguien no lo había pensado: los argumentos que ahora esgrimen para defender la nuclear, necesitamos crecer sea como sea y ésta es la mejor forma, son los mismos que los padres de dichos pornucleares utilizaban hacen cuatro décadas, pero ellos defendían el uso del petróleo. En ambos casos lo que importa es crecer (sigo diciendo que vete tú a saber cómo y por qué. El porqué tal vez sea para que los de siempre sigan ganando mucho dinero, pero sólo tal vez) y no las consecuencias próximas y remotas de ese crecimiento, tanto para la naturaleza como para los seres humanos que nos vemos inmersos en esa presunta necesidad de crecer.
Un saludo.

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