sábado, 21 de mayo de 2011

RECUPERAR LA AUTOESTIMA

Una de las cuestiones más importantes de los acontecimientos que están aconteciendo en toda España, si no el más importante, es la devolución de la autoestima a los ciudadanos. Desconozco si de una manera premeditada, intuyo que en ciertos aspectos sí, la casta que dirige nuestros destinos, no hablo sólo de la política, han buscado socavar la autoestima de todos nosotros, los ciudadanos. Evidentemente, una sociedad concebida desde el punto de vista de las ideas de la Ilustración, creadas y asumidas por una burguesía deseosa de acceder al poder, facilita esta forma de actuar. El concepto de triunfo, de luchar para ser "alguien", de poseer cuantas más cosas más cosas mejor, como símbolo de estatus y de éxito y demás milongas, empapadas todas de un espíritu calvinista, encumbran al individuo, mejor dicho el individualismo, como centro de todo, olvidándose de la solidaridad con los demás, con el otro, que, desde el punto de vista que estamos tratando es el enemigo o él no elegido por dios (este concepto, que puede sonar raro, es la base del calvinismo y, desde hace un tiempo, empieza a calar en ciertos ámbitos integristas de la iglesia católica).
Pero volvamos a lo de la autoestima. No es difícil comprobar como políticos, medios de comunicación, presuntos expertos en economía, nos estaban intentado "hacer comprender" que nosotros, pobres ciudadanos, no eramos capaces de comprender ni de actuar ante los acontecimientos que estaban ocurriendo, les necesitábamos a ellos. Ellos poseen la capacidad de interpretar la realidad y de abordar el presente y el futuro con total solvencia y todo por su preparación. Ellos saben lo que nos conviene y lo que no, no teniendo ningún empacho en prohibir lo que fuere o en criminalizar a colectivos de trabajadores que demandaban lo suyo. Ellos actuaban por nosotros, que somos unos pobres ignorantes que les necesitamos, como el ciego a su bastón, para aprehender la realidad y actuar en consecuencia. Hartos estamos todos de escuchar y decir frases como: este trabajo es una mierda, pero es lo que hay, a la hora de elegir políticos tenemos ésto o lo otro y son todos iguales, estas medidas, que suponen sacrificio para todos, mejorarán la situación... Todo mentira. Intentaban que nos resignáramos, que pensáramos que no somos capaces de aportar nada para cambiar el estado de las cosas, que todo debía seguir exactamente igual. En el fondo, creía hacernos creer que nosotros sólo servimos para trabajar, consumir y votar cada x tiempo. Pero la realidad demostraba, día a día, que las cosas eran bien diferentes, que nosotros, inconscientemente, éramos y somos los protagonistas de todos. Veamos porqué.
Cualquier empresa funciona gracias a nosotros, y no sólo aportando nuestro esfuerzo físico, también la planificación de como ha de funcionar. El ingeniero que diseña una pieza o una cadena de montaje, el psicólogo de empresa que aporta su conocimiento para que la gente rinda más, el jefe de turno, el Team Leader, el operario que aprieta el tornillo, el de mantenimiento, el de la limpieza, todos son necesarios y todos son ciudadanos. Nada funcionario sin nosotros. El director de sucursal bancaria, el director comercial, el tipo que atiende la ventanilla, la persona que limpia la sucursal, todos son ciudadanos y todos hacen el trabajo para que cuatro golfos vivan de puta madre. El maestro, el conserje, el cuidador, el personal de limpieza, todos hacen que los colegios funcionen, y todos somos ciudadanos. El ... (elegid cualquier oficio) también es un ciudadano. En definitiva, nosotros conseguimos que este mundo funcione día a día, sin embargo, unos pocos, se han intentando apoderar de nuestro mundo, intentándonos hacer creer que son ellos los únicos que saben como funciona y como se dirige el mundo. Mentira, sin nosotros ellos no podían estar en sus lujosos despachos de multinacionales, bancos o fondos de inversión. No tendrían trabajo.
Con los políticos y todos los personajes pagados con fondos públicos (aquí podemos incluir, además de a los enchufados de los partidos políticos a todos aquellos tipejos que trabajan en organismos internacionales económicos cuyo sueldo sale de nuestros impuestos) ocurre tres cuartas partes de lo mismo. Han pretendido revestir sus decisiones de una especie de pátina mágica, de un cierto esoterismo, al alcance de un limitado número de personas. Mentira. El tipo de las lecciones económicas en dos tardes, el impresentable de MAFO (que ni vio venir la crisis y que según él los bancos españoles eran la repera), los del BCE (baste recordar como cuando todos los bancos centrales bajaban el tipo de interés en Europa se subían), el FMI (cuya canción favorita en 2007 era: "donde está la crisis. Matarilerile.."), el BM, la OCDE (no acierta ni una previsión)... parece que nos quieren dar sopas con hondas, cuando lo único que saben hacer es nada, eso sí con unas magníficos sueldos pagados por todos. Estos son los que intentan monopolizar la sabiduría económica, tratándonos como a ignorantes, minando nuestra autoestima, haciéndonos creer que nosotros no entendemos nada y ellos sí. Nada más lejos de la realidad. La realidad es  más simple: son unos vividores, que, muchos de ellos, deberían estar ante tribunales internacionales por crímenes contra la humanidad. Lo curioso es que a pesar de que nos consideraban poco menos que como a niños de corta edad, ellos viven fenomenal con nuestros impuestos, esos que no quieren que vayan a educación o sanidad.
Los medios de comunicación, que no de información, tienen su parte alícuota de culpa. Han intentado transmitir una visión determinada del estado de las cosas, utilizando para ello a estúpidos, conocidos por los ciudadanos con el nombre de tertulianos, que, en general, no tenían ni zorra de lo que hablaban, pero que intentaban influir en los ciudadanos para transmitir unas ideas, las que los grupos de comunicación para los que trabajaban deseaban que fueran transmitidas. Dicho intento no era más que otra forma de minusvalorar al ciudadano, ofreciéndole no noticias objetivas, si no opiniones, vendidas como noticias. Nuevamente se tomaba y se toma al ciudadano por poco menos que un niño de Educación Infantil. Sin embargo, somos nosotros, los ciudadanos, los que, con la excepción de los medios de comunicación públicos, mantenemos a estos imbéciles, vividores y en sus ratos de "trabajo" moralistas de tres al cuarto, comprando sus períodicos, escuchando sus emisoras de radio o viendo sus programas de televisión. Qué nadie lo olvide.
Lo que debemos recuperar es nuestra autoestima, pues, que nadie lo olvide, a pesar de todo lo que digan, si el mundo funciona es por nosotros, los ciudadanos. Si tenemos que avergonzarnos de algo es de habernos dejado usurpar el poder de decidir por esa panda de sinvergüenzas (pensaba escribir hijos de puta, pero me he cortado al final). Jamás deberíamos volver a perder la capacidad de decisión. Jamás deberíamos volver a perder nuestra autoestima.


Un saludo.

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