martes, 4 de octubre de 2011

FIN DE SEMANA (II)

Como detallé ayer, el fin de semana conllevó emociones intensas de todo tipo. Desde el impacto estético generado por el paseo nocturno por una de las ciudades más maravillosas de España, Cáceres y su casco antiguo, hasta la contemplación prometedora del otoño, púber aún, que apuntaba en algún chopo lo que ha de llegar asociado a los primeros fríos, pasando por el sonido desafiante emitido por los ciervos, ávidos de eliminar competencia y aparearse con las hembras en celo para perpetuar sus genes en el mecanismo sin fin que pretende ser la vida o la recogida de moras silvestres, de las que mi hijo dio cumplida y rápida cuenta. 
Pero, en esta vida nada se presenta totalmente limpio de imperfeciones y durante el café reconstituyente de media mañana mi pareja me preguntó si conocía a un fulano que aparecía en un periódico de ámbito regional, pollo que, por otra parte, largaba con fluidez y despreocupación auténticos disparates en algún caso, sobre aspectos varios del sistema educativo, como pude comprobar tras leer los titulares. 
A primera vista, lo reconozco, el menda no apareció en mi galería de seres conocidos. La cara que figuraba en la foto, foto digna de estudio por parte de un psicoanalista, me resultaba tan anónima como la del camionero que acababa de entrar en el bar de carretera donde todo lo narrado estaba aconteciendo. Sin embargo, tras mirar el nombre del gachó en cuestión ya no tuve dudas, no podía ser otro más que aquel tipo del que había sabido por primera vez cuando se presentó en el centro educativo donde trabajaba como experto en educación, para darnos un curso sobre Educación Especial. 
Es evidente que tras el uso de sustantivos como fulano y gachó la impresión que me causó no puede considerarse como buena, incluso dudo que mala sea adjetivo suficientemente descalificativo para describir con precisión lo que sentí cuando asistí a la libre versión sobre el tema pretendidamente tratado por  alguien que se denomina experto en el tema. Recuerdo aún como nos buscábamos con la mirada los tres maestros que habíamos cursado Educación Especial, ante ciertas aseveraciones perentorias sobre el tema del fotogénico perico en cuestión. Miradas de vergüenza y rabia, al menos en mi caso, por sentirnos estafados por un fulano que nos fue presentado como poco menos que una eminencia. 
Posteriormente tuve noticia de este tipo a través de una amiga con la que compartió trabajo, no mejorando, más bien al contrario, mi impresión respecto al hombre que nos ocupa en este momento, pues la información que me llegaba sobre el sujeto en cuestión no podía considerarse como positiva, incluso negativa es un término muy positivo tras tener conocimiento de determinados hechos.
Con este historial no resulta sorprendente que algún juramento, lo siento hijo mío, se escapara mientras leía superficialmente la entrevista, en la que poco menos que aparecía como un mártir de la causa educativa, con un nivel de comprensión de los procesos educativos y personales rayano en lo sobrenatural. ¡Joder, qué fácil es tergiversar la realidad! 
Sin embargo, como posteriormente transmití a mi pareja, lo que me molestó, incluso me dolió en cierta forma, fue la constatación de que cualquier tipo con los contactos adecuados y la falta de escrúpulos pertinente, puede  construir un mundo idílico para ser admirado por los demás, pues habitar en él sería inviable por asentarse sobre cimientos de vientos perennes. Este fulano, como otros muchos, acaban viviendo de proyectar esa imagen idílica al exterior difuso, ávido de encontrar héroes que amen, comprendan y, al menos sobre el papel, tengan la capacidad de proporcionar soluciones a problemas difícilmente solubles o, directamente, irresolubles. 
Me desagrada profundamente contemplar como el talento o el trabajo lento, casi artesanal ,  en muchos casos muy efectivo, no ocupa titulares, ni tan siquiera una línea, valorándose sobremanera al charlatán, vendedor de ungüentos que nunca han funcionado, creando con ello una cultura del y en el vacío absoluto, basada focos deslumbrantes que no iluminan el camino a recorrer, al contrario, ciegan, provocando accidentes y desorientación.
No es éste el primer ser que conozco que hace de propagar su verdad, tal vez sería mejor decir la Verdad, pues sólo existe esa según estos iluminados , su modus vivendi, encubriendo la nada más absoluta, o la inutilidad y fatuidad propia bajo oropeles varios, que deslumbran a los incautos dispuestos a creer, ni será el último. Pero me sigue doliendo como la primera vez, comprobar como el mundo, al menos nuestro país, sigue siendo morada de personajes carentes de toda habilidad que no sea la de confundir la realidad, trastocarla a su gusto y según su necesidad, para alcanzar relevancia en los medios de comunicación, en la Universidad... Y, lo más triste, me duele comprobar que los medios, la Universidad, el sistema educativo, la política... necesitan a tipos como éstos para seguir vendiendo ilusiones, esperanza, credibilidad y para justificar en muchos casos, por qué no decirlo, su ineficacia.
Me jode seguir creyendo en que ciertos cambios son posibles a través de mi trabajo, mientras contemplo como otros se lo llevan crudo y no hablo de la pasta, al menos solamente de ella, simplemente por tener ciertos recursos, ciertos contactos, que no por su validez.
País de quijotes y de imbéciles, carentes de la sabiduría terrenal del fiel escudero, que recibieron ínsulas por asomar su desvergüenza, disfrazándola convenientemente.
Un saludo.

2 comentarios:

Claudia Baelo dijo...

Hola Paco.Pues sí, de estos hay más de uno y en distintos ámbitos de la vida social,política y...de todo tipo.Molestan y además le tenemos que pagar sus complejos,siempre los hubo y los habrá.Por eso después de mi experiencia ,lo mejor es ,más que señalarlos que es lo que buscan junto con los aplausos,es seguir por la vereda y seguir,seguir hasta el final,desde los convencimientos y desde las pequeñas posibilidades que ayudan mucho al que quiere aprender de verdad.Darles la credibilidad de que hay gente diferente a esos trepas y además se puede y se debe,es decir trasmitir conocimientos con ética.
Es bueno reconocerlos a estos tipos,pero mejor seguir,que no distraigan de lo principal.
Y es verdad,Cáceres es precioso,la capital y toda la provincia;Monfragüe,Jerte...y sus gentes,un paisanaje para vivirlo.

Un saludo!, Ánimo!!!

PACO dijo...

Buenos días.
Efectivamente lo importantes es reconocer al personal, pero también a los cómplices para, de esta manera, ser conscientes de con quien nos jugamos los cuartos.
Un saludo.