jueves, 24 de mayo de 2012

EL ARMAZÓN DEL ASUNTO

Hace unos días publicaba una entrada en la que pedía que nos distanciáramos un poco del día a día para adquirir una visión global y desapasionada de todos los sucesos que nos arrastran hacia el sumidero económico y moral al que nos arrastran nuestros dirigentes. Sabía que era necesario, pero no comprendía en ese momento el fin último de tal petición. Tres o cuatro días después encontré la explicación. Lo que me hace pensar que algo bullía en mi enfermiza mente, pero que aún no había cobrado la forma necesaria que me permitiría expresarlo con palabras (aún no se había convertido en una idea explícita). Hete aquí que este fin de semana, en un momento de relajación, todo cobró forma y logré comprender la necesidad de alejarme del ruido de los políticos y los medios, que genera confusión y nula clarividencia. Todo se reduce a algo tan simple como lo que sigue:
Los grandes emporios económicos han realizado inversiones estúpidas y quieren recuperar su dinero, contando para ello con el apoyo de los gobiernos. 
Seguramente alguien que lea este resumen me acusará de no tener ni idea de economía. Está en su derecho. Yo también poseo el mío para decir que cualquier tipo que no reconozca esta realidad es un iletrado, con escasa capacidad de análisis y menor capacidad aún para profundizar en la realidad. Como dijo aquél: "todo depende del cristal con él que se mira".


Cuando he expuesto mi razonamiento lo primero que puede evocar el lector se relacionará con la situación actual de la banca española, pero la cosa va mucho más allá y afecta al funcionamiento del sistema económico en general. Aunque la banca española puede servir para ilustrar lo que quiero decir, por lo que la utilizaré como ejemplo.
El sistema financiero español debe algo más de un billón de euros a prestatarios extranjeros (aproximadamente el P.I.B. de España). Esta deuda, a diferencia de la de las administraciones, se gestó durante la etapa del ladrillo, durante la "bonanza" económica. Los bancos y cajas españoles pedían prestado dinero para seguir fomentando algo que desde el año 2.000 ya se veía como un peligro por parte de los técnicos del Banco de España. Aún así, los bancos pedían y los tenedores del dinero, bancos franceses y alemanes en una buena parte, seguían cubriendo las necesidades de liquidez de nuestro sector bancario. Esta forma de actuar funcionaba cuando todo iba bien, ¿pero que ocurriría ante una crisis? La respuesta sobra, ya la conocemos. 
Resulta evidente que nadie creía en esa crisis, no es necesario repetir las palabras sobre un crecimiento infinito del gran ideólogo del sistema neoliberal, Milton Friedman, en 2004,poco antes de morir, aquellas que defendían que el crecimiento sería indefinido. Todos creían que nada iba a cambiar, por lo que no era necesario tomar medidas. La realidad demostró lo erróneo de tales creencias.
De este ejemplo podemos extraer dos consecuencias lógicas, que a mi son las que me interesan:
  1. Las entidades que invirtieron en una burbuja, tanto las nacionales como sus prestamistas extranjeros, no fueron capaces de intuir lo que se avecinaba. Este hecho deja bien a las claras que esos denominados "expertos" constituyen una clase privilegiada a la cual no se pide cuentas por el abultado número de errores que comenten y por su incapacidad.
  2. Tal vez lo más importante. La prioridad para los gobiernos es que los prestamistas, tanto internacionales como nacionales (me refiero especialmente a los bancos), recuperen sus inversiones, a pesar de la imbecilidad que denota haber prestado dinero a un gigante con pies de barro. Volvemos, de nuevo, a la cuestión de la responsabilidad. La irresponsabilidad de unos fulanos la debemos pagar todos. ¿Dónde queda ese capitalismo que nos venden como ejemplar? Parece que en, al menos en este caso, en alguna cloaca, donde reposan igualmente la capacidad intelectual y moral de los inversores.

No creo que se deba dar más vueltas al asunto. Todo se puede resumir de esta manera tan sencilla. Si aplicamos lo dicho a la deuda pública, por ejemplo, especialmente de países como Grecia, España e Italia, todo se puede sintetizar siguiendo lo que he expuesto en las dos líneas que expuse anteriormente. Tal vez el ejemplo griego, donde bancos, fondos de inversión y demás recua siguen poniendo dinero, que saben que no van a recuperar en su totalidad, pero que día a día les da unos intereses salvajes, ilustre a la perfección lo que he plasmado hasta el momento. Antes del default, suspensión definitiva de pago a acreedores, están explotando a la población, para ir recibiendo intereses, especialmente en aquellas inversiones de deuda a corto plazo, recuperando con creces su capital. Cuanto más dure esta situación más dinero a la buchaca. La U.E., sus líderes, lo único que buscan es prolongar dicha situación lo más posible para que los "prestamistas" se lleven lo máximo posible.
Algún ilustrado alegará lo de siempre: si no se devuelven los préstamos los mercados no prestarán más dinero a esos países. La respuesta parece sencilla: si tu has hecho inversiones absurdas y ridículas y mucha gente, países o bancos, no te devuelven el dinero muchos de esos fondos, bancos o lo que fuere entrarán en quiebra ante que los estados. ¿Quién pierde más?
Veamos un ejemplo.
La banca española y la italiana viven, debido a la estupidez de sus directivos, una situación crítica. Todos aquellos prestamistas, que permitieron que estos bancos vivieran por encima de sus posibilidades, necesitan que el dinero prestado retorne, pues de otra manera los prestamistas tendrían serias, muy serias, dificultades para salir adelante. ¿Quién pierde si quiebra el sistema financiero español e italiano? ¿Sólo las entidades financieras de dichos países?
Alguien podrá acusar al autor de este análisis, yo, de simplista. Tal vez. Pero lo complejo no siempre describe la realidad. Más bien al contrario. En muchas ocasiones la complejidad enmascara estupidez y petulancia. De hecho invito al lector a que realice un ejercicio de análisis rayano con el sadomasoquismo. Escuche usted a uno de esos supuestos expertos económicos que pululan por radios y televisiones, mejor si dicho tipo pertenece a una firma prestigiosa, como esa que va a auditar a la banca española y decidió que el mejor banco del mundo era uno irlandés que acabó intervenido por el gobierno, llevando al país a donde ya sabemos. Una vez puestos en faena, intente extraer el mensaje último, la esencia del mismo, que transmite el pollo en cuestión. Lo más probable es que llegue a la misma conclusión a la que llegué yo hace unos días: este menda ha largado diez minutos sin decir nada concreto. ¡Ole los huevos del gachó! Utiliza la misma táctica que Iker Jiménez, pero estos son los que manejan el cotarro económico, que dicen controlar y dominar en todos sus aspectos. 


Por supuesto no se moleste en comparar las palabras del Íker Jiménez de la economía que ha escuchado en primer lugar, con otro colega de profesión: además de no decir nada, igualmente, utilizará argumentos distintos al primero, para no llegar a ninguna conclusión. ¡Bienvenido al mundo de la nada vestida con un caro traje!
Tal vez sea por todo ello por lo que pedía distanciarse del problema, para acceder al armazón del entramado de una manera desapasionada, separando el grano de la paja. La paja, los recortes, las privatizaciones... son una distracción y una forma de intentar que un sistema marchito no caiga, intentando alargar la agonía del mismo a costa del sufrimiento de las personas. Sin embargo el trasunto sorprende por la sencillez y, por qué no decirlo, por dejar a cierta gente, pretendidos expertos, con el culo al aire. Este asunto, que yo he centrado en Europa es el mismo en todo el mundo: ni Japón podrá pagar nunca su deuda  con los esquemas actuales si no aplica una quita (cuando me refiero a pagar me refiero a llevarla a extremos sostenibles, y eso que cuenta con el apoyo de un Banco Central que emite moneda como churros), ni EE.UU. (deuda sobredimensionada por la dos guerras en que Bush metió a su país) ni el Reino Unido. Es más las, deudas públicas siguen aumentando ... El papel mojado se ha convertido en una forma de que no estalle todo, pero como todo aquello que se mantiene de forma artificiosa se deberá cuestionar en algún momento el modelo. 
Debo decir, para concluir, que los prestamistas están en su derecho de pedir que se les devuelva lo que es suyo, a pesar de su inconsciencia a la hora de invertir. Lo que no es de recibo que estados que se llaman democráticos ("Lo llaman democracia y no lo es" ) pongan por delante de los intereses de los ciudadanos a los que dicen representar, los de unos cretinos que han jugado en el casino y han perdido. 
Un saludo.

No hay comentarios: