miércoles, 13 de julio de 2011

LOS CULPABLES AHORA SE TIRAN DEL PELO

El rugby se encuentra entre ese grupo de deportes, junto con el balonmano, que me atraen especialmente. El deporte de villanos, practicado por caballeros, nació casi a la par que el fútbol, pero no se ha contagiado, al menos cuando lo juegan los profesionales, de alguno de los vicios del deporte rey. 
Entre las características que distinguen al rugby de otros deportes, especialmente del balompié, encontramos una que puede parecer poco caballerosa, pero que forma parte del espíritu, de la idiosincrasia, del mismo: hasta que acaba el partido, minuto ochenta, se ha de intentar aumentar el marcador. Poco importa que se gane 87 a 0, ambos equipos siguen intentando marcar. En el fondo, los treinta contendientes están en el campo para dejarse la piel, ya habrá ocasión en el Tercer Tiempo de tomarse unas cervezas y confraternizar. 
Traigo a colación el rugby, porque la economía, los especuladores, en estos últimos tiempos se comportan como ese equipo que gana 87 a 0 y quiere seguir aumentando su marcador. Cualquier excusa, cualquier resquicio, cualquier rumor, fundado o no, se convierte en una ocasión para hacer más y más dinero, importando un bledo las consecuencias de las acciones especulativas sobre los ciudadanos. La consigna: seguir exprimiendo la naranja, hasta que dé su última gota. 
En el fondo los especuladores hacen lo que deben, aunque todos sepamos que desde un punto de vista ético lo que hacen estos bancos, fondos de inversión y similares puede equipararse a un genocidio, especialmente cuando especulan con alimentos, medicinas... ¿Por qué digo ésto? Veamos.
Desde los años 80, antes en el Cono Sur Americano, la desregulación de los mercados, la ley de la selva, ha dado pasos agigantados, pudiéndose negociar con todo de cualquier forma (tal vez este último matiz sea el más importante, antes existían unas salvaguardas que evitaban una quiebra del sistema, de hecho el sistema ha aguanto cinco décadas, dichos diques de contención es lo que han hecho volar, poco a poco, los políticos imbéciles que han regido nuestros destinos en las tres últimas décadas). Parecía que todo se podía comprar y vender de cualquier forma sin consecuencia alguna. Los políticos bendijeron dicha forma de actuar. No sólo la bendijeron, la impulsaron con alharacas varias hacia esa forma de gestionar los recursos. Consecuencia: se alentó la especulación, no sólo la financiera. De esta manera los tiburones invertían aquí y allá, buscando el mayor beneficio en el menor tiempo posible. Esta forma de actuar es la que se sigue priorizando por parte de los políticos. Lo que ellos llaman el "Mercado", no es más que ésto, unos inversores ávidos de ganar mucho y rápido, por los medios que sean y sin importarles las consecuencias de los ciudadanos. En ésto se puede resumir, le pese a quien le pese, la actual situación económica de Europa. Se puede entrar en calificar a las incalificables agencias de calificación. Se puede hablar de los infames rescates a los bancos. Se puede hablar de... Pero todo gira en torno a las inversiones de bancos y fondos de inversión en productos básicos o en deuda. Bueno todo no gira en torno a ello, aunque nos lo quieran hacer creer. Uno de los mayores problemas, sino el mayor, reconocido por todos los organismos financieros, es el aumento del paro, el gran aumento del paro, que no desciende, mal que le pese a los teóricos del neoliberalismo, que comprueban como sus teorías hacen aguas, también por este lugar, y a todos nosotros, porque conocemos, convivimos o, en algunos casos, estamos en el paro. Pero en este aspecto no voy a profundizar, aunque hable de ello de manera indirecta a continuación.
Posiblemente lo que poca gente se pregunte, seguro que el amable lector sí lo hace, es por qué hemos llegado a esta situación, impensable hace cuatro décadas. 
Para explicarlo debemos volver la vista atrás, a la Segunda Guerra Mundial. En 1944, en Bretton Woods, se pergeña como va a ser el futuro económico de Europa, al menos de Europa Occidental. A grandes rasgos podemos decir que el sistema se iba a basar, y se basó, en que los trabajadores tendrían unos sueldos dignos, que les permitieran consumir los productos que producían, incrementando de esta manera la producción...
Es en este momento donde se idea el F.M.I. y el Banco Mundial, que en ese momento recibe otro nombre. En otras palabras, los líderes mundiales, que recordaban vívidamente las consecuencias del Crack del 29, apuestan por la economía productiva y por el aumento del reparto de las ganancias, aumentado así el porcentaje de las rentas del trabajo. Esta estructura económica, criticable en ciertos aspectos, especialmente en lo referido a las sostenibilidad del medio ambiente, da como consecuencia una mejora en la calidad de vida de los trabajadores y un aumento de la economía que se ve frenado bruscamente en el 73, por la crisis del petróleo (de la que hay mucho que hablar, pero no es el momento). Uno de los pilares básicos del sistema económico creado en el 44 es el precio muy barato de las materias primas y la subida del petróleo, la sangre del sistema, conlleva una crisis monumental. A pesar de todo se sale de ello y se sigue creciendo, beneficiándose los trabajadores de este crecimiento.
Como ya he dicho en los 80 personajes como Reagan y Thatcher, deciden que el sistema no funciona y con el apoyo intelectual??? de Milton Friedman proceden a un desmantelamiento progresivo del sistema económico. Se privatiza todo lo privatizable en esos momentos, se desregula todo lo que se puede regular en esos momentos (cuando digo en esos momentos, me refiero al hecho de que este cambio es gradual y no se puede cambiar, privatizar o desregular, todo, hay que hacerlo poco a poco). Las consecuencias varias: disminuyen las rentas del trabajo, en algunos casos la privatización es un desastre, por ejemplo los ferrocarriles ingleses, aparecen crisis inmobiliarias, la que sufre hoy EE.UU. tuvo un precedente en la década de los 90 del siglo pasado, etc. 
Tal vez, uno de los hechos más trascendetales sea la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores (a alguien le suena la monserga de moderar salarios, antes era para contener la inflacción, ahora para ganar competitividad). La disminución de las rentas del trabajo, con el consiguiente aumento de las rentas del capital, conllevan que los trabajadores tienen cada vez menos poder adquisitivo y, no lo olvidemos, el sistema se basa en que los trabajadores consumamos. 
Pero para eso están los economistas neoliberales, para "solucionar" el problema. Por un lado demos créditos a los trabajadores para seguir consumiendo, por otro sigamos creando riqueza, cuadrando macrocifras, mediante movimientos de capital especulativos. Como dijo Milton Friedman un poco antes de que estallara la crisis, no son palabras textuales, pero la esencia del mensaje si es textual: el sistema no quebrará, seguiremos creciendo durante mucho tiempo. ¡Olé los cojones del teórico por excelencia del neoliberalismo!
Como era de esperar, todo lo que sustenta en el aire acaba derrumbándose y la economía no es una excepción. 
Aunque tal vez se me olvide lo más importante. Desde la irrupción, desgraciada, del actor y la hija del chatarrero en la política, sus herederos, los políticos que les siguieron, han seguido desregulando los mercados, privatizando, incentivando que las rentas del trabajo disminuyan y, por tanto, las del capital aumenten... En otras palabras: han impulsado que el neoliberalismo que defendía el visionario Friedman se adueñe de todo.
Curiosamente, ayer se tiraban de los pelos los gobernantes europeos ante un nuevo ataque especulativo y cuando dejaron descansar los pelos, a primera hora de la tarde, no tienen ocasión de sanar sus heridas, pues una agencia de calificación atacan a la deuda de Irlanda, presentando como posible la necesidad de un segundo "rescate", unas pocas horas después. Por cierto, por hacer memoria, sin mala leche, Irlanda era el ejemplo que ponían los neoliberales de funcionamiento económico. El Tigre Celta, crecía desmesuradamente, al menos de manera estadística. Como se pudo comprobar era todo una falacia, basada en créditos, baja fiscalidad empresarial, que hizo que muchas empresas radicaran allí su sede fiscal, pero no factorías de producción.
Durante la mañana o primera hora de la tarde, ZP, en un acto de hipocresía supino atacaba a la Merkel, a la misma que hace algo más de un año le dijo a todo si bwana, con las consecuencias que hemos sufrido, recortes de todo tipo (para él que diga que es lo que tocaba, sólo puedo decir que es falso. Europa no podía permitirse el lujo de dejar caer a su quinta economía, la decimosegunda mundial, entre otras cosas porque detrás iría media Unión Europea. En esos momentos ZP hizo lo más fácil, se bajó los calzoncillos y nos sodomizó a los ciudadanos españoles). No seré yo él que defienda a la Merkel, una de las culpables mayores del desastre que vive la Unión Europea, tal vez la mayor culpable, pero el acto de hipocresía del leonés, amigo de conveniencia universal, clama al cielo.
Pero volvamos a los hechos de ayer. Lo acaecido ayer es consecuencia de seguir una "ortodoxia" económica, qué vete tú a saber quien ha decidido que eso es la ortodoxia, basada en unas ideas neoliberales que donde han ido han creado desajustes cada vez mayores, aumentando la distancia entre ricos, muy pocos, y la mayoría de la ciudadanía. Esta ortodoxia económica es la que han seguido todos los gobernantes capitalistas durante las últimas décadas (recuerda el lector eso de: bajar impuestos es de izquierdas, pues ahora estamos pagando que esa política de "izquierdas" bajara o hiciera desaparecer los impuestos de los más ricos), cargándose algo que funcionaba razonablemente bien, el sistema económico anterior a la llegada del mediocre actor y la Dama de Hierro al poder. 
¿Son culpables los especuladores o las agencias de calificación de dichas tropelías? Pues hombre, sí, en la medida de que ellos son los actores necesarios para que esto ocurra. Pero, que nadie olvide, que si estos fulanos actúan es porque los gobiernos han machacado todas las contenciones para que esto ocurra. 
¿Son culpables los empresarios de que los trabajadores cada vez reciban menos parte del pastel? Pues hombre, si, en la medida en que ellos pueden repartir más o menos pastel. Pero que nadie olvide que los "economistas" de los organismos económicos "oficiales", puestos por los gobiernos, llevan décadas defendiendo la doctrina de repartir cada vez menos pastel con los trabajadores.
Tras estas reflexiones parece obvio que los principales son responsables de todo lo que está pasando son los políticos, que desmontaron, por el artículo uno, porque sí, algo que funcionaba medianamente bien, para ir hacia el abismo, a cuyo borde nos encontramos (no olvidemos que, por ejemplo, EE.UU. puede tener problemas, a partir del mes próximo, para pagar la deuda soberana, por primera vez en su historia).
Con ello no intento disculpar a los ejecutivos de bancos de inversión, a los que dirigen los fondos de inversión o los directivos de las multinacionales, tan culpables del desastre como él que más, pero ninguno de ellos hubiera osado actuar de manera tan temeraria si nuestros políticos no les hubieran dado carta blanca para llevar a cabo sus tropelías.
Este asunto es aún más sangrante cuando los políticos que llegan al poder a través de las urnas no contemplan en su programa electoral la asunción de medidas económicas neoliberales radicales durante su legislatura, ¿verdad señor Zapatero?
Me gustaría concluir con una propuesta, seguramente absurda. Creo que, quien pueda, sepa o quiera, debería promover actuaciones judiciales contra estos políticos, contra sus predecesores también, por cuestiones como: malversación de fondos públicos (las privatizaciones no son más que eso, al igual que ciertas subvenciones a empresas), fraude (por mentir en las campañas electorales sobre las verdaderas intenciones que tienen los políticos), dejación de funciones (sólo miran por una minoría), e incluso, genocidio (cuando las medidas aprobadas por los políticos facilitan la especulación con productos de primera necesidad, provocando la muerte por hambre y/o enfermedad de millones de seres humanos).
Un saludo.

4 comentarios:

Niña Jonás dijo...

Me parece muy buen artículo.
Sigo sin explicarme en qué piensa la mayoría de la gente cuando deposita su voto en las urnas. ¿Tan difícil es informarse mínimamente de cómo funciona el mundo?

PACO dijo...

Gracias.
Si sirve para algo, hace dos días hablaba con una amiga argentina que vive en España. Cuando le pregunté por el estado de su país, entre otras cosa, me respondió que los políticos son siempre los mismos y les siguen votando, por lo que es difícil que las cosas cambien.
Ya sé que mal de muchos consuelo de tontos, pero, tal vez, la conclusión que se debe extraer es que existe una casta de políticos profesionales, en algunos casos hereditaria, como en Grecia, que son los que sostienen sistemas partitocráticos, que benefician tanto a dichos políticos como a las oligarquías económicas.
Un saludo.

jujo45 dijo...

Mucho me temo que debes profundizar mas aún en la pregunta. Los verdaderos culpables somos todos nosotros que vamos detras de la zanahoria y no nos molestamos en pararnos y bajar al cabron que sujeta el palo. Si nos llega para seguir consumiendo no nos preocupamos de lo que hacen los de arriba y si no nos llega le echamos la culpa a quien sea pero no olvidemos que esto no nos lo harian si no nos dejaramos.

PACO dijo...

Hola,jujo45.
Es evidente, o al menos así lo parece, que los culpables últimos podemos ser todos nosotros. Pero eso es una verdad a medias, muy a medias.
Cierto que el consumismo loco nos ha llevado a perder parte de la visión total del bosque. Aunque sería absurdo generalizar, no todo el mundo se compra un pantalón cada mes, o se compra la última novedad del mercado. Muchos estiramos la duración de las cosas y sopesamos mucho los pros y los contras antes de comprar ciertas cosas. De todas formas, ésto entraría en la microeconomía, que mueve la economía, pero no es toda la economía. Existe otro tipo, la macroeconomía, la que determina el sistema, que no controlamos. Dicha estructura es la que lucha para perpetuarse y la que, mediante la publicidad, la educación y todas las formas de publicidad y represión que quieras añadir lucha para que consumamos, véase el ejemplo de la obsolescencia programada, como ejemplo de consumo que no podemos controlar.
Es por ello que tu razonamiento encierra una trampa bastante grande.
Además, al menos en teoría, vivimos en una sociedad caracterizada por la especialización. Hace cincuenta años un hombre de campo sabía desde construir su casa, con ayuda de la familia, hasta las labores típicas del campo. Hoy en día, la especialización conlleva que cada uno sepa algo, mucho o poco, sobre su especialidad, especialmente sobre su especialidad laboral. Se supone que los políticos, los bancos, las grandes entidades económicas del mundo... han elegido a expertos en economía. Al igual que nos ponemos en manos de médicos, expertos en medicina, cuando enfermamos, los economistas que rigen nuestros destinos, los elegidos por los políticos, deberían buscar nuestro bien. Nuestro bien parece que no es su ideal de economía, pues defienden un sistema que pasa de las personas en pos de que cuadren sus ideas. Ante eso poco podemos hacer, especialmente cuando se sigue votando a los mismos, aunque tengan siglas distintas.
Respecto a si el cambio de los políticos generaría un nuevo estilo de vida, sinceramente soy pesimista, nuestra fuerza en este aspecto es poca, como muestra el caso de Egipto. Nuestra fuerza es presionar continuamente para que mediante cambios, los sinvergüenzas que rigen nuestros destinos hagan aquello para lo que han sido elegidos. El ejemplo es el 15 M, que está consiguiendo ciertos cambios, mínimos aún, en las políticas de nuestro gobierno.
Nosotros tenemos la fuerza, sí, pero no cambiando todo de golpe, las revoluciones, históricamente, han servido para que todo, tras un tiempo corto o largo, vuelva a ser muy parecido a como era al principio. Nuestra misión es presionar, salir el domingo que viene a la calle. Plantar cara al sindicalista holgazán para que nos defienda. No votar a los partidos mayoritarios. Crear blogs para difundir ideas y contrastarlas...
En el fondo, hacer que nada pare, que seamos pocos o muchos, dar la impresión de que no podrán salirse con la suya, pues siempre estaremos tocándoles los cojones.
Un saludo.