miércoles, 7 de marzo de 2012

CARTA A PROPÓSITO DEL LENGUAJE SEXISTA

El asunto del lenguaje, la presunta discriminación del lenguaje y el uso de la imagen de la mujer  lleva un tiempo ocupando páginas de prensa y horas de emisión en los medios de comunicación, que no de información, patrios. Como últimamente no tengo muchas ideas, he decidido escribir una carta sobre el asunto, que espero sea del agrado del lector.

Querido lector, querida lectora, queridos todos y todas:
Esta carta abierta va dirigida a todos, todas, todísimos y todísimas vosotros y vosotras, queridos lectores y lectoras, para intentar aclarar mi posición respecto al grave problema que supone el lenguaje y su uso. Asunto que espero sepa exponer con claridad, evitando de esta manera entuertos y entuertas (aunque tal vez sería mejor escribir: en-hombre con una deficiencia en un ojo y en-mujer con una deficiciencia en un ojo, por lo de no ofender a nadie y digo deficiencia, que no discapacidad, porque se trata de un problema en un órgano y no las consecuencias del mismo, que eso es la discapacidad)
Uno, que reconoce sus limitaciones, y siente como el ánimo crece cuando languidece la flor de la mimosa y florecen los escotes y las minifaldas tras el gélido invierno, tal vez no sea el más adecuado para tratar el asunto. Pero como dije no había tema mejor para la entrada de hoy y me arriesgaré a recibir todo tipo de exabruptos, posiblemente merecidos, debido a mi falta de capacidad para enjuiciar tal tema con el debido rigor que, ¡faltaría más!, merece.
De entrada reconozco que no me parece cuestión baladí; de otra manera cómo se explicaría la profusión de observatorios en este país, donde trabajan con tanto ahínco y denuedo personas, celosas todas ellas de la corrección y el buen entendimiento entre ambos géneros o sexos, eso no me queda claro, pero me aferraré al primero, por si la palabra sexo escandaliza a alguien. Mucha gente considera que algunas de estas personas viven del cuento. Craso error. Nunca un dinero público estuvo tan bien gastado. O acaso al amable lector le gustaría que un albañil, si a estas alturas de la fiesta queda alguno, le dijera a su mujer obscenidades referidas a su vulva o gritara a alguna conocida o familiar aberraciones referidas a los deseos sexuales del paleta de turno, más atento a las mujeres que transitan atemorizadas ante el posible ataque verbal del obrero, que de su trabajo. ¡Así se construye en España! Deberían aprender de sus colegas alemanes, serios y disciplinados donde los haya.
Por tanto, no existe duda alguna al respecto: los observatorios son necesarios, especialmente en lo referido al lenguaje. De hecho, si hiciera falta comprar el telescopio Hubble para completar el instrumental de dichos observatorios se daría por bien empleado. Se podían contratar unas decenas de parados para traerlo a hombros y, de paso, mataríamos dos pájaros de un tiro.
¿Qué decir de esa institución de carcas retrógrados y apesebrados de la Real Academía de la Lengua? Ésa que nació con el lema: Limpia, fija y da esplendor, que casi seguro lo hará todo una mujer; otra cosa no se puede esperar de esos carcas que seguro no han cogido un estropajo en sus vidas. 
¿Qué ellos recogen el hablar de la calle? ¿De qué calle? Parece que estos tipos viven en los bajos fondos, donde se utiliza el lenguaje chabacano y sexista que tanto parece agradarlos, ignorando la realidad cambiante y armoniosa que una nueva élite intelectual intenta crear en pos del bienestar moral y físico de todos, incluido ellos.
Encima no conocen la vergüenza. ¡Presumen de demócratas!. Se escudan bajo el argumento de que ellos recogen el habla de los ciudadanos de los países que hablan la lengua de Cervantes y no quitan ni ponen. ¡Ya! Hasta en el Parlamento de este país la derecha utiliza la palabra miembros y miembras para referirse a los y las integrantes de la Cámara Baja y ellos, que van de demócratas, no lo recogen en su diccionario. Serán capaces de decir que no constituyen palabras de uso común y que puede generar confusión. ¡Sí hombre! No creo que nadie diga que le duele el miembro superior derecho, refiriéndose al brazo de ese hemilado, o que se le ha dormido la miembra izquierda, si sintiera una insensibilización pasajera de la pierna siniestra. Democracia es lo nuestro. Democracia es nuestro deseo de construir un mundo igualitario hasta en el lenguaje. Lo suyo más bien se trata de recoger palabros y expresiones en desuso, que afectan al buen funcionamiento social.
Hago un inciso para remarcar que los malditos correctores de texto de los ordenadores tampoco respetan el sentir generalizado de distinguir entre miembros y miembras, pues esta última palabra aparece subrayada, advirtiendo de un inexistente error. ¡Malditos machistas!
Pero volvamos a la Real Academia de la Lengua. ¿Qué importancia se le ha de dar a una institución que se fija en la procedencia de las palabras y no en la concordia y el sentir igualitario que nos trae hasta aquí? A quién le importa que tal palabra venga del latín o del árabe. ¡Del latín! Julio César hace mucho tiempo que murió y, por si ésto fuera poco, se peinaba a lo Anasagasti para disimular su calvicie. Si a esto le unimos que era un seductor, otro zafio que usaba a las mujeres para su goce y disfrute, ¿a quién le importa si las palabras que usaba este tipo han llegado hasta nuestros días? ¡Valiente machista!
Qué me dice el amable lector de expresiones como bragazas, coñazo y demás retahíla de expresiones denigrantes hacia la mujer. Hombre sí, también existen expresiones como calzonazos, cojonazos y demás, pero nada que ver con las primeras, que desde cualquier punto de vista son mucho más ofensivas que las otras. 
No hablemos ya de expresiones como mujer pública, expresión que generalmente no utilizan los clientes de los servicios de las prostitutas cuando se dirigen a ellas. A los hombres que comercian con su cuerpo se les llama gigolós, pero no, a las prostitutas se las llama mujeres públicas, que es la releche. Si yo dijera que Rajoy es un hombre público nadie se le imaginaría ofreciéndose, por ejemplo, a Ángela Merkel a cambio de dinero. Pero claro si yo digo que tal o cual dirigente femenina de ese partido, ponga el amable lector el nombre que quiera, o aquél que más rabia le dé, es una mujer pública seguro que se la imaginan ofreciendo servicios sexuales a todo perro quisque. Aunque bien mirado, cuando a las mujeres que tienen altos cargos políticos se las denomina mediante expresiones como mujer pública no se piensa en ellas como putas, aunque mucha gente utilice ese término para referirse a ellas en función de sus actuaciones. Lo de mujer pública, término en desuso, va más bien referido a aquellas mujeres que ejercen la prostitución, posiblemente porque no han triunfado en la vida. 
¡Ajá! !Les cacé! Les había puesto a prueba y casi seguro que habían bajado la guardia reflexionando sobre estos argumentos tan pueriles. El verdadero problema no se sustancia en las desigualdades sociales. ¡Faltaría  más! El verdadero reto es eliminar la discriminación lingüística, que tanto guetos mentales y sociales crea.   Hay que mantenerse atentos porque de otra manera cualquier embaucador les puede despistar de la verdad.
No me gustaría concluir esta epístola sin referirme al tema de los atributos sexuales en el lenguaje y su utilización sexista en dicho ámbito. De siempre me llamó la atención que le expresión tener valor se asimilara con la de tener los cojones bien puestos, tener dos cojones o echarle cojones al asunto. ¿Por qué no se pueden utilizar otras expresiones? Por ejemplo: tener una vulva bien puesta, echar los labios mayores al asunto o tener un par de ovarios (bueno, ésta le he oído, pero su uso es minoritario y hay que pensárselo mucho, no te sale del alma). Esta mutilación de género se ve incluso en la arquitectura hispana. Aún recuerdo la ingrata impresión que me causó escuchar, mientras observaba el frontispicio de una iglesia en Logroño, ¿te has fijado en el caballo de Espartero? ¿Ahora entiendes lo de que tiene más huevos que el caballo de Espartero? Machismo. ¿Por qué el general liberal no eligió una yegua? Pura discriminación. Seguro que si hubiera existido el dicho tener una vulva bien puesta, el díscolo espadón decimonónico hubiera elegido, sin dudarlo, una yegua.
Respecto al asunto de la contemplación de la mujer como un objeto, poco tengo que decir. Como ya he comentado con anterioridad no hago ascos a la primavera y sus consecuencias. A ese respecto mi mayor padecimiento consiste en haberme dejado las gafas de sol en casa de mi suegra, lo que me impide mirar con disimulo a las mozas, y no tan mozas, que van olvidando poco a poco los ropajes invernales en los armarios.
Tal vez sea por éso por lo que no creo en la religión Católica. Uno considera que, con el respeto debido, los hombres y las mujeres nacimos para apreciar, admirar y, en algún caso, desear, yo ya ni eso, lo que el otro sexo nos ofrece, por lo que no puedo considerarme seguidor de una religión que habla de que una paloma insemina a una mujer. ¡Menuda aberración! Reconozco que tampoco soy seguidor de ninguna otra religión, aunque por motivos diferentes. Por ejemplo no sigo la religión islámica, como seguramente el lector habrá adivinado, siguiendo esta lógica tan aplastante que me caracteriza, por mi escasa fuerza de voluntad a la hora de renunciar al jamón, y si es ibérico no me aparta de él ni una religión, ni una mujer, ni tan siquiera un vocablo sexista.
Aunque reconozco que al final me he desviado un poco del tema, aquí queda esta reflexión que espero haya sido del agrado del lector.
Atentamente: el autor de este blog.
Un saludo.

4 comentarios:

Piedra dijo...

Gran reflexión que puede cambiar el rumbo de nuestra historia en el planeta, según secundan los mencionados observatorios y observadores/observadoras.
Normalmente se desvía la atención de muchas personas de estos temas tan cruciales para nuestra existencia, con pamplinas de toda índole.

PACO dijo...

Hola Piedra.
No sólo se desvía la atención con detalles intrascendentes,como lo del lenguaje sexista, también existe una fauna que vive estupendamente a costa de este tipo de memeces.
Lo más triste es que en el fondo son tan talibanes como los montaraces contra los que dicen luchar.
Un saludo.

Piedra dijo...

Escribía en tono sarcastico, por supuesto pienso que todo esto es un chorrada y solo busca explotar la estupidez humana.
Al final, lo que se consigue, que es lo que se persigue, es marcar aun más las diferencias, que son ineludibles, porque si no seríamos asexuales, y convertirlas en estigmas.

PACO dijo...

Hola Piedra.
Intuía que tu comentario era irónico, pero me apetecía recalcar el hecho, que dejo caer en la entrada, de que cierta gente se aprovecha de la situación. De la misma manera, también lo deslizo en la "carta", me parecía interesante recalcar la mojigatería de cierta de esa gente, que se escandaliza ante cuestiones como el atractivo físico. Como bien dices somos seres diseñados por la Naturaleza con características sexuales y una cosa es no violentar a una persona y otra bien distinta considerar que un hombre o una mujer nos resulten atractivos por lo que fuere.
Un saludo.