domingo, 24 de abril de 2011

1521, EN ABRIL PARA MÁS SEÑAS

"1521. En abril para más señas.
En Villalar ajustician a quienes justicia pidieron..."
Así comienza una jota, presuntamente ancestral, pero con unas cuatro décadas de existencia, que glosa la derrota, y posterior ajusticiamiento que sufrienon algunos de los cabecillas de la rebelión,  que los Comuneros sufrieron a manos de las tropas reales en dicha localidad vallisoletana, el 23 de abril del año que encabeza la entrada de hoy.
No, no me he vuelto loco. No me he convertido en un nacionalista castellano, aunque debo decir que siento cierto orgullo, tampoco para perder el juicio, por pertenecer a esta tierra de poetas y asesinos, de gestas sin cuento y miserables venganzas, de incultura secular y, a la vez, cuna de genios, de tierras presuntamente yermas, capaces de proporcionar pan a millones de personas, esa tierra en el que el Duero sirvió de frontera y, posteriomente, de arteria divisoria. Pero, repito, no voy a matar, ni a enfrentarme a nadie, por defender que mi tierra de origen, que no de residencia en estos momentos, es mejor que la de los demás. Lo que siento es algo íntimo y como tal lo contemplo, no pretendo convencer a nadie de nada, ni es mi intención comparar y sopesar la importancia de unos kilómetros cuadrados de terreno, sería absurdo. Cualquier ciudad, comarca, región, país.. es digno de ser admirado, especialmente si consideramos la realidad, que cualquier trozo de tierra cobra importancia en función de sus habitantes , que son los que, en realidad, han construido en torno a ella un sentimiento de pertenencia y, lo más importante, su propia vida.
Sin embargo, me gustaría hablar, de manera somera, de los Comuneros. Uno de los motivos: el ninguneo que en los medios de comunicación se hace de tal fecha, al menos así me lo parece. Parece que ciertas fiestas son más importantes que la celebración de uno de los momentos más trascendentales de la historia de España. Sí, trascendental, no por el movimiento en sí, sino por las consecuencias que pudiera haber el triunfo de este movimiento, improvisado en muchos casos, para la historia de este país, y no estoy hablando de la permanencia del Austria como monarca. Pero, como es obvio, la estultucia y lo políticamente correcto no permiten analizar los hechos que no pertenecen a la nueva concepción histórica que unos iletrados quieren imponernos como la verdad oficial, la suya, la de la estupidez y la mediocridad, la del ajuste de cuentas por abusos cometidos contra naciones, en muchos casos inventadas o recreadas con los afeites necesarios, obviando los aspectos no convenientes. Conceptos de naciones construidas al efecto en el tardoromanticismo. Tal vez, esos meapilas debieran buscar al enemigo en casa, hablando del empresario que machacaba a los trabajadores, niños incluidos, con jornadas de 12 y 14 horas diarias, del empresario que contrataba pistoleros para reprimir los movimientos sindicales, de los curas ultramontanos que mandaban a jóvenes a luchar por Dios, la Patria y el Rey, o de los caciques y terratenientes, cuyas prácticas no se diferenciaban excesivamente de las del feudalismo, pero practicadas en el siglo XX. Curiosamente, todos ellos eran oriundos de aquellas tierras que ahora, especialmente por parte de los más iletrados, hablan de opresión centralista. A veces el mejor ejercicio es mirar dentro de casa y barrer la mierda propia.
Pido perdón por este arranque, pero odio la estupidez, especialmente si ésta busca separar a los ciudadanos, con el único fin de que ciertos petimetres lleguen al poder, utilizando para ello el odio y la minusvaloración de otros seres humanos.
Pero volvamos a los Comuneros.
El movimiento comunero ocurrió en Castilla, en ambas, entre 1520-21, al principio del reinado de Carlos I. Aunque no existe unanimidad a la hora de explicar los fines de dicho levantamiento, parece que sí que existe cierta coincidencia en señalar algunos aspectos que propiciaron dicho hecho histórico. Entre ellos destacaré la ocupación de cargos importantes del reino por miembros del séquito que se trajo de Flandes, la convocatoria de Cortes para sufragar, con el dinero de los burgos, el viaje y compra de los principes electores que habían de decidir quien se haría cargo del Sacro Imperio Germánico (lo de sobornarles también lo intentó el rey francés, pero no pareció contar con el dinero o la habilidad necesaria), malas cosechas y un período, desde que murió Isabel I, sin un monarca estable que hiciera frente a los problemas reales de Castilla (ésto también generó un sentimiento de oposición hacia las pretensiones del Austria de coronarse emperedador, pues se urgía a que el rey lo fuera de Castilla y se centrara en la resolución de los problemas de la misma). Aunque, con total seguridad, existirán más causas, éstas son las que conozco.
No voy a detallar todos los acontecimientos ocurridos durante el movimiento propiciado por los Comuneros, no los conozco todos, ni mucho menos, pero relataré algunos detalles importantes.El movimiento Comunero fue un alzamiento de los burgos, aunque cierta parte de la nobleza lo apoyara, genralmente la pequeña nobleza. Estas ciudades fueron incorporándose al movimiento, o separándose, como es el caso de Burgos, en función de los acontecimientos. A los pocos meses de producidirse la insurrección, los líderes tuvieron que tomar una decisión que cambiara, en parte, el concepto inicial: secundar o no los movimientos insurreccionales, aunque no generalizados, si importantes, de las clases bajas que malvivían en el, y del, campo contra los nobles, que poseían las tierras. Los líderes de la insurrección castellana aceptaron entre sus filas, y entre sus reivindicaciones, a estos nuevos insurrectos (en parte porque la gran nobleza se había alineado, hacia tiempo, con Carlos I).
Otro hecho fundamental, fue la visita de los líderes comuneros a la reina, al menos nominalmente, de Castilla, Juana la Loca, en Tordesillas. La hija de los Reyes Católicos, que no parecía entender nada de cuanto le explicaban, no tomó decisión alguna, lo que fue un duro golpe para los castellanos alzados en armas.
Durante un tiempo, se extendió entre los sublevados la idea de copiar el modelo genovés de ciudad libre o ciudad estado. Este hecho da una idea de por donde van los tiros. Se trata de gestionar, por parte de las fuerzas vivas de la ciudad, no de los menos pudientes, por supuesto, el burgo. Esta propuesta, en el fondo, puede considerarse un antecedente de la llegada de la burguesía al poder, de hecho, una parte de los historiadores consideran el alzamiento Comunero como una antecedente, fallido, de las revoluciones burguesas que aparecieron siglos después. ¿Qué pretendían estos protoburgueses? Ni más ni menos, que afianzar una industria, su propia industria, la de la transformación de las ricas lanas castellanas en telas, evitando que los vellones atravesaran el mar, para ser transformados en ricas telas en Flandes, por ejemplo. Este dato, no es cuestión menor. Realmente, entre otras cosas, el conflicto encerraba una concepción económica dispar  entre dos grupos de poder, la tradicional, defendida por la gran nobleza y una industrial, rompedora, defendida por una incipiente burguesía que había nacido al calor de las prósperas ciudades castellanas. Se imagina el lector, cuán diferente podía haber sido la historia de este país si la nueva concepción económica hubiese triunfado, máxime teniendo en cuenta que en aquella época Castilla era, con diferencia, la zona más poblada y rica del país.
Cuando al principio de la entrada hago referencia a la importancia de este movimiento para la historia de España, me refería a ésto, a lo que pudo haber sido y no fue, condenando a una extensa parte de este país a una pobreza que durante siglos se extendió por las Mesetas, como la sombra de Caín, que cuatrocientos años después escribió Machado.
Com es sabido, la cosa acabó mal para los Comuneros, que en abril de 1521 perdieron la batalla ocurrida en Villalar, concluyendo con ella todo atisbo de cambio. Sin embargo, el conflicto no acabó, formalmente aquí, Toledo aguantó un año más, con María Pacheco al frente, pero eran las últimas bocanadas del pez fuera del agua.
La derrota militar trajo consigo otro derrota, esta económica, la de las reparaciones pecuniarias. Las ciudades alzadas debían resarcir a la Corona, para que ésta a su vez indemnizara a los nobles afectados por la contienda, de los daños causados, conllevando la ruina, o casi, de algunas de ellas. Es bien sabido que ciudades como Segovia se ahogaron económicamente, por el pago a la Corona.
La consecuencia de dicho Alzamiento fue demoledora: no sólo no se progresó, sino que, al revés, prósperas ciudades acabaron empobrecidas.
Para mi, como castellano, el movimiento Comunero, y la celebración de su derrota, posiblemente sea uno de los hechos más importantes a recordar, no sé si a celebrar, de la historia de España. En dicha batalla murió una concepción de una Castilla dinámica, abierta al mundo y pervivió la Castilla de los latifundios, de la pobreza, de la emigración para vivir, siendo indiferente para conseguir ese fin, matar indios américanos, vivir de la picaresca o apuntarse a los, en aquel momento, invencibles Tercios. En el fondo, la derrota sirvió para que a Unamuno le doliera España, a Machado le inspirara unos maravillos versos y a Don Miguel Delibes, excepcionales novelas llenas de pesimismo y dolor por una tierra pobre y, en cierta forma, embrutecida.
Pido perdón si he cometido algún error histórico, creo que no, y si el relato es algo deslabazado, pero el espacio no da para más. No quería, ni podría, hacer una tesis al respecto.
Un saludo.

3 comentarios:

sara.r.s dijo...

Estupenda entrada...alguien tenía que reivindicar Castilla, la Castilla que no es únicamente la que hoy conocemos, si no la que era en aquella época.
La Castilla que daba de comer y a la que se acudía en momentos duros, la que se esquilmó y la que se arruinó. De la que hizo falta emigrar tantas y tantas veces.
Como dice la canción de Vetusta Morla "Hoy la puta se viste de Rey"...pues eso. Reinvindicando el terruño Paco, que NO todo lo que hay un 23 de abril sea el San Jordi con su flor...hombre (incluso en Cáceres tienen su San Jorge y el Dragón).
¿Lo que importa es la bobería de lo que diga la Ser?...pues no.

Mariang dijo...

Me has leído el pensamiento.
Mi sentir es el mismo, gracias por exponerlo tan bien

PACO dijo...

Hola Marian.
Gracias por tu comentario tan elogioso.
Un saludo.