jueves, 16 de diciembre de 2010

DE AUSWITZ A OLOT

¿PARA CUÁNDO LA VERDAD SOBRE EL ASESINATO DE COUSO Y SOBRE LA MASACRE DE LOS SAHARUIS?

Repetidamente he leído que los genocidas nazis, no los jerifaltes, me refiero a los que gasearon o fusilaron en masa (los ejecutores reales de los planes delirantes y asesinos de la cúpula nazi), eran personas normales, que cuando tuvieron la ocasión de convertirse en asesinos en serie, amparados por el orden establecido, no dudaron ni un instante en aplicar la doctrina de exterminio de los Hitler, Himmler o Heydrich. Estas personas, verdugos, hubieran llevado una vida normal, anónima generalmente, si las condiciones que les rodeaban no hubieran facilitado la puesta en práctica de dichas acciones criminales. De hecho, tras la derrota de Alemania en la 2ª Guerra Mundial, muchos de ellos se reincorporaron a la vida civil, cuidándose muy mucho de hacerse notar, para evitar posibles juicios que castigaran su conducta. 
Sería absurdo circunscribir este comportamiento exclusivamente a los alemanes. Entre las columnas de las SS especializadas en el asesinato por pretendidas cuestiones raciales, podemos encontrar hasta seguidores de Alá confesos, que no habían nacido ni residido nunca en el país teutón. 
Sería absurdo, igualmente, circunscribir este comportamiento exclusivamente a los alemanes  y a esa época de la historia porque, tanto en la 2ª Guerra Mundial, véase el ejemplo de los japoneses, como posteriormente, léase la Guerra de los Balcanes, diferentes conflictos en países africanos o en dictaduras hispanoamericanas, se ha demostrado que cualquier fulano anónimo está dispuesto a convertirse en el más refinado asesino, motivado por cuestiones ideológicas, raciales o vaya usted a saber porqué.
¿Qué lleva a un ciudadano del montón a ser un genocida eficiente? No lo sé exactamente y creo que nunca lo sabré. Es muy posible que haya tantas explicaciones como personas que emprendan ese camino existan (me gustaría puntualizar que hablo de ciudadanos sin ningún tipo de patologías mentales, que también los habría entre los genocidas). Lo que si parece claro que hay una condición necesaria para que estos hechos se produzcan: que el entorno social propicie ese comportamiento. Un clima de impunidad hacia los pretendidos enemigos, que previamente han sido deshuminazados por la propaganda del sistema político o por las ideologías imperantes de la época, facilitan el "trabajo" de este tipo de personas. No asesinan a personas, eliminan escoria con la finalidad de conseguir un mundo mejor para su familia y para su país. Ese, desgraciadamente, es el punto de partida de muchos de estos actos criminales.
El genocidio que consintió y alentó el rey de Bélgica, Leopoldo II, en su colonia personal, el Congo, en beneficio propio, es un ejemplo más de ello. Los lugareños eran poco más que esclavos, que estaban al servicio de sus intereses personales. Todo aquel que impidiera o no sirviera a sus planes estaba mejor muerto. El monarca belga no tuvo ningún problema en encontrar fieles ejecutores de su doctrina. Fieles ejecutores que produjeron un genocidio sobre unos ciudadanos pretendidamente inferiores, como defendía la ideología de la época. 
Como podemos observar basta con privarle de la condición de ser humano al enemigo o esclavo para que existan individuos capaces de lo peor, en nombre de no se sabe bien que meta.
Esta explicación de asunto que nos traemos hoy entre manos parece evidente y la historia demuestra repetidamente que estas condiciones previas facilitan la labor de asesinos y genocidas, que en otras condiciones serían padres de familia y trabajadores, en algunos casos, modélicos.
Pero, ¿qué ocurre cuando el entorno penaliza, al menos formalmente, este tipo de conductas depravadas y sin embargo te empuja hacia el ciego túnel de la desesperación y la rabia? Veamos lo que quiero decir.
Imaginemos que un tipo de unos cincuenta y tantos años, con una vida normal hasta ese momento, de repente se queda sin trabajo, además sus contratadores no le pagan lo que le deben y como consecuencia de ello le embargan su casa. Pequeño detalle que me gustaría añadir: en ciertos casos de conflicto laboral hasta que te despiden o ganes el juicio, aunque el empresario no te pague, no recibes la prestación por desempleo. En otras palabras, estás en manos del empresario o de la fluidez de la justicia y mucha gente no puede permitirse estar sin cobrar cuatro, cinco o seis meses.
Evidentemente, la persona en cuestión ha demostrado que puede cumplir con los "requisitos" que demanda la sociedad actual: ha trabajado, ha invertido en un hogar... Es decir, no es un "marginal peligroso"; sin embargo su recompensa es hacer de su vida un infierno. 
¿Cuál sería la reacción en ese caso del lector? La mía no lo sé, tendría que verme en tal situación (¡ojalá nunca me ocurra!), pero seguro que alguien sería capaz de coger una escopeta de caza y cargarse a unas cuantas personas, cuatro por ejemplo.
No defiendo este tipo de actuaciones; nadie puede acabar con la vida de otra personas, pero, desafortunadamente, cualquiera, como se ha dicho durante toda esta entrada, puede convertirse en un asesino frío y eficiente si las condiciones así lo propician.
Un saludo




1 comentario:

Herel dijo...

Así es, es animal que se siente acorralado es capaz de todo. Entiendo perfectamente a ese tipo, aunque no golpeó a la raíz de su problema, a los que están arriba y fuera de su alcance, sino a sus vecinos.
Como en la guerra, los soldados se matan entre ellos, y los culpables, los de arriba, se van de rositas, lejos del campo de batalla.

Por otro lado, respecto a la introducción, también ocurre que cuando se crean dos bandos, el privilegiado y el marginal, el victimista y el demonizado, el protagonista y el antagonista, la mayoría de los sujetos quedan en medio y deben elegir rápidamente si unirse a la seguridad de los que ostentan el poder y apuntan o caer entre los parias que son apuntados.

Es extrapolable hasta al patio del colegio.

El líder gana apoyos fácilmente gracias a ese miedo de la gente a estar en el lado de los que reciben, y por no caer en desgracia, serán capaces de dar palos y pringarse como el que más.
Creo que podría considerarse supervivencia.