domingo, 19 de diciembre de 2010

LA MANO QUE MECE LA CUNA

¿CUÁNDO SABREMOS LA VERDAD SOBRE EL ASESINATO DE JOSÉ COUSO Y DE LA MASACRE DE LOS SAHARAUIS?
Parece ser que los amigos de Occidente en Sudamérica no son tan disintos a los enemigos de Occidente en esa misma región del globo. Leo, sin excesiva sorpresa, que los cables secretos, difundidos por WikiLeaks, presentan al anterior presidente de Colombia, Álvaro Uribe, como un encubridor de las matanzas realizadas por el ejército de su país a jóvenes civiles, algunos de ellos discapacitados, en nombre de no se sabe que objetivo. Eso sí, con vestir a los ejecutados con el uniforme de la guerrilla  tras su asesinato, parece que el tal Uribe tenía suficiente para justificar tales actos. 
Es más, en dicha correspondencia del servicio exterior estadounidense se llega a leer algo tan siniestro como que el premier colombiano cuantificaba el éxito de su lucha contra la guerrilla por el número de muertos que el ejército generaba. Obviamente, el fulano en cuestión no parecía interesarse por quienes eran los jóvenes acribillados a balazos, ni mucho menos por su origen (en algunos casos eran jóvenes a los que se les prometía trabajo en otro departamente y en el trasiego de un lugar a otro se les asesinaba).
Este tipo, cuya imagen de no haber roto un plato en su vida nos devuelve a la mente los períodicos de hoy, era el gran amigo de EE.UU. y Europa en la zona. Era, ni más ni menos, que el paladín de todos esos países contra personajes como Hugo Chavez o Evo Morales (debo reconocer que no siento simpatías por el venezolano, más bien lo contrario, aunque de Evo Morales tengo una imagen más positiva, a pesar de la distorsión que a sufrido esa misma imagen en nuestro país, gracias a la labor miserable de la gran mayoría de medios de incomunicación).
A uno ya le chirriaba bastante la feroz campaña que se desató contra la proposición  de Chavez para poder ampliar el número de mandatos y el silencio que se guardó en los medios de incomunicación de esta nación cuando Uribe intentó lo mismo. Como me dijeron hace muchos años: "o todos moros o todos cristianos". Pero parece que no. Parece que los aliados de Occidente, a pesar de los desmanes que puedan cometer, tienen bula y los enemigos son poco menos que entidades demoníacas, hagan lo que hagan.
Evidentemente, la gran mayoría de la prensa del país hará somera referencia a los hechos para, en un brevísimo período de tiempo, enterrar tales acontecimientos criminales en el cajón de lo que no interesa que se recuerde o se sepa. Mejor arrear garrotazos a los malos oficiales que contar la verdad y hacer pensar al personal sobre a quienes apoyan nuestros gobiernos y cuales son los ideales que mueven a nuestros representantes para ver con mejores ojos al colombiano que al venezolano.
Sería ridículo olvidar que todas las grandes potencias necesitan lacayos en las diferentes zonas geoestratégicas. Sería imperdonable obviar que el colega Uribe defiende el mismo sistema económico que sus aliados. Sería casi delictivo no citar que la vida de las personas importan poco o nada cuando se trata de "política militar e intereses económicos". Sería absurdo ocultar que las cartas están repartidas y hay algunos que juegan con naipes marcados y otros que son vigilados, hasta el ridiculo a veces, para dificultar sus movimientos en la partida.
Un saludo.

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