martes, 28 de diciembre de 2010

LA NATURALEZA PONE A CADA CUAL EN SU SITIO


A pesar de las dificultades para conseguir una conexión a Internet aquí sigo dando la tosta.
Durante estos días han pasado por mi cabeza temas variados para tratar en esta página: política, economía, algo de cultura (la poca que tengo), tradiciones... Sin embargo, algo me ha llamado poderosamente la atención durante estos días: la fragilidad de toda esta tecnología que nos acompaña y que, al menos en teoría, nos facilita la vida. 
La Naturaleza ha tenido ha bien demostrar que las comunicaciones, al menos las que permiten que las personas se desplacen de un sitio a otro distinto, dependen de una borrasca polar o de un caprichoso volcán situado en el culo del mundo.
Media Europa, la más avanzada tecnológicamente, se ha visto detenida por una borrasca que ha paralizado la aviación, el transporte por carretera y el ferrocarril. Tres cuartas partes de lo mismo está ocurriendo en en la fachada este de EE.UU.. En otras palabras, el arrogante ser humano ha de rendirse ante los envites, cíclicos, de nuestro planeta. 
Es evidente que si ésto ocurre en los países donde la tecnología está más consolidada en el funcionamiento diario, qué no ocurrirá, y ocurre, en aquellos países menos estructurados, cuyos estados son muy débiles. Los problemas no se reducen a molestias para aquellos ciudadanos que quieren desplazarse a otro lugar, como ocurre en los paises más "civilizados". No es necesario poner ejemplos pues todos los tenemos in mente, de lo que acarrea una riada, un terremoto o cualquier otra catástrofe natural. 
Tal vez, un buen medidor del nivel de vida de los ciudadanos de un país sea el efecto que una catástrofe natural tiene sobre una determinada región o país y la capacidad de respuesta del mismo ante estas situaciones. Un estado es eso mismo cuando tiene capacidad de respuesta ante las necesidades de sus ciudadanos. Derecho a la educación, a la sanidad, capacidad de responder ante imprevistos graves... caracterizan a un estado eficaz, que, al menos teóricamente, piensa en sus ciudadanos. El resto son milongas genocidas, perpetradas por sinvergüenzas y apoyadas por estados extranjeros en beneficio propio y, sobre todo, de sus compañías multinacionales.
Un saludo.

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