viernes, 18 de marzo de 2011

ESTA VEZ NO TENEMOS NUEVOS ENEMIGOS

Parece ser que los sindicatos y AENA han llegado a un acuerdo y se desconvocarán los días de huelga programados previamente. Igualmente, los vilipendiados controladores aéreos, aceptan el dictamen del mediador, Manuel Pimentel (una de las personas más sensatas de este país, sino como se explica que un ex ministro del PP, reivindique, públicamente,  el protagonismo del trabajador como actor fundamental en el mundo laboral), que soluciona el conflicto que durante varios años sostenían con la misma entidad.
Tras estos datos no es difícil llegar a una conclusión: todos los colectivos estaban luchando por sus derechos, con mayor o menor acierto, y no tenían especial interés en fastidiar al ciudadano. Tenían especial interés en conseguir que sus reivindicaciones llegaran a buen puerto. 
Quiero aclarar, antes de continuar, a los nuevos lectores que mi postura respecto los controladores sigue siendo la misma: apoyo a cualquier colectivo de trabajadores que luche por lo suyo, por mucho que cobren (en la entrada YA TENEMOS NUEVO ENEMIGO explico porqué, con profusión de detalles y argumentos).
Tras este inciso, continuaré con el tema.
Resulta harto curioso que cuando ciertos colectivos: personal de aeropuertos, de Metro, maquinistas, médicos, docentes (¿con quién dejar a los niños? A uno se le ocurre que, en muchos casos, bastaría con cogerse un día de asuntos propios y hacer algo distinto ese día junto a los hijos) ... acuden a la huelga parece que sus reivindicaciones son una atentado directo contra el funcionamiento del país. Como si las personas que forman parte de estos colectivos no fueran parte del país. Como si las personas que forman parte de estos colectivos no fueran a ver mermados sus ingresos por ejercer su derecho de huelga. Como si las personas que forman parte de eso colectivos no tuvieran derecho a luchar por conservar sus derechos adquiridos. Como si  en nombre de la palabra país hubiera que plegar velas y agachar la cabeza.
Dicho ésto, que tal vez genere controversias varias, pasemos a analizar con mayor profundidad lo acontecido ante el anuncio de huelga por parte del personal de AENA.
Cuando se aventó la posibilidad de paro por parte de los trabajadores de la empresa nacional, en breve privatizada parcialmente, los ultramontanos de siempre: liberales de tres al cuarto, montaraces ultraconservadores y demás ralea de similar catadura, se echaron a la yugular, sin dudarlo un momento, de sindicatos y trabajadores, como de costumbre, utilizando como argumentos el bien supremo del país, la salida de la crisis, la imagen de la marca España??? . No merece mayor comentario porque cualquier iniciativa basada en reivindicar derechos siempre será perversa para ellos.
Cuestión aparte merecen la hostelería y los tour operadores (creo que se escribe así). A primera vista serían los grandes perjudicados, ya se encargan ellos de pregonarlo a los cuatro vientos. Pero no es verdad del todo, al menos totalmente. Los grandes tour operadores no van a perder clientela, simplemente buscarán otros destinos y se acabó el problema (lo que están haciendo con Egipto, parte de cuya potencial clientela está recalando en las Islas Canarias).
El problema real lo tienen en la hostelería, que esos sí podrán perder, potencialmente, clientela. Pero a uno se le revuelven las tripas cuando oye a representantes de la hostelería canaria declamar sobre lo pérfido de la huelga, ya cancelada. Estos tipos, que gracias a los insurrecciones ciudadanas de Egipto y Tunez, han visto incrementadas sus posibilidades de hacer negocio, no han tenido los santos cojones de salir públicamente a reconocer que la pérdida de turistas que tenían como destino estos países africanos, les está beneficiando sobremanera. Parece que los colegas sólo saben protestar ante los micrófonos, cuando las cosas van bien o mejor de los esperado, como en este caso, no tiene a bien comunicárselo al país, ese que no se puede permitir huelgas. ¡O jugamos todos, o rompemos la baraja! Sinceramente, tenía pensado hacer un chiste, que no es mío, sobre la frecuente contratación ilegal en la hostelería, pero paso de ello. Concluyo lanzando una propuesta: ¿por qué no crean un fondo los hosteleros canarios destinado a paliar las pérdidas de sus colegas egipcios y tunecinos? Ya que ellos se están beneficiando de su desgracia, parece medianamente lógico.
Lo de las asociaciones de consumidores me parece más raro. Yo pensaba que las asociaciones de consumidores existían para asegurar los derechos de los mismos, no para criticar la convocatoria de huelgas. Uno cree que se han pasado tres pueblos con la crítica que realizaron a sindicatos y trabajadores. Lo considero así porque, en caso de pintar algo previamente en este conflicto, su obligación será velar para que se cumplan los servicios mínimos que garanticen el funcionamiento lo más normal posible de los aeropuertos, su obligación será que las compañías anuncien con suficiente antelación cual es la situación que se plantea debido a la huelga (vuelos cancelados, retrasos...), pero, evidentemente, ellos ni pinchan ni cortan en los conflictos laborales de una empresa. Su obligación es que en la diversas situaciones las compañías, entre ellas AENA, den al consumir los servicios que ofrecen. Qué es una putada no poder viajar chachi piruli esos días, pues sí, pero, que yo sepa, los conflictos laborales no son competencia de las asociaciones de consumidores.
Por otra parte me gustaría tratar el tema de las fechas que se eligieron para ejercer el legítimos derecho de huelga. Evidentemente, eligieron los días más conflictivos. Lógico. Cuando los agricultores, u otro colectivo, cortan carreteras, no cortan la carretera comarcal P-1234, por la que sólo pasan dos tractores y el 4 L del tío Remigio, procuran cortar autovías o nacionales. Se trata de hacerse oír y de que las reivindicaciones sean atendidas, como, por otra parte, parece que así ha sido. Tal vez sea mejor, pienso que para todos, tomar medidas de fuerza contundentes por parte de los trabajadores, que pueden resultar perjudiciales para muchos de nosotros, pero solucionar el conflicto pronto, incluso antes de llegar a la huelga, que enquistar el problema durante años, como hizo el Gobierno con los controladores aéreos (a los que bombardeó con decretos en los últimos meses antes de la militarización, recortando sus derechos- más horas de trabajo, menos sueldo-, cuestión que Blanco se ha guardado muy mucho de contar. Si alguien tiene interés que indague sobre el tema y comprobará como incluso hubo que realizar decreto tras decreto por la imprevisión y falta de planificación a medio plazo del gobierno a ese respecto. Los decretos que recortaban derechos se quedaban cortos y había que exprimir más al colectivo), lo que puede generar cabreo en los diferente colectivos y reacciones furiosas de las personas que integran éstos (prueba de que los controladores no demandaban grandes mejoras es que han palmado pasta con el laudo de Pimentel, al que se sometieron voluntariamente, aunque hayan visto reducidas su horas de trabajo, acercándose así a los estándares europeos).
Tras todo ésto me gustaría, a modo de conclusión, extraer varias conclusiones:
Todo aquél que hace una huelga no lo hace por gusto o por joder al personal, defiende lo suyo.
No nos damos cuenta de como funcionan ciertos servicios, con sus fallos y sus posibilidades de mejora, hasta que los trabajadores, por lo que sea, dejan de cumplir con sus cometidos. Esto es más importante de lo que pudiera parecer. El extendido bulo de que la privada funciona mejor, lleva a desprestigiar lo público, pero cuando, por lo que sea, estos servicios públicos fallan nos damos cuenta de que los necesitamos como el comer. A ésto le dedicaré una entrada completa un día de éstos.
Bajo el concepto de país, patria, marca España o chorradas abstractas, se oculta una visión obscena de la vida del ciudadano, que, parece ser, debe estar sometido al bien común, que, casualmente, suele coincidir con el de los empresarios. Me gustaría, yéndome un poco del tema, realizar un inciso. Ayer escuchaba que la nueva ley de pensiones, ésa por la que vamos a recibir de media un 8% menos de pensión, iba a ahorrar al país un 3% del PIB, palabras de la O.C.D.E. No sé quién sería el pedazo gilipollas que utilizó el término país y ahorro, pero, querido gilipollas, el país no existe, existen los ciudadanos que conforman un país y éstos, nosotros, vamos a perder una parte significativa de nuestras pensiones de jubilación. El país no ahorra nada, pues somos nosotros, los que un día veremos menguadas nuestras pensiones, los que con nuestros impuestos contribuimos a que funcione lo que tu llamas país. Lo que, entrañable gilipollas, se va a conseguir es empobrecer, aún más, a los pensionistas o al menos a una parte de ellos, por que si, querido tonto del culo, si tú eres español, cuando te jubiles, abandonando la O.C.D.E. y demás chollos varios, no vas a tener problemas con tu pensión. Me jodería un montón que ese ahorro fuera destinado a subvencionar empresas, a emprendedores varios y organismos tan ineficaces como la O.C.D.E. (que la crisis ni la vio venir, ni tan siquiera la intuía y de las previsiones que realizan, mejor no hablamos), quitándoselo a personas que realmente lo necesitan. Perdón por el inciso.
Ahora sí que termino. Siento el calentón último. Miento, no lo siento.
Dejo un enlace, relacionado, en cierta medida, con lo último que he explicado. El título es esclarecedor: Sólo la gente corriente paga impuestos.


Un saludo.

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