Hoy no tengo mucho que contar, pues las imágenes van a hablar por mi.
Los seguidores de este blog conocen mi visión del mundo infantil, también del adulto, respecto a las etiquetas. Una vez más trataré el tema de la etiquetación, interesada y criminal en muchos casos, que sufren millones de niños en el mundo, por no ser como el resto (curiosamente los niños etiquetados son legión, y uno empieza a considerar que el concepto de normalidad es cada vez más anormal).
Sobre el beneficio que la industria farmacéutica y ciertos médicos consiguen con este negocio me remito a los comentarios que Miguel Jara, su página se puede encontrar a la derecha en este blog, realiza continuamente al respecto, con ingentes datos que demuestran lo inhumano de este negocio.
Lo que resta de entrada está estructurado de la siguiente manera:
Un vídeo, de corta duración, que contrapone las etiquetas a actitudes humanas apreciadas por todos.
Un segundo vídeo, también de corta duración, sobre los efectos de los medicamentos usados para normalizar a los niños sobre éstos.
Por último, un documental de casi una hora de duración, emitido por Documentos TV hace tiempo, que deja a las claras los efectos de dichas sustancias sobre los niños y el desconocimiento, por parte de los propios profesionales sobre la utilidad real de los medicamentos. Sé que el vídeo es largo, pero, aunque sea visionándolo a ratos muertos, creo que el lector tendrá una visión clara y descarnada.
Me gustaría concluir con algo que me dijo un profesor que tuve cuando comencé a estudiar Psicopedagogía: "cuando se examina a un niño se deben evaluar los puntos fuertes y los débiles del mismo". Evidentemente, añado yo, el negocio consiste en explotar los puntos débiles, o presuntos puntos débiles del niño, obviando todo aquello que el niño tiene positivo, que también forma parte de su persona.
Me gustaría concluir con algo que me dijo un profesor que tuve cuando comencé a estudiar Psicopedagogía: "cuando se examina a un niño se deben evaluar los puntos fuertes y los débiles del mismo". Evidentemente, añado yo, el negocio consiste en explotar los puntos débiles, o presuntos puntos débiles del niño, obviando todo aquello que el niño tiene positivo, que también forma parte de su persona.
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