martes, 1 de febrero de 2011

NUEVOS TIEMPOS PARA LA MÚSICA

Tras la aprobación de la ley Sinde (personaje de opereta, que en cierta forma me recuerda a Max Estrella), bien es verdad que maquillada y un poquito mutilada, uno tiene la impresión de que en este gobierno del PSOE de las JONS, la política de crear malos (bien sean colectivos o directamente los ciudadanos) y perseguirlos sigue su curso. Como era de esperar los malos no los encontraremos entre los que se llenan los bolsillos con el dinero de todos, o entre los que pugnan por mantener su esquema de negocio pese a quien pese (en el fondo, a pequeña escala, es un reflejo de la política del gobierno en estos últimos tiempos. Política que no profundiza en las causas del desastre económico- en el caso de la ley Sinde en lo desacertado de un modelo obsoleto- si no que trata de mantener el status quo a costa del ciudadano, que es el pagano último de todo ello). 
Hace tiempo escribí sobre el tema de la ley Sinde y, creo recordar que fue de Xavier,  recibí un comentario donde rebatía, justamente, mis alegaciones. Dicho comentario, en él que exponía su situación, quería vivir de la música, optando por la independencia respecto a las multinacionales, me hizo reflexionar al respecto (esa considero que debe ser la finalidad de este blog).
Sigo considerando que en todo este asunto, el de los derechos de autor, existe un trasfondo mafioso. Unos tipos que intentan idiotizar a la sociedad mediante una oferta musical, cinematográfica y, a veces, literaria, en general de baja calidad, que suple la baja calidad de lo ofrecido al ciudadano con unas campañas agresivas de publicidad que por saturación nos hacen, o al menos eso pretenden, que bajemos la guardia ante semejantes bodrios, se quejan de que no obtienen todos los beneficios deseados. Están en su derecho, como yo de quejarme amargamente de tener que escuchar por narices a algunas de sus apuestas musicales (cuando escucho la voz estomagante de Dani Martín, en sitios inimaginables sobre los que no tengo control, me entran ganas de volver al psiquiatra y perdirle más Esertía, Diazepam y todo aquello que se le ocurra recetarme para apaciguar mis ansias suicidas), es todo cuestión de prioridades.
Pero obviamente, no conozco a Xavier ni su música, aunque si que me dejó claro que su caso  no  es el de estos musicuchos que están ahí por interés, por supuesto económico, de las multinacionales., más bien se trata de una necesidad de vivir de algo que le llena, evitando entrar, creí entender que de manera voluntaria, en los cauces  de las multinacionales del sector. Es entonces cuando uno se pregunta: ¿si, en cierta forma, estáis arrinconados por el sistema, llamémosle oficial, imperante, qué perdéis explorando nuevas posibilidades de promoción que, de paso, ayuden a desmontar la mafia en el que se ha convertido el mundo en el que te mueves? Es más, si tú me envías un enlace donde se pueda escuchar tu música (estoy hablando de algo que consideres legal y que esté colgado en la red de forma promocional) yo estoy dispuesto a publicarlo en este blog (espero que me sigas leyendo habitualmente y lo tengas a bien) y, por supuesto, no te voy a cobrar un chavo por ello. ¿Qué ganas? Que te conozca más gente, tal vez no mucha más, pero, al menos, te vas a ahorra un dinerillo en promoción. ¿Qué te segurirán pirateando? Seguro, pero se te abre la posibilidad de ser conocido por gente y, si estas mismas personas consideran que tu música es buena, es posible que empiece a funcionar el boca a boca, tendrás más seguidores y, tal vez, la posibilidad de algún concierto más. En el fondo es publicidad gratuita, aunque su efecto sea limitado es un intento de darse a conocer por más gente, saltándose el rígido corsé establecido por el sistema.
Te voy a contar una historia personal que tal vez pueda ilustrar algo sobre los diversos cauces que pueden llevar a un grupo, escritor, autor a triunfar. Hace más de una década uno frecuentaba un bar ya desaparecido de Valladolid donde preparaban los mejores carajillos y gin-tonics de la ciudad.  El dueño, un tipo mayor, se aficionó, casi casi obsesivamente, a una canción que a mi también me resultaba muy atractiva. Dicho tema sonaba una y otra vez en su local, para deleite del que suscribe. Debo reconocer que en el único sitio que oía esa canción era en el Nanas (nombre del bar en cuestión), no había manera humana de escucharlo en ningún otro sitio. Pasados unos meses, parece ser que a raiz de un anuncio, no lo recuerdo bien, el tema se hizo muy famoso, apareciendo en todos los medios. ¿Cuál es el tema? La flaca de Jarabe de Palo. Creo recordar que dicho tema no accedió por los cauces normales a los medios. No fue necesario que nos bombardearan las multinacionales con él, simplemente gustó tras escucharse creo que en un anuncio. Sin embargo el tema existía desde mucho antes, como te he dicho, pero estaba para solaz de unos pocos que, vete tú a saber como, habían accedido a él. Lo importante es darse a conocer, no importa como, si la calidad existe en la obra, hay público para ella.
Además, si me sigues leyendo, te recomiendo que reflexiones sobre el siguiente enlace de un autor, escritor para más señas, que vive exclusivamente de su obra y que analiza el tema desde un punto de vista que tal vez te proporcione alguna nueva idea o, por qué no, directamente rechazo, estás en tu derecho. El enlace es:


Un saludo.
P.D.: una compañera y amiga del trabajo tiene un hijo que toca en un grupo al que un fulano, representante de la SGAE para más señas, le cobró 600 euros por tocar versiones. ¡Ah, se me olvidaba! Los chavales están empezando y, por ejemplo, por ese concierto no cobraban nada. Para mi eso es piratería y putear al "compañero" músico que empieza. Un saludo para mi compañera y amiga y me alegro de que no sacaras los ojos al de la SGAE, aunque tuvieras ganas, todas las criaturas, hasta las más infectas, tienen derecho a la vida.

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