sábado, 8 de enero de 2011

INTOXICADOS POR LA PASTA

Parece ser que en Alemania, ese país ejemplo de seriedad, se han tenido que cerrar en los últimos días más de 5000 granjas, por problemas derivados de la alimentación de los animales. Se ha constatado la presencia de bioxinas, que, casualmente, según algunos expertos no son perjudiciales para el ser humano.
El problema parece venir de largo, se habla de varios meses, pero no ha sido hasta este momento en que se ha decido la actuación. Las causas de tal demora las deconozco, pero es obvio que la decisión actual podía y debía haber llegado antes. 
Esto podría considerarse un error fortuito, bien en la empresa suministradora, bien en la administración correspondiente o, en el peor de los casos, en ambos ámbitos, pero la realidad sigue siendo tozuda. Es la segunda vez que la empresa causante de la problemática tiene problemas con la comida sumnistrada a las explotaciones agrícolas. Es la segunda vez en muy poco tiempo, para ser más exactos, que los productos de esa corporación industrial no son adecuados para le consumo de los animales, que a su vez vamos a consumir nosotros.
El lector podrá pensar que es un caso aislado en un mundo donde el control de los estados a las corporaciones es estricto, especialmente a lo referido al consumo de alimentos y de todo lo referido al mantenimiento de nuestro hábital. Pero no. Una vez más la realidad escupe una realidad tremenda y desoladora. El vertido de la plataforma de BP, o de quien narices sea (ahora todo son subcontratas de la subcontrata de la subcontrata), parece ser que estuvo generado por una cierta laxitud, por llamarlo de alguna manera,  por parte de BP, de las subcontratas (curiosamente una de ellas es de las que más tajada sacó de la Guerra de Irak) y de la administración estadounidense. Es decir, el desastre ecológico y económico (no olvidemos que todo se desarrolló en zonas de pesca, entre otras cosas) generado por la plataforma petrolífera se podría haber evitado con un mayor gasto y, por supuesto, un mayor control de la administración estadounidense. 
De estos dos ejemplos, podríamos ocupar esta entrada con muchos más, pero sería redundar en un argumento suficiemente expuesto, podemos extraer unas conclusiones meridianamente claras:
  1. Como creeemos lógico, no sé bien porqué, las empresas tienen un único objetivo: ganar dinero, no importando como se consigue.
  2. Las administraciones públicas son tanto más laxas en su control cuanto mayor es el poder de la industria a la que tiene que evaluar.
  3. La falta de escrúpulos genera grandes ingresos.
Lo curioso es que ningún gobierno tiene interés especial en acabar con estas situaciones. La creación de empleo es el objetivo básico, lo cual es muy loable y justo, pero con toda seguridad muchos de esos empleos se crearían igualmente si las administraciones y los gobiernos que dicen representarnos tomaran las medidas preventivas adecuadas para no tener que paliar desastres. 
Personalmente uno agradecería bastante que las cosas sucedieran de esta forma y nuestro hábitat, que se expresa, aunque no sepa hablar, también se sentiría agradecido.
Un saludo.

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