miércoles, 26 de enero de 2011

LIBERTAD (I)


Debo reconocer que la entrada de ayer intentó ser una especie de prólogo de la de hoy.
Como dije en alguna entrada anterior, quiero que este blog se convierta en algo muy personal, no mediatizado continuamente por la actualidad, aunque sé que es casi imposible. Me interesa más explorar mis estados de ánimo y transcribir cuales son mis preocupaciones y mis ocupaciones mentales. Evidentemente, esta bitácora debería ir fluctuando en función fundamentalmente de mis estados de ánimo y a eso es a lo que aspiro.
En estos momentos, como el lector habrá comprobado, mi mayor preocupación es el ser humano y las relaciones que establece con el mundo que le rodea, fundamentalmente con el resto de personas de su entorno más o menos próximo. Deseo despojar, en la medida que sea capaz, al hombre de todos los artificios innecesarios, tal vez sea más correcto decir secundarios, para alcanzar una vida medianamente plena. Es en este ámbito donde surge el tema entre los temas: la libertad del ser humano y la libertad en el ser humano.
Abordando el primer punto, la libertad del ser humano, creo conveniente explicar que, desde mi perspectiva, la libertad es algo consustancial a su existencia. Tal vez, al menos a priori, las únicas limitaciones a este hecho sean los condicionantes biológicos: necesidad de alimentarse, de beber, de descanso y de algunas otras menos evidentes, esas que Maslow definió en su pirámide: necesidad de afecto, de amistad… Pero incluso en estas necesidades apremiantes para nosotros podemos elegir en cierta forma: demorando la comida (especialmente los habitantes de los países más ricos), eligiendo amigos…
Tal vez el punto más peliagudo sea el segundo, la libertad en el ser humano. Con este enunciado me refiero a la posibilidad real de libertad plena de la persona. Sería ilusorio defender que el homo sapiens puede hacer lo que le venga en gana, básicamente por dos motivos: las condiciones sobre las que tenemos que elegir nos suelen venir impuestas y, en segundo lugar, el ser humano es incapaz de valorar todas y cada una de las posibilidades reales que le ofrece la vida. Me explico. Imaginemos nuestra vida como un videojuego en el que nosotros tenemos que construir nuestra existencia en base a decisiones, a nuestra libertad de decidir. Observaremos algo tan curioso como que las opciones que nos puede ofrecer el videojuego son muchas más de las que nos ofrece nuestra vida, pero aún siendo mayor el número de posibilidades sobre las que elegir, éstas no dejan de ser un número finito de ellas, existiendo muchas más, una variedad inmensa de circunstancias, muchas de ellas inimaginables por el ser humano. Es decir, aún teniendo capacidad  total para decidir, para controlar nuestro entorno, creo que seríamos incapaces de valorar todas las opciones posibles.
Entonces ¿qué coño es la libertad? Lo más plausible es algo tan simple como que cuando utilizamos la palabra libertad nos referimos a la capacidad de elegir entre diversas opciones.
Visto así la maravillosa palabra libertad, que tantas revoluciones y anhelos ha teñido de legitimidad y esperanza, no es nada del otro mundo. Bien pensado, nos pasamos la vida eligiendo. Precisamente eso, que en muchas ocasiones hacemos de manera tan mecánica como andar o respirar, es una de las cosas más fantásticas que posee la especie humana, posiblemente junto con el lenguaje y la teoría de la mente. Ser conscientes de la posibilidad de elegir entre varias opciones nos convierte en humanos, nos diferencia de la abeja especializada en diferentes menesteres, sin capacidad electiva al respecto, o de cualquier planta. Pero además podemos añadir un matiz importante, a veces olvidado, que nos separa aún más de cualquier otra especie, la posibilidad de “crear” elecciones posibles. La reflexión, la experiencia o la combinación de experiencias, vividas en primera persona o conocidas a través del lenguaje, nos permite pergeñar nuevas opciones, en un principio no visibles o identificables.
Creo que por hoy es bastante, aunque queden algunos de los aspectos más atractivos de lo que supone la libertad. Pero mañana, si así lo elijo, seguiré desgranando nuevos aspectos ligados a la fantástica palabra, que representa una aún más maravillosa acción, libertad.
Un saludo.

1 comentario:

sara.r.s dijo...

El tema de la libertad siempre ha sido bastante interesante para mí, pero la verdad es que a veces me he hecho la misma pregunta: ¿somos realmente libres para elegir?. La posibilidad de que existan varias opciones de elección no significa que podamos elegir siempre la que queramos en cada momento. Nos dejamos embaucar por las circunstancias en muchas ocasiones.
Y estas circunstancias no nos hacen libres precisamente.