jueves, 4 de noviembre de 2010

GREMIOS DE AYER Y HOY

Hace unos días, en un programa de humor, asistía atónito a como Juan Manuel de Prada elogiaba el mundo gremial, contraponiéndole con nuestro actual sistema productivo. La sorpresa no fue que el zamorano loara el mundo gremial por permitir al individuo empezar y concluir el producto trabajado en cuestión, cosa que no hizo, más bien se debía a que la alabanza iba dirigida a un mundo perdido, donde los valores??? estaban por encima del dinero. No sé de donde sacó el escritor tal afirmación, imagino que de su mente, pero no puede haber nada más lejos de la realidad. La gente trabajaba por dinero, como ahora y entrar en ese mundo era terriblemente complejo. Básicamente por una cuestión de supervivencia económica, había que controlar el número de maestros para que el mercado no se saturara de profesionales.
Independientemente de cuestiones más o menos técnicas, la afirmación de este tipo me sirvió para hacer una reflexión sobre el asunto, reflexión seguramente rara e incoherente, que expongo a continuación.
El mundo gremial se caracterizaba por ser un sistema rígido, donde el aprendiz debía superar un largo y arduo proceso de formación en espera, si era el caso, de ser nombrado maestro y poder poseer su propio taller de lo que fuere. En otras palabras, la formación la proporcionaba el maestro, que a su vez se aprovechaba de ello, y tras un proceso largo el aprendiz pasaba un "examen" donde se valoraban sus conocimientos.
Curiosamente, uno tiene la impresión de que ésto no ha variado tanto (tal vez la posibilidad de elegir gremio es lo que más mutado, aunque esto no siempre es real). En la actualidad, el taller se ha convertido en el sistema educativo, especialmente la Formación Profesional y la Universidad (más aún con el Plan Bolonia). Actualmente el proceso de aprendizaje está pagado por las familias de los alumnos y por la sociedad. La hiperespecialización del trabajador hacia la que caminamos, no difiere en exceso de esa preparación para realizar una labor específica que existía en los gremios, al menos desde mi punto de vista. 
Cuando el período de formación académica concluye el individuo, si tiene suerte, pasará por una especie de proceso de aprendizaje en la empresa. Dicha empresa se beneficia, al menos durante dos años, de unos estímulos fiscales por contratar al teórico aprendiz. Curiosamente, el contratador se beneficia, igual que en la etapa gremial, de una mano de obra más barata, que al cabo de un mes  ,dos a lo sumo, está en disposición de realizar la mayoría de  tareas encomendadas con un alto nivel de eficacia. 
Tras todo este período, si hay suerte, se produce una especie de aprobación formal de sus capacidades, se le propone un contrato indefinido, que se asimila, en cierta forma, al título de maestro de los gremios.
En definitiva, sólo dos detalles separan al mundo gremial del actual mundo industrial, por lo menos para el  trabajador: la teórica posibilidad de elegir perfil profesional por parte del aprendiz y que el trabajador, actual habitualmente, no es capaz de controlar más que una parte del proceso de elaboración del producto final a diferencia del mundo gremial, donde el producto, el curtido o lo que fuere es realizado por el taller desde el principio hasta el final. Este último aspecto no siempre es cierto. La elaboración de productos de alto coste  y alta calidad suele ser manual (como ya escribí en mi anterior blog) y el artesano controla gran parte del proceso de elaboración, saltándose las reglas impuestas por los propios capitalistas para los productos consumidos por el resto de mortales. Traducido al cristiano, el sistema gremial sigue funcionando para aquello que les interesa a los que manejan el actual sistema productivo.
Tal vez, todo sea una paranoia mía, no lo sé. Pero creo que las cosas no han variado tanto, al menos para los trabajadores. Sería absurdo, por otra parte, negar que para un empresario, sí que han variado muchas cosas, especialmente la cantidad de dinero que ha de invertir para montar una empresa, debido al alto coste de la maquinaria. Este aspecto ha generado, a su vez, otros cambios como la forma y las entidades que prestan dinero. Pero eso es tema que, tal vez, trate otro día.
Un saludo.

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